Al pan, pan, y al vino, vino. Elon Musk anuncia que el Tesla Model S será capaz en unos meses, previa actualización de su software, actualización que se realizará automáticamente, de recorrer los cerca de 1.300 kilómetros que separan San Francisco de Seattle sin que el «conductor» mueva un dedo. Y aún así, se esfuerza porque conozcamos el funcionamiento de Autopilot, y no se nos ocurra denominar a su Tesla Model S como un coche autónomo. ¿Por qué ese interés en esquivar la definición del coche autónomo? ¿Falsa modestia, tal vez? Nada más lejos de la realidad.
Autopilot es el nombre por el cual Tesla Model S comercializa sus diferentes tecnologías semi-autónomas. El año pasado, avanzaban la capacidad de este sistema, no solo para mantener su trayectoria siguiendo las líneas dibujadas sobre la carretera, o la estela de otros vehículos, sino también para realizar maniobras de adelantamiento. El siguiente paso será aumentar las garantías de este, lograr que sea capaz de realizar rutas completas por autopistas.
Y para que lo veamos en la calle no tendremos que esperar a 2020, 2019, 2018, 2017 o 2016. Esta tecnología estará disponible con una actualización del software, la 7.0, que realizarán este mismo año.
¿Y por qué Elon Musk no quiere ni oír hablar de coche autónomo? El objetivo último de Tesla Motors es garantizar la plena conducción autónoma de sus vehículos. De momento, se conformarán con un sistema que permitirá al conductor delegar la mayoría de las funciones, incluidas las maniobras de adelantamiento, en su coche. El problema está en que de momento el «conductor» no podrá desviar la atención de la carretera, será el responsable último de lo que suceda, y evidentemente no está previsto que las autoridades estadounidenses, ni de otros países, comiencen a expedir permisos para que los conductores puedan dejar a su coche conducir automáticamente sin tocar el volante.
¿Y qué ventaja aporta entonces esta evolución de Autopilot con respecto a cualquier control de crucero adaptativo? A priori, ventajas pocas. No vas a poder conducir y leer el periódico mientras. El sistema de Tesla pretende que nuestra conducción sea más relajada, en tanto no tendremos que calcular distancias a la hora de adelantar, estar pendientes de nuestra velocidad y la distancia de seguridad con el coche que nos precede, etcétera.
Pero también recuerdan que el conductor no ha de desviar la atención de la carretera y mantener el control sobre la dirección y los pedales, no por requisito técnico, sino por ser el último responsable de lo que suceda. Ante lo cual, me pregunto, si con tantas ayudas el conductor no acabará, necesariamente, desviando la atención de la carretera. El tema es cuanto menos delicado.
El Tesla Model S técnicamente sería capaz de realizar cualquier ruta sin intervención del conductor, sin que este toque los pedales o el volante. Pero, una vez más, por precaución y por cuestiones de seguridad, Tesla limitará las funciones de Autopilot a recorridos cortos en recintos privados – para dejarte y recogerte en la puerta de tu casa – y en el entorno controlado de una autopista.
¿Por qué no funcionará en la ciudad, ni en otras carreteras? Por la sencilla razón de que una ciudad sigue siendo un entorno demasiado imprevisible para otorgar todo el control a una máquina. Elon Musk habla de calles sin un señalizado adecuado, niños cruzándose, ciclistas…
Tened muy claro que muy pronto, quizás en unos años, Tesla lanzará un coche que, ahora sí, con orgullo, denominarán coche autónomo. Pero de momento tendremos que conformarnos con un Autopilot, que tampoco está nada mal.
Fuente: Tesla Motors
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