Del sabor añejo del diseño del habitáculo de su predecesor, el Mercedes Clase C ha pasado a gozar de uno de los habitáculos más geek, más tecnológicos de su categoría, con permiso de algún que otro irreverente que cumple a base de infoentretenimiento, como el Infiniti Q50. El lujo ahora se entiende con pantallitas estilo tablet instaladas en el salpicadero, cuanto más grandes mejor, iluminación LED de colores e interfaces táctiles que nos recuerden al mouse o al touchpad del ordenador que acabamos de soltar en la oficina. Esa es la nueva filosofía Mercedes-Benz.
No me sorprende. Hace unos meses estaba probando un Mercedes Clase S con nada más y nada menos que 12,3”+12,3” en dos pantallas sobre el salpicadero, incluida una que sustituía por completo el cuadro de mandos tradicional. En el caso del Mercedes Clase C se ha optado por una pantalla fija, de tipo tablet, que sobresale en la parte superior del salpicadero. Aunque inicialmente, de serie, viene equipada con una pantalla de 7”, si equipamos COMAND Online la pantalla crece hasta las 8,4”.
Sobre si la solución escogida para el Clase C es la mejor, o no, habrá discrepancias. Si me pedís opinión, soy más partidario de un sistema plenamente integrado en el salpicadero, que de sobresalir por encima de este sea escamoteable. Pero al menos queda bien integrado y cumple con creces a la hora de facilitarnos su visibilidad, que a fin de cuentas es lo importante.
A partir de ahora, esa pantalla de tipo tablet será tu interfaz para manipular prácticamente todos los sistemas del coche, desde el equipo de entretenimiento, hasta la climatización. Pero al menos nos congratulamos de que Mercedes-Benz no haya eliminado los “accesos directos” en la consola central, que podamos manipular con rapidez el climatizador sin tener que navegar por un menú y otro y perder de vista las indicaciones del navegador en pantalla. Por absurdo que os parezca este ejemplo, está pasando, y la desaparición de los botones en el salpicadero de los coches es ya un hecho.
Como ya os digo, el nuevo Mercedes Clase C es un producto realmente tecnológico. Para manipular el equipo de entretenimiento contamos con los siempre socorridos controles por voz, que en el caso de este coche me resultaron suficientemente precisos como para utilizarlos en plena marcha para órdenes que de otra forma requerirían que parásemos o desviásemos la atención, con el consecuente peligro para nuestra seguridad, de la carretera. Pero Mercedes-Benz ha evolucionado su interfaz de usuario con una solución aún más interesante, una combinación de interfaz giratoria y superficie táctil gestual.
En la consola central, según tenemos estirado el brazo sobre el reposabrazos, nuestra mano se encuentra con una pequeña superficie en color negro piano que nos sirve para manipular el equipo de entretenimiento. Un clic basta para acceder a una función, arrastrar el dedo nos permite navegar por el menú, e incluso podemos dibujar números y letras para introducir el teléfono al que queremos llamar o la dirección a la que deseamos nos dirija el navegador. Esto último, por supuesto, es una función que también ya hemos visto en sus rivales. Bajo esta superficie, y también muy accesible, seguimos contando con una interfaz giratoria, que quizás resulte más precisa, sobre todo hasta que te vas familiarizando con la sensibilidad del panel táctil.
En esa misma consola central nos encontramos con que bajo el reposabrazos existe un compartimento que se abre en dos piezas al accionar un botón. En este compartimento se encuentra la interfaz USB, para conectar un pendrive o recargar la batería del teléfono móvil.
En mis primeros kilómetros no tardo en sentir curiosidad por esa fragancia que despide el climatizador, sutil y nada cargante, pero suficientemente poderosa para que llegue hasta mi colosal naso. Olvídate de ambientadores de pino colgando del retrovisor. Como ya vimos también en el Clase S, el nuevo Mercedes Clase C puede equipar el sistema Air-Balance, al nada módico precio de 464€, que conecta una fragancia al sistema de climatización. Me dirijo a la guantera y ahí está la fragancia del coche, Freeside Mood.
Entre tanto detalle geek siempre hay algún toque retro que te sorprende. El reloj analógico en el salpicadero es muy parecido a la estrellita sobre el capó, Mercedes-Benz te da la opción de prescindir de él, pero si te apetece lo tienes disponible opcionalmente y sin coste añadido.
Tampoco podían faltar las ayudas a la conducción, el control de crucero Distronic Plus, el sistema que advierte al conductor despistado o con sueño Attention Assist, frenada de emergencia automática Collision Prevention Assist Plus, control de ángulo muerto, etcétera, etcétera.
Desde el equipo de entretenimiento también podemos cambiar la iluminación de ambiente con tres tonalidades diferentes, solar, polar y neutro. Por supuesto pasando por caja al comprar el coche, son 304€ más.
Sin más preámbulos, os dejo hasta mañana con la promesa de hablaros de dinámica y motores diésel. También dedicaremos un buen rato a hablaros de una de las versiones que recomendaría a cualquiera que se interese por este coche para viajar, tirar millas a raudales con mucho equipaje, el Mercedes Clase C Estate 2014.
En Diariomotor: Prueba del Mercedes Clase C, ¿cómo evoluciona Mercedes-Benz en aquellos productos que nunca deberían cambiar?