Kawasaki ha presentado recientemente la nueva Z 300. Se trata de una naked de aspecto deportivo, imitando punto por punto a las grandes Z 800 en estética y en espíritu, aunque no obviamente en prestaciones. Lo cierto es que aunque la Z 300 sea una moto completamente nueva, podríamos definirla como una versión naked de la Kawasaki Ninja 300, una deportiva de acceso – que triunfa en mercados emergentes especialmente – a buen precio. Lo que la Kawasaki Z 300 promete es más de lo mismo: diversión concentrada para el carnet A2.
Una parte ciclo intachable
La Kawasaki Z 300 comparte chasis con la Ninja 300, una solución común en diferentes categorías del mundo de la moto. Por supuesto, el carenado completo ya no existe y se hace una réplica en tamaño pequeño de las formas de la streetfighter Z 800. Lo que eso quiere decir es una característica óptica doble – de las más bonitas del segmento, sin duda alguna – y afiladas aristas para la quilla y el semi-carenado superior. Todos los elementos van pintados como no podía ser de otra manera, en el característico verde Kawasaki, en combinación con el elegante negro familiar.
Un tubo de escape de dimensiones generosas cierra la estética de esta naked, efectista y casi engañosa, haciendo parecer que estamos ante una moto de mucha más cilindrada, pero sin caer en los excesos. Hay modificaciones en el manillar, que ahora es más ancho y proporciona al piloto una postura más natural, además de favorecer la maniobrabilidad. No nos engañemos: la Z 300 pasará mucho tiempo esquivando coches y ratoneando por zonas urbanas, aunque también pueda aventurarse con garantías a un tramo de curvas. El asiento queda a 785 mm del suelo, adaptándose a pilotos de toda talla.
La instrumentación de la Kawasaki Z 300 parece sacada del futuro. Un caleidoscopio con forma de diamante en el que multitud de testigos se apiñan en torno a un enorme tacómetro central, cuyo límite son las 15.000 rpm, toda una declaración de intenciones. Una parte digital muestra la velocidad, siguiendo las tendencias del segmento. En lo tocante al motor, la Kawasaki Z300 emplea el mismo motor de la Ninja 300, trasladado sin cambio alguno. Lo cual no es algo malo, en absoluto. Un puntiagudo bicilíndrico en paralelo con una potencia máxima de nada menos que 39 CV a 11.000 rpm. Su par máximo de unos 30 Nm se entrega a 10.000 rpm.
Cuenta con refrigeración líquida y un robusto embrague multidisco. Aunque el disco de freno delantero es sencillo, tiene 290 mm de diámetro y existirá opción al ABS cuando se ponga a la venta al público. Promete ser una máquina muy divertida, con una geometría agresiva para las horquillas delanteras y un monoamortiguador trasero regulable. Lo que desconocemos aún es su precio, y cómo se posiciona frente a la KTM Duke 390, que promete ser un hueso muy duro de roer en un segmento que prácticamente ha inventado.
Fuente: Motos.net
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