Últimamente nos hemos acostumbrado a hablaros de la nueva Mercedes-Benz, de cómo ha cambiado esta marca, de toda una oleada de productos que a todos nos han ilusionado. Hemos repetido hasta la saciedad eso de algo está pasando en Mercedes. ¿Pero qué sucede con aquellos productos que esperas no cambien nunca? ¿Cómo ha trabajado la marca de Stuttgart para satisfacer al cliente de siempre y estar a la última? Hasta hace nada, cuando modelos como el CLA y el GLA no eran ni tan siquiera un proyecto, sus berlinas eran las más codiciadas, los productos que hacían que sus cuentas cuadrasen a fin de año. Hasta la última generación del Mercedes Clase C, la que acaba de ser sustituida por un nuevo modelo, Mercedes jamás había vendido 2,2 millones de unidades de un único producto. Todo un hito.
Por esa misma razón teníamos muchas ganas de probar la nueva generación del Mercedes Clase C, un emblema de la marca de la estrella.
Y no puedo hacer otra cosa que reconocer que me llena de orgullo y satisfacción probar a este nuevo rey, este káiser alemán de las berlinas de lujo. Saber en definitiva de qué son capaces la gente de Mercedes-Benz cuando de lo que se trata es de preservar lo que todos esperamos de sus productos. Y por si no fuera poco, no solo tuvimos ocasión de probar el sedán que aparece sobre estas líneas por nuestras carreteras habituales, sino también de viajar a Frankfurt para probar en primicia el nuevo Clase C Estate, tantear diferentes motores, diferentes líneas y acabados, para obtener conclusiones más que interesantes sobre la elección ideal.
La llegada del Mercedes CLA me generó un sinfín de dudas. El Clase C siempre ha gozado de todas las cualidades que esperas de una buena berlina de Mercedes-Benz, pero el inescrutable paso del tiempo y la llegada de una berlina joven y apuesta, aunque con sus limitaciones, hasta cierto punto podría hacerle sombra al de siempre, al Clase C. Aunque a nivel de precios no estén tan lejos, CLA y Clase C representan dos conceptos totalmente diferentes. Pero seguro que mis dudas fueron compartidas por muchos otros clientes que se acercaron a un concesionario Mercedes-Benz el año pasado y es que el CLA es un modelo objetivamente bello, de esos que, entre tú y yo, entran por los ojos.
Con el nuevo Mercedes Clase C, los de Stuttgart han querido – en cierta medida – tirar la casa por la ventana. Estamos ante un producto muy moderno y tecnológico; superior en sus cotas para mantenerse en la puja con sus rivales y compatriotas; de gran refinamiento, que es el punto en el que Mercedes puede marcar la diferencia con respecto al CLA y a otras alternativas del mercado y, por si no fuera poco, ligero y divertido de conducir.
Si además del lanzamiento de multitud de nuevos productos, esto es lo que está pasando en Mercedes, he de reconocer que me gusta…
El nuevo Mercedes Clase C también entra por los ojos. Desde que con el CLS dieran un golpe sobre la mesa en la categoría de lujo, Mercedes-Benz ha sabido venderse bien, hacer gala de buen gusto con detalles concretos, como acortar el voladizo posterior o suavizar la caída del techo. Esas señas de identidad más propias de un mal llamado coupé de cuatro puertas, están presentes de pasada en este Clase C, pero sin los inconvenientes de CLA o CLS. El nuevo Clase C es cómodo y espacioso, sobre todo lo segundo, en donde el salto con su predecesor es más que evidente.
También he de decir que, en cierta medida, este nuevo Clase C podría entenderse como un Mercedes Clase S en miniatura y, ciertamente, en un vistazo general, un profano podría tener dificultades para diferenciarlos. La línea estética de ambos es muy parecida, aunque evidentemente el Clase C sea mucho más corto y haya detalles inconfundibles, como el diseño de las barras horizontales de la parrilla. Esa sensación de que estamos ante un Clase S en miniatura también la tendremos cuando empecemos a hablar de equipamiento y tecnología y es que, en la medida de lo posible, Mercedes-Benz ha tratado de aprovechar al máximo muchas de las novedades que ya introdujeron anteriormente en su renovado buque insignia.
El nuevo Clase C crece en todas sus cotas. Con 4.69 metros de longitud, es más largo que su predecesor (+95 mm), también más ancho (+40 mm), mientras que su estatura prácticamente se mantiene.
Eso redunda en unas plazas traseras visiblemente más espaciosas, no muy lejos del espacio que ofrece un Audi A4 o un BMW Serie 3, que en su última generación también tuvo su propio salto de gigante en este aspecto. La plaza central sigue siendo un tanto limitada por el espacio que ocupa el túnel central, amén de gozar de menor mullido en base y respaldo. Por supuesto, hay salidas de aire centrales conectadas al climatizador.
