Nací a mediados de los 70 y siempre he vivido en Zaragoza. Eso quiere decir que en mi imaginario particular no sólo están el cierzo, el Ebro y los hermanos Arcega sino también Opel. No sólo por los vínculos personales, sino porque vivir a 20 km de la planta de Figueruelas desde que se instaló en 1983 significa tener contacto directo con todos los modelos de la marca alemana a lo largo de 30 años. Y admito que antes de esta entrevista el diseño de Opel gravitaba en mi cabeza entre ejemplos fascinantes como el Monza, Calibra, o Kadett GSI, y otros anodinos como el Vectra y Astra de segunda generación… Digo “gravitaba”, porque hace pocos días tuve la ocasión de charlar con Friedhelm Engler, Director de Diseño Avanzado de la marca de Russelheim, y en esa conversación aprendí que el lenguaje del diseño de la marca respondía a unos principios muy atractivos y sólidos. Con Engler hablé sobre cultura del automóvil, sobre diseño y sobre tecnología, pero sobre todo hablamos de las raíces del diseño en Opel y cómo se proyectan hacia el futuro… y el futuro suena excitante.
Diariomotor: Hoy en día la cultura del automóvil parece dividida entre una cierta ansia de tecnología muy innovadora y una adoración por los coches de la era “analogica” de los 60, 70… ¿Como se afronta este conflicto en términos de diseño?
Friedhelm Engler: El diseño de coches funciona parecido a un buen reloj. Hubo una época en la que todos eran ultramodernos, digitales y de plástico… ¿Tiene usted todavía uno de esos? Probablemente no, eran casi desechables y nadie ya los tiene. La tecnología más moderna a veces parece sosa y sin alma pero al combinarla con lo mecánico, el sonido de un reloj o de una ruleta con su “click, click”, adquiere encanto. El buen diseño es una combinación de nuevo y viejo puesto todo junto, la mezcla de ingredientes. En Opel tenemos unas raíces del diseño muy sólidas en las que apoyarnos para crecer y mirar hacia delante, así que para nosotros es un poco como cuando viajas: si quieres ir a un sitio necesitas saber de dónde has partido. Por eso nosotros nunca haremos diseño “Retro”, yo nunca lo haré. Pienso en uno de mis coches favoritos, el Opel Commodore… nunca lo copiaría para hacer uno nuevo, ni haría un Mustang, un Beetle… Si fuese a hacer algo parecido, usaría un indicio del sabor, ni siquiera el sabor completo sino una pista del sabor de lo viejo para empezar a hacer algo completamente nuevo. Y creo que ese es el principio del diseño de Opel: nunca mirar hacia atrás, pero saber de donde vienes.
DM: Me parece interesante porque quizá el diseño retro puede llegar a cansar: están muy bien, son muy cool pero… ¿necesitamos eso?
FE: Eso es historia, ya está hecho. Uno de mis amigos más cercanos es Gerhard Schnell, que diseñó el Opel GT y ahora tiene 70 años, y él me decía en una ocasión “incluso en los 60, Opel nunca fue retro, nunca miraba hacia atrás”, esa era su visión, y todavía lo es. Si yo hago algo muy avanzado quiero tener algo que venga del ADN de Opel y su historia, pero que no sea obvio, que necesites encontrarlo. Por ejemplo el Monza Concept tiene sólo unos pocos elementos del Monza original, pero están ahí. El pilar B es un poco Monza, la gran superficie de cristal es Monza, la sencillez de las líneas es Monza, la línea de cintura baja es Monza, y el concepto del coche deportivo y dinámico justo por debajo de la gama más alta es Monza. El Monza original era el “coche del gentleman driver”, y si lo comparas con el Concept Car, puedes sentir y oler la conexión, pero no es tan obvio.
DM: Puede que en esa búsqueda de personalidad muchos diseños de los últimos años tienen rasgos muy fuertes en los laterales con líneas tensas y duras, muy agresivas. Parece que en Opel esa tendencia ha influído poco y de hecho el Concept Monza parece estar construído más pensando en los volúmenes que en las líneas…
FE: Como diseñador necesitas hacer las cosas sencillas donde tienen que ser sencillas, y necesitas mantener la complejidad donde es necesario para el cliente. El Monza es un buen ejemplo de cómo usar menos líneas, que sean límpias y sencillas y que todo gire en torno a las proporciones, por eso en el vídeo aparece el galgo: es un animal precioso por esa ligereza y serenidad de su cuerpo, pero luego empieza a correr y “¡zas!”, desaparece. No es algo acerca de la potencia sino de la eficiencia, y es ese pensamiento el que hemos tratado de aplicar al coche…
Si tienes unas buenas proporciones no necesitas de un montón de líneas para esconder los errores de diseño en los volúmenes. Siempre partes de unos requisitos técnicos: tienes que tener unas ruedas pequeñas porque son más baratas y eficientes, tienes que tener protección para los peatones, tienes que tener un maletero, tienes que tener… con eso lo que tienes a veces es un coche muy desproporcionado. Entonces puedes hacer algo parecido a lo que sucede con las ropa y las líneas rectas, con las líneas en la carrocería puedes esconder mucho y cuantas más líneas tiene un diseño, probablemente es que tienes más cosas que esconder.
