Estamos en tiempos de paz, pero la historia del Proyecto Phoenix, el secreto mejor guardado de Ford, nos retrotrae a tiempos pretéritos, a épocas realmente convulsas. Los ingenieros que trabajaron en el proyecto Phoenix tuvieron que sentirse, por un momento, como agentes secretos, como aquellos científicos que en la etapa final de la Segunda Guerra Mundial trabajaban en la investigación y el desarrollo de la primera bomba atómica. Hablamos de horas intempestivas de trabajo y de la prohibición expresa de no contarle absolutamente a nadie, ni siquiera a su familia más cercana, nada acerca del proyecto en el que estuvieran trabajando. ¿Cómo fue capaz Ford de trabajar durante más de un año sin que se filtrase la noticia de que estaban creando el relevo del icono, del Ford GT?
Automotive News nos contaba esta curiosa historia sobre el transcurso del desarrollo de Ford GT. La decisión de dar luz verde a un proyecto tan complejo, y a la vez inspirador, como el desarrollo del Ford GT 2016, se tomaría a finales de 2013, aún con Alan Mulally al frente del óvalo azul. Ford necesitaba un golpe de efecto, una gran sorpresa que sirviera para conmemorar el gran éxito logrado en las 24 Horas de Le Mans de 1966. El día en que Ford desbancó a los Ferrari de la gran carrera de resistencia.
¿Y cómo demonios puedes esconder a un prototipo y a un equipo de ingenieros y diseñadores?
Ford habría trabajado completamente de incógnito para llegar a Detroit sin que supiéramos el calado de lo que se había estado cocinando en sus laboratorios. En vez de salas de alta tecnología, controles de acceso electrónicos y más parafernalia, el Ford GT se habría desarrollado en una estancia recóndita de sus instalaciones en Michigan, con llaves metálicas, convencionales. Buena parte del trabajo se realizaría en horario nocturno, para evitar miradas indiscretas, y los miembros del reducido equipo que recibió el cometido de desarrollar esta máquina tendrían la prohibición contar lo que sucediera entre esas cuatro paredes, el secreto del Ford GT, incluso a sus familiares más cercanos.
Dicen que las pocas salidas al exterior que hizo el prototipo del Ford GT, antes de su presentación, se realizaron los fines de semana. La clave para el éxito del proyecto Phoenix, y que no se desvelase este gran secreto, pasaba por implicar al menor número posible de trabajadores, de manera que los riesgos ante posibles filtraciones se minimizasen.
Muchos trabajadores podrían intuir que ese misterioso proyecto implicaba un lanzamiento realmente importante. Pero muy pocos sabrían lo que realmente estaba sucediendo.
Es cierto que durante años, la posibilidad de que el Ford GT resurgiera se había convertido, de alguna forma, en uno de esos rumores recurrentes que de vez en cuando surgen, una y otra vez. Rumores que están más animados por nuestro ansia de generar noticias, y nuestras ganas de que esos sueños se hicieran realidad, aferrándonos al más mínimo indicio que apunte en esa dirección, que en hechos veraces e irrefutables.
Pero hasta el momento mismo en que apenas quedaban unos días, unas horas, para su presentación, no nos enteraríamos de que el momento había llegado. No nos enteraríamos de que Ford había desarrollado un nuevo GT, altamente tecnológico, absolutamente espectacular, y con un motor V6 twin-turbo con más de 600 CV.
Y una vez más, como ya decíamos hace un mes: los sueños, sueños son, y el Ford GT 2016 será realidad el año que viene
Fuente: Automotive News