Aston Martin pasa por uno de los momentos más delicados de su historia, también uno de los más prometedores de cara al futuro, pero con serias dudas de que la espera de dos años hasta la llegada de un nuevo producto pueda suponer, o no, el punto y final de este fabricante. La firma con sede en Gaydon se encuentra envuelta en un complejo proceso de reestructuración con importantes planes de renovación de la gama, pero en todos esos planes hay algo que no convence, ni a sus clientes, ni a sus inversores; el tiempo de espera hasta ver la llegada de nuevos Aston.
Aston Martin y la eterna espera
El acercamiento de Aston Martin y AMG, junto al supuesto apoyo incondicional de Investindustrial, han dado un importante respiro a Aston Martin. Este respiro, especialmente en el plano económico, ya ha comenzado a dar sus frutos con una inversión centrada en el desarrollo de nuevos productos que consigan dar relevo a la gama de modelos que componen la oferta de Aston en la actualidad.
El último gran fracaso de Aston, el Aston Martin Virage, encendió todas las alarmas, pues demostró que el fabricante británico no contaba ya con margen de maniobra suficiente para el desarrollo de nuevos modelos. Tras este modelo llegó el nuevo Aston Martin Vanquish, demostrando entonces que no todo estaba perdido, pues a pesar de conservar los patrones estilísticos de la marca, las mejoras y novedades introducidas han firmado un buen producto que los clientes de la marca han acogido de buen agrado.
Pero el problema de Aston Martin no está en su gama más alta, sino precisamente en su modelo de acceso, el Aston Martin V8 Vantage/ Volante. Este modelo que nació para enfrentarse a los Ferrari F430 y Porsche 911, ha visto como el paso del tiempo le ha traído innumerables ediciones especiales, el desembarco del departamento Q by Aston Martin y exquisitas versiones radicalizadas a merced de un motor V12 como el reciente Aston Martin Vantage GT3. Pero aún así, la esencia del Vantage se ha mantenido intacta, reclamando para sí una contundente puesta a punto que nunca llega.
El problema de Aston Martin está en un acceso de gama que no consigue volumen de ventas para un segmento cada vez más competido. Con la presentación del Aston Martin DB10 para la nueva película de James Bond – Spectre – , muy pronto vimos una posibilidad de comercialización, pero esa ilusión tardó poco en ser desmentida con un plan de lanzamiento que no llegará hasta al menos 2017 en el caso de este modelo.
La piedra angular de la Aston Martin que está por venir será el nuevo 4.0 V8 Twin Turbo desarrollado por AMG. Este motor llegará a los dos deportivos de Aston Martin haciendo las veces de mecánica principal para el DB10 y propulsor de acceso para el Aston Martin DB11, denominación provisional para el sustituto del DB9.
Con la llegada de ambos modelos se espera alcanzar una producción anual de 8.000 unidades para 2020, doblando así las actuales cifras conseguidas por la marca. Aún así, de esta complicada ecuación todavía restan por despejar varias incógnitas como son el verdadero objetivo de Lagonda como fabricante más allá del proyecto Lagonda Taraf, el futuro de modelos como el Aston Martin Rapide S o la posibilidad de llegar a ver un modelo de producción basado en el DBX.
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