Cuando hablamos de nuevos productos no siempre nos percatamos de que tras estos siempre existe una meticulosa planificación de la producción y un engranaje que debe estar perfectamente engrasado para que la cuestión de fondo, su rentabilidad y el desarrollo de la marca, funcione. Mercedes-Benz ha asistido a la llegada de un despliegue sin precedentes de nuevos modelos. De aquí a 2020 llegarán doce grandes novedades inéditas para la marca, doce productos completamente nuevos y sin un predecesor claro. Esa ha sido precisamente una de las razones que ha llevado a la marca alemana a anunciar un plan de inversiones para sus factorías de 3.000 millones de euros. ¿Por qué era necesaria esta inversión? ¿Qué supondrá para los clientes de la marca?
Un aumento del catálogo tan importante como el previsto por Mercedes-Benz, no siempre tiene que suponer la apertura de nuevas fábricas o una inversión millonaria en infraestructuras. La clave la tenemos en las plataformas compartidas. Si modelos como el Clase A, el Clase B, el CLA, el GLA, y alguno más que está previsto llegue en los próximos años, están basados en una misma arquitectura, todos ellos podrían ensamblarse en una misma línea de producción, capaz de atender con premura a las necesidades del mercado y ajustar a la demanda el volumen que se producirá de cada modelo.
Mercedes-Benz, cuatro arquitecturas para cuatro tipos de producto
Levantar una factoría de la nada para fabricar un modelo completamente nuevo o adaptar las líneas de una fábrica ya existente, es un proceso largo y laborioso, algo que con una estrategia modular de plataformas se simplifica mucho. La gama Mercedes-Benz queda diversificada en cuatro arquitecturas comunes, más una quinta, que podríamos considerarla independientemente, la de la producción de motores y transmisiones:
- MRA: arquitectura de tracción trasera para los Clase C, Clase E y Clase S
- MFA: arquitectura de tracción delantera para los compactos, los Clase A, Clase B, CLA, GLA y muy pronto un CLA Shooting Brake
- MHA: arquitectura SUV para los Clase M, Clase R, Clase Gl y Clase G
- MSA: arquitectura de deportivos para los SL y SLK. El nuevo Mercedes AMG GT no quedaría integrado en esta y su producción la lleva a cabo en exclusiva Mercedes-AMG en Affalterbach (Alemania)
Para adaptarse a los cambios, la fábrica de Sindelfingen recibirá más de 1.000 millones de euros, la fábrica de motores y transmisiones de Untertürkheim otros 1.000 millones de euros y la fábrica de Bremen otros 750 millones de euros.
¿Por qué un Clase B eléctrico y no un producto completamente nuevo como el BMW i3?
También habrá cambios en la fábrica de Rastatt, la cual ya se ha adaptado para producir el Clase B Electric Drive junto con su homólogo con motores térmicos. Respecto a este también hay que añadir una apreciación interesante. La razón por la cual Mercedes no ha optado por una carrocería y una arquitectura completamente diferente, como sí ha hecho BMW con su nuevo i3, se debe precisamente al aprovechamiento y la amortización de la tecnología del Clase B y de sus instalaciones – con una mínima adaptación – para producir el Clase B. Nos consta que BMW ha tenido no pocos problemas con la producción de su i3 y sobre todo con las peculiaridades de su tecnología y su construcción en fibra de carbono.
¿Cómo puede afectar al cliente de Mercedes-Benz esta reorganización?
La reorganización de la producción de Mercedes-Benz debería tener consecuencias que quizás no sean tan evidentes para sus clientes. La producción de Mercedes-Benz se realizará en exclusiva en Alemania, al menos para nuestro continente. Recordemos que Mercedes-Benz también cuenta con otras factorías repartidas por todo el mundo, sobre todo para llevar a cabo la producción de vehículos que se comercializan en mercados clave como Estados Unidos y China. Por poner un ejemplo, el Mercedes Clase C se producirá en cuatro continentes. Su producción comenzó en Bremen en febrero, seguida de East London (Sudáfrica) en mayo, de Tuscaloosa (Estados Unidos) en junio y de Beijing (China) en julio.
Al amortizar una fábrica ensamblando diferentes modelos sobre líneas que tan solo requieren una mínima adaptación a un modelo recién estrenado, Mercedes-Benz puede asegurar un precio competitivo en sus productos, también atender a los vaivenes en la demanda y reducir los tiempos de espera, especialmente en etapas críticas como el inicio de la producción de un nuevo modelo. Nos consta que en los recientes lanzamientos de Clase S y Clase C ha habido listas de espera realmente altas, varios meses de espera para recibir el producto. Esto no es algo que solo afecte a Mercedes-Benz, pero sí un factor que se podría minimizar gracias a la concepción de fábrica destinada a producir una plataforma y no solo un producto.
Fuente: Mercedes-Benz
En Diariomotor: Mercedes incrementa el ritmo de producción del Clase S ante su demanda