Exclusividad, ese es la idea que parece estar cada vez más alterada en los modelos de Porsche. El imparable crecimiento de Porsche como constructor automovilístico está aportando importantes beneficios a Porsche, y al Grupo Volkswagen por ende. Sin embargo, cada vez parece estar más cercano ese punto de no retorno donde la ambición por superar su volumen de producción y beneficios, dinamite la imagen de marca de Porsche como firma exclusiva y deportiva. La imagen de Porsche resiste por ahora la realidad de un fabricante cuyo negocio está cada vez más lejos de los deportivos de toda la vida, pero lo que no sabemos es si esta idea se mantendrá a lo largo del tiempo.
La realidad de Porsche está en los SUV
Como muestra de hacia donde pretendo dirigir esta redacción, nada mejor que echar mano de los datos de producción de Porsche durante el pasado año 2013. De un acumulado total de nada menos que 162.145 unidades, 84.205 de estos Porsche correspondían al SUV de referencia del mercado, el Porsche Cayenne, nada menos que 51,9 % del total de la producción anual, lo cual supera con creces las cifras de producción de los Porsche 911 (30.205 unidades), Porsche Cayman (10.475 unidades) y Porsche Boxster (15.229 unidades). El Porsche Panamera también goza de buenos números, pues ocupa la tercera posición con un total de 22.032 unidades producidas.
¿Son malos los números de Porsche? Todo lo contrario, son números envidiados y codiciados por todos los fabricantes que se dedican al negocio del automóvil, y más cuando Porsche cuenta con un beneficio por unidad de entre el 17 y el 19%. El mejor de toda la industria y con diferencia.
La problemática es que el Porsche Macan va camino de firmar otro boom de ventas apostando por una fórmula a escala del éxito cosechado por el Cayenne. Los objetivos de alcanzar las 200.000 unidades para 2018 serán cumplidos con creces entre 2015 y 2016, y todo ello con un futuro donde Porsche podría presentar una berlina de acceso por debajo del Panamera para seguir creciendo en volumen de ventas y ganancias comerciales.
Si atendemos a los informes de calidad y a los planes de Porsche, el asombroso crecimiento del fabricante no está reñido con la calidad de sus productos, destacando siempre en los estudios de satisfacción de los clientes como los que realiza J.D. Power. La pregunta del millón es si esta política se puede mantener a medio-largo plazo sin dañar la imagen de Porsche, recordemos que su principal oficio es “fabricar deportivos”, o caer en una falsa exclusividad con volúmenes de producción muy por encima de sus rivales.
¿Se puede ser exclusivo fabricando 200.000 unidades anuales?
Firmas como Ferrari o Maserati ya han decidido limitar su producción, no su margen de beneficio, para mantener el aura de exclusividad de sus modelos y apostar por un fórmula de ventas más personalizada. Los números de Porsche viajan hacia el lado más opuesto de esta propuesta, dejando en el aire si Porsche viaja hacia un cambio de identidad o una nueva forma de entender todo esto de construir coches. De un modo u otro, lo que no hay que olvidar es que el Porsche Cayenne es el culpable de que la saga 911 siga con vida.
Fuente: AutomotiveNews
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