El Porsche 928 fue lanzado en el año 1977, como tercer modelo de Porsche, cuya gama sólo se comprendía entonces de 911 y 924. En el año 1980, los ingenieros de Porsche partieron de un 928 para el desarrollo del P.E.S. (Porsche Experimental Structure) Typ 960, un 928 cargado de tecnología experimental, auténtico material futurista para la época. Tecnología cuyo objetivo era explorar las posibilidades técnicas de reducción de consumo de combustible, además de incrementar la seguridad del vehículo, sin sacrificar rendimiento. ¿El santo grial de la automoción? Desde luego las aspiraciones de Porsche eran muy altas.
Un superdotado tecnológico
Uno de los objetivos de Porsche con el P.E.S. Typ 960 como su nombre indica, era la exploración de nuevas formas de construir chasis y carrocería del vehículo. Porsche exploró la construcción de los largueros del chasis con una nueva forma de doble tubo, optimizando la distribución de pesos y mejorando la absorción de los impactos en caso de accidentes – como puede verse en el corte de este prototipo-. Para lograr una reducción significativa de los consumos Porsche sabía que tenía que centrarse en una construcción ligera, terreno en el que los de Zuffenhausen tenían ya décadas de experiencia.
El aluminio fue el material empleado para construir las puertas, el capó, los paragolpes delanteros y el tren delantero al completo. El Porsche 928 era un GT de peso considerable para su época, pero este prototipo pesaba sólo 1.090 kg sin sacrificar equipamiento o confort: unos increíbles 360 kg menos, que redundaban en una mayor eficiencia y dinámica. Por primera vez en el sector automovilístico se empleó el acero de alta resistencia en la construcción del chasis del 928, contribuyendo aún más a la ligereza del vehículo. Este acero también redunda en beneficios dinámicos debido a la mayor rigidez lograda en el chasis.
La segunda crisis del petróleo de finales de los 70 evidenció que los fabricantes debían ponerse las pilas para reducir los consumos de sus vehículos. Porsche experimentó con el propulsor de 4,5 litros y ocho cilindros del 928. Aumentó su relación de compresión hasta 12,5:1 e instaló un sistema de desconexión automática de cilindros. Aunque su potencia se quedó en 250 CV – sólo 10 CV más que el 928 de producción – su velocidad punta creció desde los 229 km/h hasta 260 km/h. También este prototipo estrenó una caja de cambios PDK de doble embrague y un primitivo sistema TPMS de monitorización de presión de los neumáticos.
Ambos sistemas fueron heredados de la experiencia en competición con el 956, y acabarían por llegar a vehículos de calle. Como detalle curioso, un sistema TPMS actual es diez veces más ligero y barato.
Un futuro brillante
El Porsche 928 P.E.S. Typ 960 estrenó una serie de tecnologías dedicadas a la protección al peatón. Por ejemplo, estudiando las zonas de impacto en el capó se pudieron minimizar los daños en caso de atropello. Un asiento para niños de fábrica – instalado sobre el túnel de la transmisión – fue diseñado para este 928 tan especial. Numerosas innovaciones que acabaron incorporándose de forma gradual en los vehículos de Porsche, aunque en algunos casos haya sido décadas después. Mirad cualquier Porsche moderno y encontraréis todas las tecnologías pioneras que en 1980 parecían tan extraterrestres y tan futuristas.
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