Lo sé, el vídeo que os traemos hoy es casi tan largo como un capítulo de Juego de Tronos. No hay reyes, ni enanos, ni hijos bastardos, pero sí una de las mayores joyas de la automoción, el Mercedes 540 K Streamliner. Allá por 1938, Mercedes-Benz desvelaba un prodigio de la ingeniería, un coche creado para cortar el viento con la máxima efectividad posible hace prácticamente ocho décadas. Un laboratorio sobre ruedas cuyo desarrollo se detuvo drásticamente tras la irrupción de la Segunda Guerra Mundial. Pero lo más importante de este vídeo no es eso, sino el proyecto en el que Mercedes-Benz Classic se embarcó en 2011 para reconstruir, prácticamente desde cero, una vieja gloria de la cual apenas se conservaban algunos elementos del chasis y la carrocería. Un proceso de documentación, planificación digital utilizando las últimas tecnologías y reconstrucción, siguiendo las técnicas de la época, que son como mínimo dignos de admiración.
En 2011 comenzaba un arduo y laborioso trabajo de documentación. Mercedes-Benz Classic se propuso recopilar toda la información posible acerca del Mercedes 540 K Streamliner original y combinarla de forma que, aquellos bocetos conservados en los archivos de la marca, se transformasen en recreaciones digitales suficientemente fidedignas como para pasar a la siguiente etapa, la de la reconstrucción.
Y no sería hasta 2012 que, una vez recopilada toda esa información, estudiado el proceso de reconstrucción que requeriría y convocados los artesanos que se encargarían de ello, se pusieron manos a la obra para traer, prácticamente de entre los muertos, a este automóvil histórico para Mercedes-Benz.
Como prueba del minucioso trabajo que se llevó a cabo para respetar, hasta niveles obsesivos, la originalidad del proyecto, Mercedes-Benz asegura que utilizaron avanzados procesos de tratamiento de imagen sobre los negativos originales de las fotografías de la época. De esta forma se preocuparon, incluso, de que las placas de matrícula estuvieran construidas exactamente igual que las originales; el salpicadero de madera fuera un calco del utilizado en el original; y de que cada tornillo ocupase exactamente el mismo lugar.
En total el trabajo de reconstrucción requirió dos años y medio. Únicamente la reconstrucción de su carrocería conllevó 4.800 horas de trabajo.
El Mercedes 540 K Streamliner original no solo sirvió para investigar las posibilidades que ofrecía el perfeccionamiento aerodinámico, en una época en la que los recursos técnicos para mejorar en ese sentido eran poco menos que ridículos, si lo comparamos con los avanzados túneles de viento que utiliza cualquier marca hoy en día. Aquel vehículo se convirtió en el candidato perfecto para las pruebas de alta velocidad de neumáticos que requería Dunlop.
El original sobrevivió sin daños a la Segunda Guerra Mundial, aunque durante aquellos años tuvo que adaptarse para cumplir con las restricciones al transporte privado que se establecieron en el Reich alemán. Tras la Gran Guerra, el coche fue utilizado por un soldado estadounidense, que lo decoró con pintura de camuflaje, para regresar más tarde, de nuevo, a los talleres de Dunlop. En algún momento de la historia, que no fue bien documentado, el coche regresó a las manos de Daimler-Benz, su carrocería fue separada del chasis y las piezas se almacenaron durante años en el inventario de la marca. Hasta que en 2011 a alguien se le ocurrió la feliz idea de reconstruirlo.
Lo dicho. Un documental que merece la pena guardar en favoritos para verlo una y otra vez.
Fuente: Mercedes-Benz
En Diariomotor: Regreso al pasado: 60 años del Mercedes-Benz 190 SL (1955)