Niki Lauda, tres veces campeón del mundo —1975 y 77 con Ferrari, y 1984 con McLaren—, pasa por ser uno de los mejores conductores de la historia de nuestro deporte mientras estuvo en activo, pero también, por uno de los personajes del paddock que menos pelos tienen en la lengua, como se demostró en la reciente entrevista publicada por El País [«Ferrari ha hecho un coche de mierda»], en la que no mostró ningún reparo a la hora de tildar de porquería de coches, precisamente al MP4/29 de McLaren y F14-T de Ferrari.
Desde su puesto de Non-Executive Chairman en Mercedes AMG, equipo que en la actualidad domina con mano de hierro el campeonato mundial de Fórmula 1 de 2014, alguien no avisado quizás esperaría que el expiloto austriaco hubiera medido mejor sus palabras en lo referente a la descripción de sus rivales, pero desde luego no fue así y ante el malestar provocado en Woking y Maranello, y muy posiblemente también en Brackley, sede de la escudería de las flechas de plata, Niki Lauda matizaba ayer sus palabras explicando que en el caso de McLaren, se refería concretamente a que disponiendo de la misma unidad de potencia que utilizan los W05 de Lewis Hamilton y Nico Rosberg, los resultados en pista del MP4/29 son a todas luces muy inferiores; y en el de Ferrari, que las prestaciones globales del monoplaza italiano lo convierten en un vehículo bastante lento.
Tras las matizaciones, el tricampeón mundial pedía disculpas públicas a las dos escuderías con las que precisamente consiguió sus 3 títulos, por si sus palabras habían sido malinterpretadas, informando también de que había intentado ponerse en contacto telefónico con Luca Cordero di Montezemolo para pedírselas personalmente, pero sin haberlo conseguido.
Como decíamos antes, Niki Lauda es ampliamente conocido por su egocentrismo, sus constantes alusiones al periodo de convivencia que tuvo con Alain Prost, por supuesto a sus habituales meteduras de pata verbales y también por su peculiar forma de salir airoso posteriormente, actitud en la que encajarían estas palabras que hemos conocido hoy mismo: «Me he dado cuenta en Hockenheim que Ferrari está en progreso y estoy maravillado con los duelos que ha protagonizado Fernando Alonso.»
Sea como fuere, el Non-Executive Chairman en Mercedes AMG, a quien la película RUSH acercaba el año pasado al público más joven y quien durante los actos de celebración del retorno a la Fórmula 1 del Gran Premio de Austria, no mostró inconveniente alguno en subirse a un Ferrari T2 de 1977, es una figura indispensable sin la cual, la Fórmula 1 resultaría menos comprensible y sin duda, mucho menos divertida.
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