Viajar en coche autónomo es lo más parecido a hacerlo con nuestro propio chófer particular, solo que con un chófer no humano, con el que no podremos mantener conversaciones, salvo que los programadores desarrollen un sistema que nos lo permita. Cuando superemos algún que otro inconveniente técnico, y sobre todo ético y legal, asistiremos al aterrizaje en los concesionarios de coches que serán capaces de conducir por sí mismos, sin nuestra intervención. En esa etapa asumimos que serán bastante caros, aunque presumiblemente no tanto como una berlina de lujo y un chófer en plantilla y a nuestro servicio a las 24 horas del día. Pero, ¿te has parado a pensar alguna vez en la cantidad de cosas que podrías hacer viajando con chófer, con un coche autónomo?
1. Relajarnos. No sé vosotros, pero lo primero que pienso cuando me imagino viajando en coche autónomo es de cómo disfrutaría de un viaje relajado, leyendo el Altas Prestaciones del fin de semana (que además de placer y relax sería trabajo) o viendo los últimos capítulos de mi serie favorita en Netflix, o incluso deportes en directo, el partido que está jugando mi equipo de fútbol, o una carrera de Fórmula 1.
2. Dormir y aumentar los viajes nocturnos. El culmen del relax sería viajar mientras echamos la siesta después de esa comida o esa cena con los amigos, si nuestra confianza en el coche autónomo lo permite. Pero eso no es todo, nuestros hábitos de conducción cambiarían mucho. A muchos conductores no les gusta conducir de noche, entre otras cosas por el cansancio que pueda generarles y porque no es una solución del todo acorde con los biorritmos de la mayoría de las personas. Pero si todos los ocupantes del vehículo pueden permitirse dormir sin tener que conducir o dar conversación al conductor para que el viaje se le haga más relajado, es probable que todos cambiemos nuestros hábitos y comencemos a preferir viajar de noche. Imagina que puedes cenar en La Latina en Madrid un viernes, montarte en el coche, echarte a dormir y estar desayunando tempranito un sábado en les Champs-Élysées, en París.
3. Viajar del tirón, sin paradas reglamentarias para descansar y sin relevo de conductores. Conducir genera cansancio y parar para descansar unos 20 minutos cada 2 horas no solo es recomendable, sino también necesario. Si el viaje es muy largo, en ocasiones es necesario aumentar el número de descansos y muy recomendable realizar relevos entre varios conductores. Si nuestro coche conduce por nosotros podríamos hacer viajes prácticamente “del tirón”, sin más paradas que las necesarias para atender nuestras necesidades fisiológicas, un viaje tan largo como el propuesto anteriormente, entre Madrid y París.
4. Convertir nuestro coche en una oficina rodante. ¿Por qué prefiero el tren de alta velocidad para viajes de trabajo en España? Porque el tiempo que tardo en llegar a mi destino no es muy superior al del avión y a cambio pierdo menos tiempo en esperas, controles de seguridad y tengo conexión a internet en prácticamente todo el trayecto. El coche autónomo podría ser nuestra oficina ideal. Maldita sea esta vida que no nos permite tener un rato ni para descansar viajando en coche, pero cuando tu vida implica viajar mucho, aprovechar los trayectos de los viajes de trabajo para seguir en la “oficina” es como mínimo un hack perfecto para mejorar nuestra productividad. Nuestro coche también podría convertirse en el escenario perfecto de una reunión de trabajo. Imagínate a dos compañeros de trabajo de Madrid que tienen una presentación a media mañana en Valencia y que en el trayecto pueden ir ultimando algunos detalles pendientes para llegar a Valencia con todo el trabajo terminado.
5. Minimizar las prisas, incluso buscar la ruta más larga. Tenemos mucho trabajo por delante y no nos importa llegar un poco más tarde a nuestro destino si a cambio tenemos más tiempo para trabajar, dormir o simplemente así no dejamos a medias esa película que queremos ver en nuestro viaje. A muy poca gente se le ocurriría reducir la velocidad en 20 km/h para alargar el viaje, con la gran ventaja que eso puede suponer para ahorrar bastante combustible, o energía. Pero es probable que en nuestros viajes en coche autónomo, si queremos aprovechar el trayecto para descansar o trabajar, no nos importe tanto que tardemos más en llegar, especialmente si esa decisión se traduce en un importante ahorro económico.
6. Comer, cenar, desayunar. A nadie se le ocurriría aprovechar el trayecto de casa al trabajo para desayunar mientras conduce. Pero si nuestro coche conduce solo a nuestro trabajo es probable que el desayuno en coche se convirtiera en uno de nuestros hábitos diarios, si tuviéramos sitio en el coche estoy convencido de que a algunos incluso instalaríamos una cafetera de monodosis. Lo mismo sucedería con la comida o la cena, estoy convencido de que incluso proliferarían las cadenas de comida (y no solo comida basura) que nos ofrecerían directamente el menú en nuestro coche.
7. Viajarás más y vivirás más lejos de tu lugar de trabajo. Si aún teniendo en cuenta que nos pasamos media vida en el coche, entre otras cosas porque nos hemos mudado a una “ciudad dormitorio”, como cientos de miles de personas más con las que coincidimos a diario, a la misma hora y en la misma carretera, seguimos viviendo lejos de nuestro lugar de trabajo, ¿qué sucedería si ese tiempo que pasamos en el coche no lo desperdiciásemos? ¿qué sucedería si lo pudiéramos aprovechar para trabajar, y salir antes de la oficina, para relajarnos o para charlar un rato con la familia sin el estrés del tráfico? Muchos expertos creen que el fenómeno urbanístico de las ciudades dormitorios se expandiría alejándose aún más de las grandes urbes. Pensad que el tren de alta velocidad ha hecho que, a efectos prácticos, urbes como Toledo o Guadalajara, a 73 y 60 kilómetros respectivamente, sean ciudades dormitorio de Madrid.
8. Llegarás a tiempo a las citas y no malgastarás tu tiempo buscando aparcamiento. No hay nada peor que tener una cita en el centro de una gran ciudad y no encontrar aparcamiento. Haremos la suposición de que algún día los coches autónomos podrán viajar sin pasajeros a bordo. Y siguiendo esa suposición también podremos pensar que nuestro coche podría dejarnos en la puerta del cine, el restaurante o el teatro al que vamos a acudir, y sin nuestra intervención buscar aparcamiento en algún parking cercano, para recogernos de nuevo en la puerta cuando queramos marcharnos a casa. Incluso, si la congestión del tráfico es tal que las plazas de aparcamiento cercanas están todas ocupadas, bien podríamos permitirnos el lujo de que nuestro coche buscara un aparcamiento más alejado, en una zona tranquila o en aparcamientos disuasorios pensados para descongestionar de coches el centro de la ciudad.
En Diariomotor: El coche autónomo: ¿cómo y cuándo se iniciará la comercialización de los primeros coches sin conductor?