DM: Esto me recuerda al Calibra o al Coupé de la segunda generación del Astra que eran muy limpios de líneas, muy fluídos…
FE: El Calibra era un buen ejemplo de esto. El jefe de diseño era Gerhard Schnell, el creador del GT y el Monza, y el fundamento del coche era la eficiencia aerodinámica. Era mucho más bajo que un Vectra y de líneas muy limpias y fluídas, tanto que tenía el récord de eficiencia aerodinámica de un coche de producción en el momento, un CX de 0’26 si no recuerdo mal. La belleza de ese tratamiento aerodinámico es lo que hizo el alma y el carácter de aquel vehículo. Este es de hecho el coche que me hizo querer ser diseñador y me conectó con la compañía: lo ví en el Salón de Frankfurt siendo aún estudiante y me dije “Vaya… esto es lo que quiero hacer”… y fue un buen punto de partida entrar en Opel en 1992. Entré para trabajar en el Corsa B, con Hideo Kodama… y aún hasta hoy, que estoy muy feliz aquí.
DM: Pensando en conceptos atrevidos, hace años Opel lanzó el Signum, que no funcionó en el mercado demasiado bien, pero su concepto es el que muchas otras marcas parecen buscar ahora (BMW Gran Turismo, Mercedes Clase R, Citroën DS5…) ¿Va a volver Opel sobre el concepto Signum?
FE: Fue un coche un poco adelantado a su tiempo, pero no creo que vayamos a volver hacia atrás sobre nada. Era un gran concepto (y aún lo es) pero quizá no era ni el momento correcto ni partía de la mejor base, pero tenía muchos valores interesantes sobre los que quizá si volvamos. Si miras al Monza ves que es un coche espacioso, bajo y largo… y si lo pones junto al Signum ves que no están tan lejos el uno del otro, sobre todo en la mitad trasera. No va a haber una vuelta al Signum, pero como he dicho antes, tendremos en cuenta nuestro pasado para saber lo que ha sido bueno, y con ello miramos al futuro…
DM: En español no existe esa diferencia que hay en inglés entre “design” y “styling”, así que se pierde un poco el significado de esa labor, pero parece que en el proceso de desarrollo de un coche cada vez ganan cada vez más peso los diseñadores frente a los ingenieros…
FE: Si, creo que es así. Por decirlo de alguna manera, si la tecnología disponible en una misma categoría es muy similar uno tiene que hacer algo para diferenciarse de los demás, encontrar el ADN, el alma que te convierte en la empresa o la marca que eres como un principio. Nosotros [Opel] queremos ser accesibles: no queremos ser Mercedes o Porsche, no somos eso, porque queremos que tú y yo podamos comprar los coches, y no sólo unos pocos afortunados. Queremos ser superexcitantes, y queremos ser competitivos en eso; puedes pensar que en Alemania hay unas cuantas marcas cuyo nivel de emoción es muy alto, pero no es tan difícil competir. Y por último, y no quiero que parezca presuntuoso porque soy alemán, queremos tener precisión. Esa precisión puede encontrarse también aquí en Zaragoza, la calidad con la que se hacen aquí los Corsa, Meriva o Mokka es brillante, es más bien una actitud que no te permite dejar cosas descuidadas. Así que queremos ser “alemanes” no en el sentido nacional, sino como un sinónimo de “la mejor ingeniería y precisión posible”. Y también hay algo que he aprendido de mis colegas de otras nacionalidades, particularmente de aquellos del sur: hay algo más que ser simplemente “cuadriculado” como yo, tiene uno que tener algo más del sabor de la vida, a esto nos referimos con poner el alma y el corazón en lo que se hace, y eso es algo que los alemanes necesitamos aprender…
DM: Parece que en los departamentos de arte y diseño siempre tenga que haber una experimentación que no se ajuste a los ejes básicos, que sea más flexible…
FE: Es que no se puede forzar el diseño, tienes que dejarte llevar, y mirar las cosas con sentido del humor, desde un lado y el otro, del revés. A veces vienen estudiantes a nuestro departamento de diseño avanzado, les enseñamos lo que hacemos (no se lo ocultamos), y obtenemos respuestas muy sinceras, sin filtros, sin respeto hacia mí o mi trabajo… “Yo no haría eso de esa manera, es una basura anticuada, esto es como lo haría mi padre…”, escucharles a ellos es como si alguien te diese un golpe en la cabeza para que lo repensases todo. Yo tengo 50 años y sé que soy muy de la vieja guardia, por eso necesitamos la participación de los diseñadores más jóvenes, que son supercreativos, con muy buenas ideas, sin respeto a los principios establecidos y que preguntan cosas que yo no me preguntaría. Lo que les puede faltar es experiencia, bagaje y un cierto sentido estético de lo que está bien y lo que no, y eso es lo que yo puedo aportar desde mi rol de Director. Esa mezcla de los diseñadores más veteranos y los más jóvenes es la combinación que permite crear algo nuevo. Yo sólo no habría podido crear el Monza Concept, hace falta un equipo.
