¿Hasta dónde llega la obsesión de Volvo por la seguridad? Los suecos se han propuesto que sus coches sean infalibles, que nadie fallezca en un accidente en los nuevos modelos que lleguen a los concesionarios a partir de 2020. Eso implica una inversión en desarrollo, y específicamente en seguridad, realmente alta. De entre todo el despliegue de tecnologías de seguridad del nuevo Volvo XC90 destaca especialmente un sistema enfocado a proteger a los pasajeros en caso de que se produzca una salida de vía. Y uno de los puntos clave para proteger a los pasajeros es la ergonomía y la sujeción de los asientos. ¿Pero cómo se pueden probar estos sistemas sin realizar un crash-test, sin destruir un coche en cada prueba? Pronto descubrirían que las montañas rusas de los parques temáticos tendrían la solución para su problema.
Realizar un crash-test resulta realmente caro, por los daños irreversibles que se provocan en el automóvil probado y por el instrumental y las instalaciones que se requieren para ello. Es por eso que no tiene sentido realizar los centenares de pruebas que se requieren para analizar el funcionamiento de sistemas puntuales, como la ergonomía de los asientos, o el sistema de pretensores, con una prueba de impacto. En ese momento en Volvo decidieron que era necesario instalar una nueva máquina en sus laboratorios, el Robocoaster, algo así como un brazo robotizado similar al que utilizan algunas atracciones de feria y parque temático, que replicase las deceleraciones y los movimientos que se producen en accidentes tan típicos como una salida de vía.
¿En qué se parecen los asientos de un Volvo XC90 y los de una montaña rusa?
En un automóvil no sería posible contar con una sujeción tan firme y efectiva, por ejemplo para sostener al pasajero en los loopings, como las que utilizan las montañas rusas. Pero en cualquier caso, el cinturón de seguridad ha de ser tan efectivo como esas sujeciones para mantener el cuerpo del pasajero convenientemente ajustado a su asiento, también para evitar que choque contra el techo en caso de vuelco.
Una de las novedades más importantes que estrenará este nuevo Volvo XC90 es un sistema de pretensores que tensa el cinturón y ajusta el cuerpo al asiento antes de que se produzca el accidente, en el mismo momento en que los sensores del automóvil detectan que se ha producido una salida de vía. Este sistema, en combinación de un diseño especial de asientos en los que el acolchado se ha optimizado para mejorar, además de su confort, al ergonomía, reducirían tres veces el riesgo de sufrir daños cervicales severos.
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¿Y en qué se diferencia este sistema del pretensor de cinturones común? Según Volvo, su sistema de cinturones retráctiles ejerce la función habitual de los pretensores que emplean la mayoría de los turismos que se comercializan desde hace años. Estos pretensores funcionan mediante un accionamiento pirotécnico, como los airbag, de manera que tras un accidente lo normal es que queden inservibles y sea necesaria su sustitución. Además, su despliegue se produce únicamente tras una fuerte deceleración, tras un impacto. El pretensor para salidas de vía que propone Volvo es diferente, se basaría en un motor eléctrico y se tensaría antes de un impacto fuerte, en el momento en que los acelerómetros del Volvo XC90 detectasen un movimiento violento, como un salto, que denote una salida de vía. Aparentemente también parece que el sistema no es de “usar y tirar”, aunque si la salida de vía llega acompañada de un choque violento, los cinturones deberán ser sustituidos. El sistema es similar al empleado por vehículos de gama alta, que al iniciar la marcha ajustan automáticamente el cinturón.
Fuente: Volvo
En Diariomotor: Volvo XC90: 7 tecnologías de seguridad persiguiendo la utopía, que nadie fallezca en un Volvo en 2020