Y para conseguir ese salto de gigante no ha sido necesario sacrificar espacio de carga, situándose exactamente en el estándar de su categoría, en los 480 litros de capacidad. Aunque si de verdad quieres espacio, por apenas 1.330 euros más que un sedán tienes el Clase C Estate (el que aparece en la foto superior) que, abatiendo asientos, es capaz de ofrecer hasta 1.510 litros de capacidad y sin abatir asientos se muestra tan espacioso y accesible como ilustra la fotografía superior. Pero de este último prefiero hablaros más adelante.
Mi primer encuentro con el Clase C sucedió tal y como sigue. Mi compañero Víctor Fernández y yo terminamos de realizar la sesión de fotos dinámicas, abro el maletero con el botón del mando a distancia para cargar la cámara y los aperos de fotografía que llevo encima y marcharme y ¡sorpresa! ¿Cómo puede ser tan ligera la tapa del maletero?
La sensación se repite al abrir las puertas, al levantar el capó. Si su predecesor utilizaba en torno a un 9% de aluminio en elementos estructurales y carrocería, en el nuevo Clase C la proporción asciende al 48%, ¡un 24% de todos los materiales utilizados en el ensamblado del vehículo son de aluminio!
Prácticamente cualquier panel metálico que veas desde el exterior es de aluminio, incluyendo las aletas delanteras, el capó, la tapa del maletero, las puertas y el techo. El anclaje de las puertas, su solidez y su capacidad para mantenerse entreabiertas en posiciones intermedias, me convenció para su poco peso. No tanto la tapa del maletero, que transmitía una mayor sensación de fragilidad y un crujido extraño procedente del anclaje de la matrícula que hasta me da vergüenza mencionarlo, puesto que estoy convencido de que se trata de un fallo del anclaje de esta unidad que no se repetirá en otras. Aún así, por 399€, el cierre eléctrico de la tapa del maletero me parece una buena inversión en una berlina de su nivel.
El tono negro de la tapicería de cuero de nuestro sedán de pruebas es elegante, confortable, sublime.
El tono crema es más sufrido, pero bellísimo en combinación con los tonos oscuros del salpicadero y el techo. Aunque nada que ver con los tapizados en cuero grana de un Clase C Estate con acabado AMG Line que pudimos catar, con asientos con todos los ajustes eléctricos y memoria, una gozada.
En calidad, ajustes y materiales, el Mercedes Clase C está a un nivel muy digno, me atrevería a decir que incluso bastante alto. Salvo por algún pero, porque siempre hay algún pero y algún defecto que para nosotros no puede pasar desapercibido. El tacto de los materiales con que se ha revestido el salpicadero, las inserciones de aluminio cepillado, el confort de los asientos de piel y toda una serie de elementos que transmiten tanta calidad, se ven eclipsados por una consola central de plástico en negro piano que desmerece el conjunto.
Aunque a priori, el negro piano brillante es atractivo visualmente, soy de los que a nivel personal detesta esta solución. Mis razones. Primero por esa sensación de que por mucho que lo limpies, siempre habrá una mota de polvo que rompa la armonía. Segundo, porque es un material muy propenso a rayaduras, por el roce de los anillos, por las llaves o por el perfil de tu móvil apoyado encima. Y tercero, porque la solidez que apreciamos en otros elementos en el interior del coche no se ha trasladado a esta consola que presenta algún que otro crujido cuando nos apoyamos en ella.
Nótese que la imagen superior no es del Clase C sedán de la prueba, sino de un Clase C Estate con acabado AMG Line que posteriormente probamos en Alemania.
Definitivamente la consola central en madera en tono caoba es mucho más limpia y atractiva, visualmente y al tacto, que el negro piano del anterior.
Puede que esto para ti no suponga ningún problema. Pero yo sinceramente optaría por alguno de los acabados opcionales en madera que ofrece Mercedes-Benz para esta consola central, están disponibles desde 260€, aunque como mínimo exigen que también optemos por una Línea Exclusive (que entre otras cosas ya añade tapizados simil cuero Artico) y eso elevaría la factura en otros 1.535€.
En definitiva, recapitulando lo que os hemos contado, este nuevo Mercedes Clase C ha mejorado significativamente con respecto a su predecesor, es muy atractivo por diseño, tecnología y confort, y además por su espacio a bordo y en el maletero está a la altura de sus rivales.
Pero eso no es ni la punta del iceberg. En la próxima parte de esta prueba os hablaremos de su lado más tecnológico, más geek, también hablaremos de dinámica, de equilibrio, de como lograr que un coche sea cómodo y a la vez satisfaga nuestras ganas de conducir.
En Diariomotor ya os hablamos de su predecesor: Prueba del Mercedes Clase C [W2014]