Hechos verídicos. Voy conduciendo tranquilamente por las vías que circundan Madrid, preparando esta prueba del Nissan Pulsar, y veo que el coche que me sigue toma su carril izquierdo para adelantarme. Se acerca a mi altura, aminora la velocidad, vuelve a emparejarse conmigo, y su acompañante baja la ventanilla, toma el móvil en su mano y comienza a grabarme un vídeo coche a coche de la vista lateral, la trasera, para adelantarme más tarde, grabar el frontal, subir de nuevo la ventanilla y alejarse de mí. Ese coche que me adelantaba era un Nissan Almera. Y esta escena tan inquietante, que me deja completamente descolocado, no hace otra cosa que refutar lo que muchos veníamos defendiendo desde hace tiempo. Nissan necesitaba un turismo compacto, un sucesor para el Almera. Y el interés que genera el Nissan Pulsar en cuantos se cruzan conmigo, que hubiera sido razonable si fueramos conduciendo un GT-R o un 370Z NISMO, no hace otra cosa que aumentar la credibilidad de dicha afirmación.
Nissan ha centrado toda su estrategia en fortalecer la gama crossover. Estoy convencido de que la gran mayoría de los clientes que se acerquen a sus concesionarios irán con una idea clara en la cabeza, pensando en un Juke o un Qashqai. A día de hoy ese es el mejor reclamo de Nissan. Dos de cada tres ventas de Nissan se corresponden con un Juke o un Qashqai.
La irrupción del Pulsar, o la nueva generación del Note, no van a cambiar eso. Pero en el preciso instante en que un cliente se percata de que un turismo compacto puede ser una opción más racional y al contrastar presupuestos acaba decidiéndose por esta categoría, en vez de un SUV, el Nissan Pulsar ofrece una alternativa razonable, racional y sólida, para que ese posible cliente no se marche y acabe adquiriendo un SEAT León o un Renault Mégane.
Cuando tuvimos constancia oficial, por primera vez, de que el sucesor del Almera estaba de camino, tenía cierto temor al respecto. Para muchas marcas su compacto es su producto estrella, el modelo a partir del cual gira toda su gama. Fabricantes como Volkswagen se preocupan porque su compacto estrene las tecnologías más innovadoras, a la hora de desarrollarlo no escatiman en recursos y se aseguran de que el producto final sea altamente competitivo. Para Nissan el Qashqai es, y seguirá siendo, su producto estrella, en torno al cual girará el resto de su gama.
Me preocupaba que este Nissan Pulsar fuera un producto «descafeinado», que se rindieran ante el tirón del «low cost». Y me consta que en algún momento de su desarrollo Nissan hubo de enfrentarse a esa crisis existencial, en la que finalmente ganó la idea de crear un buen producto, que además fuera competitivo y ante todo racional y práctico. Es decir, uno de esos productos que vendríamos a considerar como una compra inteligente.
El diseño del Nissan Pulsar
Míralo con detenimiento. El Nissan Pulsar no es un coche extraordinariamente atrevido, pero sí muy atractivo. Conserva el diseño del resto de la gama Nissan, esa parrilla estilo Qashqai y esa silueta compacta parecida a la del propio Nissan Leaf, su compacto eléctrico. La base sobre la que se asientan Pulsar y Leaf es la misma y un chasis con 2,7 metros de batalla, pero en cualquier caso no hará falta que insistamos en que son dos modelos completamente diferentes, en tanto la tecnología eléctrica del segundo condiciona prácticamente toda la ingeniería que lleva detrás. El Leaf, por ejemplo, recurre a un tren trasero de ballestas de torsión, mientras que el Pulsar emplea una solución muy común, la barra de torsión.
Si de puertas para fuera este Nissan Pulsar ya ofrece una buena impresión, especialmente con un acabado Tekna, esa sensación se afianza cuando subimos a bordo. El diseño del salpicadero es realmente sencillo y los materiales modestos, pero muy correcto en ajustes y acertado en su consecución. La consola central la domina un equipo de entretenimiento táctil, NissanConnect, con pantalla de 5,8 pulgadas. Esencialmente el sistema es el mismo que emplean sus hermanos mayores.