DM: Precisamente en el pasado Salón de París hablamos con dos de sus jóvenes diseñadores de interiores, Muriel Sultana y Jean – Marie Playe, y les preguntamos por sus fuentes a la hora de detectar las tendencias de cara a los clientes, dónde “leían” lo que la sociedad podía querer… ¿Cuales son sus fuentes?
FE: Ah, si, Muriel y Jean – Marie. Creo que cada uno tenemos nuestras fuentes. No soy un gran visitante de museos por ejemplo, pero sí me gustan los puentes entre la historia y el futuro, eso es de donde proviene mi principal inspiración. Durante la semana trabajo con materiales súper modernos, y el fin de semana me gusta restaurar mi viejo Opel Kommodore y viajar con él hasta Mónaco… También me gustan las carreras, los eventos de competición… en resumen, todo aquello que huele mucho, hace ruido, es loco y peligroso. Y en cierto modo es un poco tonto porque pones mucho dinero y lo único que obtienes a cambio es… emoción y entusiasmo. Es mi forma de “recargar” durante el fin de semana y me siento feliz…
DM: Así que es usted lo que llamaríamos un “Petrolhead”…
FE: Si, quizá un poco de la vieja escuela, pero también cambiando entre lo viejo y lo nuevo. Creo que eso es parte del diseño, prestar atención a la diferencia entre la última tecnología y las tecnologías más antiguas, a la diferencia entre digital y manual, la diferencia entre “blando” y “súper duro” en una línea… Es como estirar una goma, tratas de estirarla al máximo, tratando de averiguar cuánto se puede antes de que se rompa, y es en ese momento en el que tienes la máxima tensión y piensas “vaya, aquí está sucediendo algo”… ese es el momento que quieres atrapar en el diseño
DM: Se nos acaba el tiempo, pero al hilo del diseño y los conceptos atrevidos no quiero dejar de preguntarle ¿Qué piensa de los “coupé de cuatro puertas”?
FE: Me gustan mucho, es lo más emocionante que puedes tener a partir de una berlina de cuatro puertas. Si bajas el techo un poco tienes mejor aerodinámica, y aunque pierdas un poco de espacio vertical en las plazas traseras… ya está. Si te compras un coupé te da igual el espacio en las plazas trasera, pero si compras un coupé de cuatro puertas tienes funcionalidad y a la vez un aspecto cool…
Engler es un entusiasta de Opel y un entusiasta del automóvil. Nos despedimos con un apretón de manos y mientras me marcho hablando con el contacto de prensa de Opel se queda refrescándose la garganta con una cerveza (hecha en Zaragoza). En 30 minutos de charla no sólo me ha transmitido ese entusiasmo sino una visión distinta y muy personal del diseño de Opel y del enfoque de sus productos en el mercado. Sus coches actuales son mucho más atractivos y sólidos que aquellos coches anodinos de mediados de los 90, y Engler parece tener claro hacia donde dirigirse. ¿Un Insignia Coupé 4 puertas? ¿Un Shooting Brake de alta gama inspirado en el Monza? ¿Un nuevo coupé de líneas puras al estio del Calibra? Si lo que esté por venir resulta tan pasional como el discurso de Engler, la Opel de la próxima década promete.
Fotos: Opel España | Diariomotor
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