De izquierda a derecha: Martin Winterkorn, Ursula Piech y Ferdinand Piech
Que Ferdinand Piëch, a la cabeza del comité de supervisión de Volkswagen, se había convertido en la voz discordante de Volkswagen, con Martin Winterkorn como presidente del consejo de administración del Grupo que aspira a superar a Toyota y convertirse en el mayor fabricante del mundo, ya lo sabíamos. Lo que ha sorprendido a todos es que Piëch, nieto de Ferdinand Porsche, galardonado en 1999 como el ejecutivo más importante para la industria del automóvil del siglo, decidiera renunciar. Una decisión que habría tomado tras haber perdido la confianza en la ejecutiva del Grupo Volkswagen.
Sin lugar a dudas la salida de Ferdinand Piëch es todo un golpe de efecto. Piëch es el patriarca de una familia que ostenta el 51% del control del Grupo Volkswagen (Wall Street Journal). Su esposa Ursula Piëch, que pertenece al comité de supervisión desde agosto de 2012, también dejará su puesto. Berthold Huber, el siguiente en la «línea de sucesión», ocupará el cargo interino de Ferdinand Piëch.
La caja de los truenos se destapó cuando, dos semanas atrás, Ferdinand Piëch reconocía su distanciamiento con el que fuera su discípulo, Martin Winterkorn (Der Spiegel). Se daba por hecho que Winterkorn acabaría sucediendo a Piëch en el momento en que venciese su mandato, en 2017. Lo que muy pocos podían imaginar es que los acotecimientos se precipitarían de esta manera.
Tras el aluvión de rumores que desató aquella noticia, el Grupo Volkswagen AG publicó un escueto comunicado de prensa (puedes leerlo aquí) en el que se reconocía a Martin Winterkorn como el mejor CEO posible para la marca. Un comunicado de prensa que fue aprobado por la mayoría de los miembros del mismo comité que preside Ferdinand Piëch.
Definitivamente, parece que Martin Winterkorn ha ganado este «juego de tronos».
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