Si fuera mal pensado, diría que la Dirección General de Tráfico ha unido sus intereses a los del Gobierno para lanzar un plan de lavado de imagen, en este caso para acabar con la sensación de afán recaudatorio de los radares, en año electoral, y en una época especialmente convulsa en lo político. La DGT ha presentado un nuevo Plan de Gestión de la Velocidad, un Plan de Radares, para intentar clarificar algunas cuestiones y, sobre todo, añadir más transparencia al conductor sobre la posición de esos radares. Y a continuación te contamos 6 claves que has de conocer sobre las novedades que se introducen en la gestión de radares, y sobre cómo esas novedades, aunque sean un paso adelante, seguirán siendo insuficientes para lavar la imagen de la administración de tráfico y del carácter recaudatorio de los radares.
1. Nuevos márgenes de error: 7 km/h hasta 100 km/h y 7% a partir de 100 km/h. Hace unos días os hablábamos de los márgenes de error de los radares, de cómo no solo hay que tener en cuenta el margen de error del radar, y el considerado por tráfico, sino también el margen de error del velocímetro de nuestro automóvil; y de por qué no hemos de fiarnos de este último, que puede variar bastante entre marcas y modelos de automóviles. Los radares – y nuestro coche – por fabricación seguirán teniendo un margen de error determinado. En cualquier caso, la DGT ha establecido un umbral de tolerancia fijo, que será de 7 km/h a velocidades de hasta 100 km/h y de un 7% a velocidades superiores a 100 km/h. Eso quiere decir que en un tramo de autovía limitado a 120 km/h habrá sanción a partir de 128,4 km/h.
2. En 2015 se introducirán nuevos radares, aunque la DGT asegura que su objetivo no será aumentar el número de dispositivos, sino trasladar buena parte de los radares móviles que se están utilizando a día de hoy a las carreteras secundarias (concentran un 80% de las víctimas mortales). Las carreteras secundarias serán también las que aglutinarán un mayor número de radares de tramo. Muchos radares fijos instalados en la actualidad serán sustituidos por los nuevos 30 controles de tramo que se instalarán este año.
3. Los radares serán más efectivos a la hora de distinguir el vehículo, de manera que podrán tramitar con mayor efectividad la sanción que sea aplicable a cada vehículo según sus restricciones y según sus límites de velocidad. Es decir, los radares saltarán antes al paso de vehículos con restricciones especiales de velocidad.
4. La posición de los radares se anunciará públicamente, también los móviles (incluido Pegasus, que tiene la consideración de radar móvil), aunque esta medida tendrá truco. Hasta ahora los radares fijos debían ser notificados y publicados en la propia página de la DGT, así como mostrar su posición en un panel de tráfico vertical en la carretera en la que estuvieran instalados. La medida que ha tomado la DGT es hacer algo parecido con los radares móviles, con la sutil diferencia de que estos, en tanto móviles, pueden situarse en muchos tramos y variar su posición, y la DGT no actualizará su listado cada vez que un radar móvil en España cambie su posición.
¿Qué hará la DGT? Se publicarán periódicamente listados de aproximadamente 1.200 tramos de las vías españolas en las que se intensificarán los controles de velocidad. Es decir, sabrás en qué tramo hay una mayor probabilidad de encontrarte con un radar, pero a priori no tendrás la seguridad de que allí vaya a existir un radar. También se ha dado la instrucción a los agentes de buscar localizaciones visibles, que por supuesto preserven la seguridad.
Según lo dicho por la DGT, eso nos invita a pensar que fuera de esos tramos no habrá radares móviles, pero también que no sabremos la ubicación exacta de un radar móvil. De hecho la DGT asegura que abogarán por controles de velocidad móviles de corta duración y dispersos en más tramos. Todos esos tramos serán facilitados a los proveedores de navegadores para que puedan ser implementados en sus dispositivos.
5. Un reposicionamiento de los radares que, más allá de primar su localización en vías secundarias, se distribuirán en tramos según una metodología propia de la DGT basada en los siguientes factores:
– Accidentes graves: la información histórica y el número de accidentes graves (con al menos una víctima mortal, o heridos y hospitalizados) sucedidos en ese tramo.
– Siniestralidad: el número general de accidentes en ese tramo, independientemente de su gravedad.
– Información sobre la velocidad media en ese tramo: primar la vigilancia de aquellos tramos en los que se aprecian mayores excesos de velocidad.
– Rango de la carretera.
La DGT ya habría aplicado esta metodología en algunas provincias españolas durante las últimas semanas.
6. Un reparto justo de los recursos y la dedicación. La Agrupación de Tráfico habría instruido a los agentes para dedicar su tiempo en un tercio a la vigilancia genérica, un tercio a la asistencia, y otro tercio a campañas concretas.
CONCLUSIÓN: Es cierto que las medidas de persecución de los infractores (para algunos, recaudación) de Tráfico tomadas en los últimos años han funcionado para mitigar muchas infracciones. Pero también es cierto que el miedo no mejora la cultura de la seguridad vial, la concienciación del conductor. Las medidas que ha tomado la DGT parecen bastante justas, y lo son, aunque probablemente se podría hacer mucho más para mejorar la seguridad de nuestras carreteras, y no solo cambiar la metodología de los radares. Aún así, estoy convencido de que estas medidas no serán suficientes como para lavar la imagen de Tráfico y del funcionamiento de los sistemas de radares.
Fuente: María Seguí, DGT
En Diariomotor: Tabla de sanciones por exceso de velocidad