En el año 1992 Porsche presentó el precioso Boxster Concept al público. El primer Porsche de calle moderno con motor central, diseñado para hacer frente a una oleada japonesa de deportivos asequibles con un motor situado entre el eje trasero y los pasajeros. Al contrario que otros proyectos de antaño, el proyecto Boxster pronto prosperó, llegando a su versión final de producción a finales de los 90. Para su desarrollo, y para evitar miradas atentas de competidores y fotógrafos, Porsche usó una mula de pruebas muy poco habitual.
Escondiéndose a plena luz
“Hiding in plain sight“, una frase anglosajona usada en diferentes terrenos pero muy aplicable al desarrollo de nuevos vehículos. La ubiciudad de cámaras compactas y fotógrafos espía hizo que a finales de los 80, el mundo del camuflaje de prototipos subiese a un nivel mucho más avanzado. Lo que Porsche decidió hacer con el Boxster fue usar un Porsche 911 964 Targa como mula de pruebas para el nuevo chasis de motor central del que sería el Boxster. Como se puede comprobar, a simple vista parecía un inofensivo 964, ni siquiera en boga por entonces.
Concretamente, la base fue un 911 Carrera 2 Targa, similar a los vendidos a finales de los años 80. Sin embargo, al abrir el capó trasero para nosotros, pudimos comprobar que donde se encontraría el bóxer de 3.2 litros del Targa sólo había un hueco, una caja de cambios transaxle y una chapa de madera tras la que se escondía el motor. El propósito final no era otro que desarrollar los primeros compases de la dinámica del Boxster, sin ser molestado por curiosos. Un tren delantero único y la caja de cambios fueron los componentes testados a fondo.
También la batalla y la aerodinámica fueron diseñados con el futuro Boxster en mente, por lo que podríamos decir que el 986 A4 Boxster ya existía bajo la anticuada carrocería del 964 Targa. El motor no era otro que un conocido 3.2 bóxer de seis cilindros, procedente del 964 Carrera de base, un motor ya obsoleto con sólo 207 CV de potencia, pero movía suficientemente bien al prototipo. El motor final con el que el Boxster contó en su lanzamiento fue un 2.5 bóxer de inyección con 204 CV, curiosamente, casi idéntica cifra de potencia.
Este prototipo del año 1993 tenía un interior también casi idéntico al 964, a excepción del equipamiento de medición y la obvia diferencia tras los asientos delanteros. Pero si nadie se fijaba en el vehículo exteriormente, nadie descubriría el secreto de su interior. Todos pensarían que estaban viendo un 964 un poco ajado. De esta manera, acumuló miles y miles de kilómetros de prueba entre 1993 y 1996, siendo su chasis poco a poco modificado e incorporando nuevos avances que de forma efectiva terminaron en el Boxster de primera generación.
Ningún competidor o periodista de motor logró darse cuenta de que aquél 964 no era lo que parecía, logrando que el desarrollo del Boxster fuese inusualmente exitoso y tranquilo a partes iguales. Normalmente estas mulas de pruebas son destruidas al finalizar el desarrollo, pero Porsche guardó esta unidad, presentándonosla hace apenas unas semanas en su museo de Zuffenhausen. Curiosamente, el Porsche Boxster fue diseñado por Harm Lagaay, el mismo diseñador cuyo lápiz trazó las líneas del Porsche 989, del que ya os hemos hablado.
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