Nos fascina la posibilidad de que muy pronto los compresores eléctricos comiencen a introducirse en la industria del automóvil. Nos fascinan porque ya pudimos probarlos el verano pasado, y nos encantaron. Los probamos en dos prototipos, cada cual más interesante, el Audi A6 TDI Concept y el Audi RS5 TDI Concept. Y es por eso que queremos daros 5 razones por las que estamos deseando que Audi estrene su compresor eléctrico.
1. Eficiencia. Nos guste o no, la eficiencia se ha convertido en la gran prioridad de la industria. Cualquier evolución de un motor está supeditada a lograr un aprovechamiento más eficiente de la energía acumulada, ya sea en baterías, en gasóleo, o en gasolina. Según Valeo, la introducción de los compresores eléctricos podría hacer que los consumos se redujeran hasta un 20%. Una cifra que en cualquier caso es muy significativa. Ver artículo: ¿Por qué los compresores eléctricos serán la nueva revolución del TDI de Audi?
2. Prestaciones. Es de perogrullo. Si añadimos un turbo las prestaciones mejoran. Si añadimos dos turbos las prestaciones aumentan aún más. Si además añadimos un compresor eléctrico, es evidente que las prestaciones se verán incrementadas incluso más. De manera que la tendencia del downsizing no se detendrá y veremos motores cada vez más pequeños y potentes. Alcanzando cifras de potencia específica por desplazamiento de motor mucho más elevadas. Leer artículo sobre Downsizing: 5 claves para entender por qué menos es más.
3. El fin del lag del turbo. El mayor problema de un motor turboalimentado es el retardo que se produce hasta que el turbo comienza a actuar. Con una turbina generosa se puede conseguir un incremento de la potencia notable, pero también aumenta el retardo. De ahí que en los últimos años hayan aumentado considerablemente los sistemas biturbo basados en un turbo de baja inercia, que actúa a bajas revoluciones, y un segundo turbo para medias y altas. La respuesta inmediata de un compresor accionado por un motor eléctrico permitiría acabar virtualmente con el lag, en tanto actuaría mucho más rápido que un turbo que ha de esperar a que se vea incrementada la presión de los gases de escape. Ver prueba del Audi A6 TDI Concept.
4. La esperanza de los diésel. En un momento en el que nos estamos dando cuenta de que los diésel quizás no sean tan limpios, ni racionales (ver las 12 claves del proyecto para acabar con el diésel en París en 5 años), esto puede ser un arma de doble filo. Los diésel presumen de mucho par en bajas, pero el retardo del lag y la falta de respuesta, con respecto a un motor de gasolina, sigue siendo un handicap importante, especialmente cuando de lo que se trata es de crear un coche con ciertas aptitudes deportivas. El compresor eléctrico puede lograr que el tacto de un turbodiésel sea mucho más cercano al de un motor de gasolina. Seguirán existiendo otros handicaps que te harán preferir un motor de gasolina, pero el compresor eléctrico es uno de esos elementos que de verdad puede marcar la diferencia. Y para muestra, leer nuestra prueba del Audi RS5 TDI Concept.
5. ¿Merece la pena añadir tanta complejidad a un motor? Según Audi sí. Los compresores eléctricos suponen un reto en varios aspectos, como la gestión térmica, o la instalación eléctrica. También es irrefutable que añadir un sistema más a un motor, por fiable que resulte, aumentará el número de componentes susceptibles de sufrir un fallo. El sistema de Audi requiere de una instalación de 48 voltios adicional. En Audi, lejos de verlo un problema, consideran que tarde o temprano será necesario gozar de nuevas instalaciones eléctricas que sean capaces de suministrar a todos los sistemas equipados a bordo. Por lo tanto, los inconvenientes de instalar un compresor eléctrico según ellos se minimizan.
En Diariomotor: ¿Por qué los compresores eléctricos serán la nueva revolución del TDI de Audi?