Me gusta especialmente el detalle de la franja que surca el salpicadero y conecta con los paneles de las puertas. Y aún me gusta más que se haya optado por un acabado de plástico negro con un veteado, que vagamente trata de asemejarse a madera, pero que definitivamente es mucho más atractivo visualmente y sufrido que el socorrido negro piano, que sí está presente en el espacio que ocupa el equipo de entretenimiento y los controles del climatizador.
Para mejorar aún más su enfoque tecnológico, el Nissan Pulsar goza de un cuadro de mandos con una pantalla a todo color de 5 pulgadas, situada entre los analógicos del velocímetro y el cuentarrevoluciones. Esta pantalla nos permite acceder al ordenador de a bordo mediante diferentes menús que se controlan de manera sencilla desde el volante multifunción. Desde estos podemos ajustar el automatismo de los intermitentes a un toque, el automatismo del limpiaparabrisas, los protocolos de cierre de puertas y las ayudas a la conducción.
Pero sin duda alguna, lo mejor del Nissan Pulsar, a mi parecer, es su espacio. El habitáculo no solo es espacioso, sino que en realidad ofrece esa sensación a los ocupantes, especialmente a los de las plazas traseras. Goza de una banqueta alta, con anchura más que suficiente para tres pasajeros, aunque la comodidad del central esté ligeramente penalizada por un respaldo menos mullido del que podremos desplegar una bandeja a modo de reposabrazos con sus correspondientes posavasos.
Muy espacioso en anchura, correcto en altura y aún mejor en espacio para las piernas. Según Nissan ese espacio llega a ser de más de 69 centímetros, con los asientos delanteros en su posición más adelantada, a la altura de las rodillas. Con lo cual se situaría entre los mejores, si no el mejor, en espacio para los pasajeros.
El otro triunfo del Nissan Pulsar, que con 4,385 metros de longitud es un poquito más largo que un Renault Megane y tres centímetros más largo que un Ford Focus, lo tenemos en su espacio de carga. Nissan se enorgullece de los 385 litros de capacidad de este coche, que están ligeramente por encima de la media, digamos que en un empate técnico con los 380 litros de un Volkswagen Golf. Y lo mejor de todo será que bajo el piso del maletero aún existe espacio para una rueda de repuesto temporal, aunque la unidad probada no lo llevase y en su lugar utilizase un cajón para alojar el kit de reparación de pinchazos (ver fotografía)
También he de decir que su maletero, aunque espacioso, no es tan cómodo como los utilizados por algunos modelos de la competencia, como el ya mencionado Golf, o sin ir más lejos por su hermano el Juke. El Nissan Pulsar no cuenta con una bandeja que nos permita alojar bultos sobre una base solidaria a la boca de carga, lo que dificulta la carga de objetos pesados y su posterior extracción. Tampoco podemos hacer una organización de la carga en niveles.
Mucho más elegante, limpio y sufrido que el negro piano, este remate negro con veteado imitando a madera de su salpicadero. Un buen detalle, sin duda.
Faros LED. Disponibles de serie en la gama Tekna y N-Tec, estos faros emplean tecnología LED para la luz de corto alcance, y halógenos para la luz de largo alcance. En el caso de los primeros, son más económicos y eficientes que los faros xenon, emiten una luz blanca y más intensa a pocos metros. Pero sinceramente no estoy de acuerdo en que mejoren la visibilidad respecto a los xenon, como ya he podido comprobar en otros muchos faros LED existentes en el mercado.
Llantas. Según versiones, el Nissan Pulsar puede contar con llantas de 16″ (Acenta) y de 17″ (N-Tec y Tekna). Las de 17″ son realmente atractivas y un buen aporte estético para este coche.
Tapizados de piel. No creo, ni mucho menos, que el Nissan Pulsar tenga aspiraciones premium. Pero dad por hecho que sus posibilidades de equipamiento son bastante completas, lo suficiente para que no tengamos que renunciar a nada, ni siquiera a tapizados de piel.
En cualquier caso, Nissan ha creado un producto realmente práctico, del que os seguiremos hablando más adelante, profundizando un poco más en la distribución de la gama y en la dinámica y motores, centrando la atención en uno de los más interesantes, el diésel, el dCI de 110 CV de potencia.
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