Cuán equivocado estarás si piensas que el único plan de Tesla Motors es desarrollar gadgets de cuatro ruedas, coches rodeados de un gran halo tecnológico, aprovechándose del interés generado en los yuppies californianos, y la financiación de la administración Obama para proyectos «ecológicos». Ya sea por esa faceta de visionario que tantos adoran de Elon Musk, o incluso el narcisismo que otros quieren ver tras su imagen estereotipada del emprendedor de Silicon Valley, el objetivo de Tesla Motors va mucho más allá de revolucionar la industria del automóvil. Su objetivo pasa por transformar, por completo, el panorama energético.
Y como toda revolución en ciernes, es probable que sus objetivos te parezcan utópicos. Y en cierta medida lo son. Tesla Motors, su fundador Elon Musk, y su proyecto Solar City, pretenden que el suministro de cualquier familia, y de cualquier negocio, pueda prescindir por completo del sistema que rige actualmente, cubrir las necesidades de sus clientes aliviando, por si no fuera poco, el consumo de combustibles fósiles y la emisión de gases contaminantes a nuestra atmósfera.
Dicho lo cual, pasaremos a analizar qué ha sucedido, qué va a suceder en los próximos días, y en los próximos años, para que nos atrevamos a afirmar, sin temor a equivocarnos, que Tesla Motors está alejándose cada vez más del concepto de fabricante de automóviles para convertirse en la punta de la lanza de la innovación energética.
Tesla Motors nació poco antes de la vorágine de los coches eléctricos en California, partiendo de un origen tan modesto como la modificación de un Lotus Elise transformado en un deportivo eléctrico. Años más tarde, California asistiría al nacimiento de otros fabricantes, como Fisker Automotive (ver cronología de su declive), animados entre otras cosas por los cuantiosos préstamos proporcionados por el Departamento de la Energía de los Estados Unidos. Y aunque aquel comienzo no fuera un camino de rosas para Tesla Motors (de hecho Google acordó la adquisición de Tesla Motors para «rescatarla), finalmente lograría salir adelante y hacer que su concepto de coche eléctrico, materializado en el Tesla Model S, fuera viable.
¿Y qué hizo que el Tesla Model S triunfase? Para empezar su autonomía. Con más de 500 kilómetros con una recarga completa, según ciclo europeo, Elon Musk cree que han logrado satisfacer con creces las necesidades de sus clientes. El Model S sigue siendo un producto premium, por concepto y precio, pero sus cifras constatan un éxito en el que también ha contribuido su imagen tecnológica, su distinción y su practicidad.
Con todo y con eso, la hoja de ruta de Tesla Motors no se está cumpliendo, al menos como nos habían prometido inicialmente. La gente de Tesla Motors ya nos ha reconocido en alguna ocasión que su expansión mundial, en mercados tan importantes estratégicamente como China, y la conformación de su red Supercharger, han hecho que los proyectos de la marca avanzasen a un ritmo más lento del esperado. Tesla prometió un producto más accesible, más económico, que el Model S. Entre tanto, en unos meses arrancará la producción del Tesla Model X, una suerte de crossover con «alas de halcón».
Tesla Motors, el terror de las petroleras
¿Te imaginas comprar un Audi, un BMW, o un Mercedes-Benz, y que la marca te garantice repostar gratis durante toda su vida útil? Básicamente eso es lo que ha hecho Tesla Motors con su red de electrolineras Supercharger. Inicialmente, esta infraestructura de recarga no ha sido concebida para que sus clientes realicen sus «repostajes» eléctricos de manera gratuita, sino para facilitar desplazamientos de largo recorrido, unir Estados Unidos de norte a sur, y de costa a costa, y todos los países de la Unión Europea, sin que el hecho de conducir un eléctrico suponga ningún impedimento. En cualquier caso, la idea no deja de ser transgresora.
La revolución energética
Es cierto que el término revolución a menudo es utilizado muy a la ligera. Aún así huelga decir que el proyecto a largo plazo de Tesla Motors, y otra de las empresas de Elon Musk, SolarCity, es como mínimo muy ambicioso. SolarCity se ha encargado de convertir el autoabastecimiento energético de energía, mediante placas solares, en un negocio muy rentable para sus clientes. Esencialmente prometen un concepto de leasing que va más allá de la amortización de las instalaciones, que se basa en garantizar que el cliente tenga un gasto en suministros eléctricos inferior al reflejado en sus facturas mediante los proveedores energéticos tradicionales. Y todo ello generando energía sin consumir combustibles fósiles.
En paralelo, Tesla Motors ya ha iniciado la construcción de sus enormes fábricas de baterías, sus Gigafactory. Con una producción estimada de 50 GWh/año, estas fábricas serían capaces de satisfacer el suministro necesario para fabricar más de 500.000 unidades de Tesla Model S. Unas cifras que lógicamente superan, y con creces, las estimaciones más optimistas de Tesla a corto plazo.
Aquí entraría en juego precisamente el segundo plan de Tesla Motors, que el año pasado anunciaba la liberación de sus patentes. Las baterías de Tesla no solo servirán para suministrar sus equipos de producción solar de SolarCity, sino también para proveer a aquellos fabricantes de automóviles eléctricos que así lo deseen.
Tesla Motors como proveedor energético para el hogar
El siguiente paso, y el secreto a voces que Tesla Motors nos confirmará muy probablemente esta semana, será un nuevo servicio para el hogar que pasará por la instalación de un sistema de almacenamiento energético, de baterías. Evidentemente esta idea va más allá de la acumulación de energía para situaciones de emergencia, por ejemplo una catástrofe. El objetivo de Tesla Motors sería afianzar aún más el negocio de SolarCity acercando el autoabastecimiento energético a los hogares estadounidenses, con un análisis profundo de las tecnologías que se han utilizado hasta la fecha y de los posibles errores que se habrían cometido para que la idea del autoabastecimiento aún no haya calado en los consumidores.
Como ves el proyecto de Tesla Motors es mucho más ambicioso que el mero hecho de producir un coche eléctrico, y va más encaminado al objetivo de garantizar un sistema energético sostenible y muy alejado del concepto de generación y suministro tradicional. Si miramos más allá, al resto de proyectos de Elon Musk, veremos que calificar a este sudafricano de nacimiento como un visionario no es ni mucho menos una licencia del periodista.
Elon Musk fue uno de los fundadores de PayPal, el servicio que logró instaurar el sistema de pagos en internet. También es fundador de SpaceX, un desarrollador aeroespacial que promete acelerar la exploración espacial comenzando por una de las mayores trabas que han encontrado las agencias internacionales, garantizando una importante reducción de los costes mediante cohetes reutilizables. Por si no fuera poco, en sus ratos libres, Elon Musk organizó un comité de técnicos para vislumbrar un concepto de transporte terrestre, Hyperloop, que permitiría desplazamientos de larga distancia a velocidades de hasta 1.220 km/h. Es decir, conectar Madrid y Barcelona en 35 minutos.
Fuente: Tesla Motors
En Diariomotor: Hyperloop, la revolución del transporte que promete viajar a 1.220 km/h en 12 preguntas y respuestas