¿Cómo será la carretera del futuro? Buena pregunta. En los últimos años hemos visto avances de gran importancia para mejorar la eficiencia y la seguridad del transporte por carretera. En el futuro, las carreteras se comunicarán con nuestros coches, serán capaces de generar energía e incluso recargar las baterías de los eléctricos que circulen sobre ellas. Pero no hay que irse tan lejos en el tiempo para encontrarnos con soluciones sencillas que pueden suponer grandes avances, soluciones como instalar marcas viales iluminadas, líneas fosforescentes sobre la carretera, muy eficaces para delimitar la calzada y los carriles, centrar la atención del conductor en la noche y, como consecuencia de ello, evitar accidentes por salida de vía.
Estas carreteras, que ya han estado funcionando en los Países Bajos, muy pronto se extenderán por el resto de Europa. Pero, ¿en qué consiste esta tecnología? ¿Qué problemas han encontrado sus creadores en la primera prueba piloto que ya se ha llevado a cabo por carreteras reales?
El problema: la iluminación de una carretera con poca visibilidad
Iluminar convenientemente una carretera no es tarea sencilla. En España existen (según cifras del Ministerio de Fomento a finales de 2013) aproximadamente 165.361 kilómetros de carreteras. Iluminar todos los tramos, incluso con sistemas de bajo consumo, sería inviable. Estaremos de acuerdo en que un sistema de faros que funcione correctamente debería ser más que suficiente para movernos con seguridad por carreteras no iluminadas. Pero cualquier ayuda es poca cuando de lo que se trata es de facilitar la atención del conductor y ofrecer una delimitación clara de la vía. El problema se agrava en condiciones meteorológicas complicadas, nevadas, lluvias y sobre todo niebla. La niebla es responsable cada año de no pocos accidentes por salida de vía, por no hablar de los peligrosos choques múltiples que se suelen producir cuando el conductor es sorprendido por un banco de niebla realmente espeso.
La solución: iluminar las líneas que delimitan la calzada
Es por eso que diseñadores e ingenieros, como el Studio Roosegaarde holandés, se pusieron manos a la obra para desarrollar una solución efectiva, pero sobre todo eficiente. Para alcanzar el éxito esperado, el sistema de iluminación de las líneas continuas que delimitan la calzada debe ser económico y sostenible, es decir, no conllevar un derroche de energía y funcionar gracias a energías renovables. El sistema diseñado por Roosegaarde se basa en una pintura capaz de absorber la energía de la luz solar durante el día y reflejarla durante la noche, en forma de luz, durante un periodo máximo de 8 o 10 horas.
Las posibilidades de esta tecnología aumentan si además se combina con otras soluciones como la iluminación LED de señales, alimentadas por energía fotovoltaica, o la creación de marcas viales luminosas activas. Imaginemos una carretera que sea capaz de informarnos del riesgo de aquapplaning por balsas de agua, o de asfalto deslizante por placas de hielo, con una solución tan intuitiva como un icono que nos advierta del peligro. Que algunos de los promotores de estas ideas sean naturales de Países Bajos o Reino Unido, definitivamente, no es casualidad.
El estreno de la primera carretera con líneas fosforescentes no fue como esperaban
First Glowing Lines Smart Highway by Daan Roosegaarde from Studio Roosegaarde on Vimeo.
La primera carretera con bandas iluminadas se puso en funcionamiento en abril de 2014, en un tramo de la N329 a la altura de Oss, en Países Bajos. Esta prueba piloto permitió a sus creadores hallar el primer problema importante de esta tecnología. En apenas unas semanas las líneas comenzaron a perder brillo y dejaron de iluminar durante la noche como en los primeros días de su instalación. Todo apunta a que el problema lo había causado la humedad, las frecuentes lluvias que descargan en la zona y provocaron que la pintura fosforescente perdiese sus propiedades. El Studio Roosegaarde encargado del proyecto ya está estudiando soluciones y alternativas, y ha anunciado que el sistema Glowing Lines 2.0, resistente a la lluvia, está siendo desarrollado en estos momentos.
Los creadores de este sistema también han estrenado ya un carril bici iluminado inspirado en la pintura de Van Gogh.
Sinceramente, la iluminación de la calzada y los carriles de nuestras carreteras, pueden suponer un gran paso adelante en la mejora de la seguridad en trayectos nocturnos y en condiciones complicadas, con lluvia y niebla. Pero eso no sería más que un primer paso adelante hacia la llegada de las verdaderas carreteras inteligentes del futuro en las que, como ya os adelantábamos al principio, habrá soluciones de recuperación de energía, carriles de recarga por inducción para eléctricos, sistemas de comunicación entre la carretera y nuestro coche, y un largo etcétera…
Fuente: Studio Roosegaarde
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