Mercedes-AMG tiene ante sí un dilema difícil de solucionar. Su actual etapa deportiva es inmejorable, su nueva línea de diseño nos ha presentado un futuro sumamente atractivo comenzando con el Mercedes-AMG GT y su capacidad tecnológica, además de ser incuestionable, le otorga cierta ventaja respecto a sus rivales. Sin embargo, fuera de los circuitos Mercedes-AMG no ha querido entrar en la batalla de las prestaciones, entendiendo esta batalla como la rivalidad declarada entre Ferrari LaFerrari, McLaren P1 y Porsche 918 Spyder. Pero no todo está perdido, pues AMG podría apostar por una nueva criatura que se alimentara de todo lo desarrollado en competición para dar réplica al trío de moda.
Con la presentación del Mercedes-AMG GT y la estrategia de producto del fabricante alemán, había algo que no nos terminaba de encajar a tenor del poderío de la casa de la estrella de tres puntas. Tras los McLaren Mercedes SLR y Mercedes SLS AMG, en Mercedes se descubría un vacío que el nuevo GT no buscaba cubrir, y es que su planteamiento nunca ha sido el de enfrentarse al de los superdeportivos.
Mercedes-AMG puede, y me atrevo a decir que debe, fabricar una criatura a la altura de los grandes superdeportivos del momento, más aún teniendo en cuenta que las reglas del juego obligan al uso de tecnología híbrida derivada de competición. Con Porsche defendiendo el planteamiento más arriesgado en lo que a uso de propulsión eléctrica se refiere y Ferrari sacando pecho de su Know-How en tanto a implementación de sistemas KERS en motores de alto rendimiento, McLaren tilda incluso de utilizable en el día a día a su P1 gracias a a una interesante autonomía eléctrica.
Por tanto, Mercedes-AMG buscaría una fórmula muy enfocada en su experiencia en competición y en anteriores proyectos como el Mercedes SLS AMG Electric Drive. Esto se traduce en superdeportivo que habla de prestaciones partiendo de un propulsor ya conocido, ¿Alguien ha dicho el nuevo 4.0 V8 Twin Turbo?, añadiendo turbos mecatrónicos o propulsores eléctricos para garantizar una respuesta y prestaciones muy por encima de lo ya visto en el reciente Mercedes-AMG GT.
De lo que no cabe la menor duda, es de que en AMG tienen ganas de demostrar hasta dónde son capaces de llegar, viéndose únicamente frenados por la estrategia de producto de la gama convencional de Mercedes-Benz. Con todo ello, el futuro de AMG se presenta más prometedor que nunca con una implicación cada vez mayor dentro de la gama Mercedes, sin embargo siempre quedará esa espina de plantar cara en igualdad de condiciones a Ferrari, Porsche y McLaren. ¿Habrá sopresa después de todo?
Fuente: Motortrend
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