La industria sigue atravesando un mal momento. En los últimos años han tenido que echar el cierre más de 6.200 talleres, y las asociaciones del sector culpan directamente a los talleres ilegales, a la competencia desleal que amenaza su negocio y, como cualquier otra actividad fuera de los registros contables, evade a las arcas públicas cantidades millonarias por los tributos que todo profesional, todo hijo de vecino, debe pagar. Pero, ¿son culpables únicamente los talleres ilegales? ¿no se esconderá detrás de estas cifras una problemática incluso mayor para nuestras carreteras?
ANFAC y GANVAM se atreven incluso a darnos cifras. Hablan de más de 10.000 negocios de postventa ilegales, fuera de las reglas del mercado, sin el control de Industria y Consumo y sin cumplir con las leyes de Hacienda y la Seguridad Social. Nos dan más datos. La cifra de negocio sumergido anual es tan redonda como la del número de negocios que os dábamos anteriormente, mil millones de euros anuales.
Eso significa que más de un 10% de los ingresos del sector se corresponden a operaciones de la industria sumergida, lo que coloquialmente todos conocemos como dinero negro.
¿De verdad toda la culpa es de los talleres ilegales?
Con las cifras que tenemos en nuestras manos, es cierto que la postventa de automóviles ha perdido en España más de 3.500 millones de facturación al año entre 2007 y 2013. El número de talleres también se ha visto reducido, aunque en menor medida, de los cerca de 50.000 que había en 2007 se ha llegado a 43.300 locales legales en 2013.
El hecho de que existan talleres al margen de la ley, no nos extraña. No hay sector que se libre de la evasión fiscal, aún menos de la competencia desleal. Ni tampoco nos sorprende que existan clientes que estén dispuestos a sacrificar su seguridad o la longevidad de su automóvil por ahorrarse unos euros, recurriendo a talleres que al no cumplir con las normas más básicas de un negocio y de la regulación del sector, ¿qué garantías podrán ofrecerte en una reparación?
Pero, más allá de los sospechosas que resultan cifras tan redondas, tan exactas, sobre un tema ilícito en el que, como es lógico, no existe un censo de talleres ilegales, ¿acaso nos estamos olvidando de otras razones que han podido llevar a los talleres españoles a esta situación?
Otros culpables: la antigüedad del parque y la proliferación de talleres no oficiales
Que el parque automovilístico español haya envejecido tanto en estos años, es una de las causas que GANVAM apuntaba más podrían haber perjudicado a la postventa en nuestro país. Aunque parezca un contrasentido, los vehículos más antiguos no son los que dejan más ingresos a un taller, sino modelos relativamente jóvenes, más sofisticados, con averías más caras que sus propietarios siempre se apresuran a solucionar. Un vehículo antiguo, con más de cinco años, generalmente se ve sometido a reparaciones menores y, tal y como cita GANVAM, en tiempos de crisis solo las imprescindibles.
Desde 2007 el número de vehículos con menos de cinco años se ha reducido prácticamente a la mitad, mientras que los vehículos más longevos han aumentado un 27,1%.
Otro dato muy a tener en cuenta. Tanto las reparaciones, como las revisiones técnicas periódicas, pueden llevarse a cabo en cualquier taller, legal, por supuesto, sin perjuicio de la garantía que nos ofrezca la marca y no solo en los talleres oficiales de los concesionarios que distribuyen los vehículos. Es cierto que muchos conductores aún desconocen esta normativa, pero también que mucha gente ha comenzado a recurrir a otro tipo de talleres en los que las operaciones de mantenimiento y reparación les resultan más económicas.
Lo más preocupante, conductores que ahorran en seguridad
No negaremos que existan talleres ilegales; ni tampoco que los talleres oficiales de las marcas, que en el fondo representan un alto porcentaje de los ingresos de un concesionario, están lidiando con demasiadas batallas a la vez.
Si lo mencionado anteriormente te parece preocupante, la verdadera alarma social debería estar precisamente en que por nuestras carreteras, no solo se mueven cada vez coches más antiguos – y no, no hablamos de clásicos, sino de ese 6% que según la DGT no ha pasado la ITV en los últimos meses – sino también coches más deteriorados. En tiempos de crisis, las primeras partidas en las que los consumidores comienzan a ahorrar son aquellas que no consideran imprescindibles y en muchos casos, por desgracia, el coche es una de ellas.
Hace poco el RACE advertía que los españoles han reducido considerablemente el gasto en mantenimiento y reparaciones. No todas las reparaciones, ni las labores de mantenimiento de un automóvil, ponen en riesgo la seguridad, pero sí muchas de ellas.
Y en estos momentos de crisis no solo hemos visto como las ventas caían irremediablemente, sino también como muchas familias tenían dificultades para mantener su coche. Y ese, en mi opinión, es el verdadero drama de esta historia, que por ahorrarnos unos euros, estemos poniendo en riesgo nuestras vidas y las de los demás.
Más información:
Nota de prensa
Informe de ANFAC y GANVAM sobre la erradicación de los talleres ilegales
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