Siguiendo con el particular repaso a las escuderías que estamos realizando desde Diariomotor y ya con los datos del Gran Premio de Hungría en la mano, toca visitar a la cuarta clasificada en el Mundial de Constructores hasta este sábado pasado —tras la cita magiar, se sitúa en tercera posición al haber superado a Williams—, Ferrari, escudería que había depositado muchas esperanzas en el campeonato 2014 y al estreno de nueva normativa que traía consigo, pero que desgraciadamente no ha visto colmadas sus expectativas sino muy al contrario, se ha enfrentado a una sesión complicada que ha supuesto un auténtico seísmo en Maranello.
La italiana forma parte junto a Mercedes AMG de los equipos punteros de la parrilla que han diseñado conjuntamente el chasis y la unidad de potencia de sus monoplazas para esta temporada, toda vez que el tercero, Red Bull, mantiene una estrecha vinculación con Renault pero no goza del nivel de interdependencia que disfrutan Maranello y Brackley. Esta y no otra es la razón de que ante los pobres resultados obtenidos en las primeras carreras de la temporada, en Ferrari comenzaran a rodar cabezas con Stefano Domenicali como gran chivo expiatorio y responsable de lo ocurrido estos últimos años.
A Stefano Domenicali le sustituía Marco Mattiacci, un hombre que se hacía cargo de La Scuderia a partir del Gran Premio de China y que tras valorar la situación comenzaba a proponer cambios fundamentalmente en el área de los propulsores, auténtico Talón de Aquiles del comportamiento en pista del F14-T, coche que ha adolecido de una insuficiente tracción y estabilidad en curva y de un pésimo tratamiento de gomas, que a la postre han supuesto al equipo una enorme sangría de puntos que de no ser por la presencia de Fernando Alonso, seguramente habría situado a la de Il Cavallino Rampante en la actualidad, en puestos inferiores en el Mundial de Marcas toda vez que hasta ayer mismo, la italiana se ha visto incapaz de contrarrestar el potencial de la UP de Mercedes-Benz y la delicada y eficiente aerodinámica proyectada en Red Bull para su RB10.
A este cuadro repleto de tensiones internas y presiones externas, hay que sumar también la inadecuada adaptación al F14-T de Kimi Raikkonen, piloto que como sabemos de sobra requiere de los vehículos que conduce una estabilidad global que el coche italiano no le ha sabido dar. Los frenos brake by wire, el excesivo consumo de gomas y otras circuntancias que atañen al apartado electrónico de los ERS de la UP Type 059/3, han complicado en exceso la vida del conductor finlandés, que no ha podido o sabido responder con la suficiente rapidez, viéndose obligado la mayoría de pruebas transcurridas, a batallar por sobrevivir en el medio del pelotón.
Sea como fuera y a pesar de que el Gran Premio de Hungría debe ser entendido para Ferrari en su contexto, ya que como hemos mencionado estos días pasados la aerodinámica en Hungaroring así como sus peculiaridades como circuito penalizaban sobre el papel las posibilidades de Williams y Red Bull, hay muestras de reacción en el seno de La Scuderia, lo que nos pone en que a partir del Gran Premio de Bélgica y hasta que termine la temporada en Abu Dhabi, la italiana va a tener que concentrar sus esfuerzos en superar a una inteligentísima Williams y tratar de hacer lo propio con Red Bull, toda vez que plantar cara a Mercedes AMG parece de todo punto de vista imposible.
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