Elon Musk sube al escenario para anunciarnos un secreto a voces. Tesla quiere estar presente en los hogares de todo el mundo. La expectación es máxima. Elon se dirige a un público entregado con cercanía, con palabras no siempre políticamente correctas, y los asistentes le corresponden con jaleos que nos recuerdan a aquellos «one more thing» de Steve Jobs, asistentes que no dudan en bromear e interrumpir a un Elon Musk que con cierta timidez nos cuenta sus ideas para cambiar el mundo. Elon Musk dibuja un panorama energético terrible, ilustrándolo con imágenes de columnas de humo, contaminación y una alta dependencia de fuentes no renovables. Elon Musk nos presenta Tesla Energy, sus baterías para hogares y negocios. Pero, ¿será suficiente con esto para revolucionar el panorama energético mundial?
Elon Musk quería resolver uno de los grandes problemas que impiden que se produzcan avances en el desarrollo del autoconsumo y en un uso más inteligente de las redes energéticas, la calidad de las baterías y los sistemas de almacenamiento energético. Ese sería el gran vacío que pretende cubrir Tesla, ofrecer un producto económico, compacto, e incluso atractivo visualmente. El Powerwall de Tesla Energy sería capaz de acumular 7 kWh o 10 kWh, según la versión que escoja el cliente, y contaría con todo lo necesario para comenzar a funcionar en cualquier momento con una instalación relativamente sencilla en el hogar, colocándolo en cualquier pared que escoja el cliente, por ejemplo en el interior del garaje o incluso en la fachada exterior.
El Powerwall comenzará a venderse este mismo verano, y la intención de Tesla será distribuirlo por todo el mundo en los próximos meses, de manera que es probable que en 2016 ya esté disponible en nuestro país.
El primer paso importante para convencernos de que colocar una batería en nuestro hogar es una gran idea es ofrecerla a un precio asequible. En Estados Unidos se comercializará por 3.000 dólares en su versión de 7 kWh y por 3.500 dólares en su versión de 10 kWh. Son unos precios realmente contenidos para un dispositivo de este tipo. El secreto de su precio radicaría precisamente en la economía de escala, en el ahorro de costes que puede suponer fabricar cientos de miles de baterías al año en sus mastodónticas fábricas Tesla Gigafactory 1.
Elon Musk confesaba que para Tesla Energy sus fábricas no se entienden como una infraestructura, sino como un producto en sí mismo, un producto gigante. El producto Gigafactory 1 irá expandiéndose con nuevas localizaciones, de manera que Tesla pueda crear cada vez más baterías para satisfacer la demanda mundial. Como con el resto de productos de la marca, Tesla Energy liberará sus patentes, de manera que cualquier fabricante pueda abrir su propia Gigafactory y producir baterías. Lo cual no deja de ser una política transgresora, si tenemos en cuenta lo cautelosos que suelen ser los fabricantes a la hora de proteger su tecnología. Pero en el fondo estamos ante una razón más para creer firmemente en la gran amplitud de miras de Elon Musk y su equipo en Tesla Motors.
¿Y para qué demonios sirve el Powerwall de Tesla Energy? Inicialmente el Powerwall garantiza a sus clientes ahorro energético, puesto que su tecnología permitirá jugar con las tarifas energéticas adquiriendo electricidad en aquellos tramos en los que resulte más económico y suministrando la energía acumulada durante esos periodos, en los tramos en los que resulte más caro. Esa filosofía, a gran escala, conseguiría que la red energética de una ciudad o un país fuera más sostenible y predecible, de manera que no se produjeran tantos picos y valles de consumo, que probablemente sean uno de los mayores retos a los que han de enfrentarse las energéticas.
La Powerwall por lo tanto no genera energía, aunque evidentemente la idea que pretende propiciar es la de combinarse con paneles solares y garantizar el autoconsumo de sus clientes. Por otro lado, la Powerwall también garantizaría el suministro energético ante apagones eventuales. Probablemente, la aplicación más inteligente de las Powerwall y los paneles solares llegue en lugares en los que sea necesario el suministro energético y no exista una infraestructura eléctrica adecuada.
Tesla Energy sueña con un mundo en el que todos los hogares cuenten con este dispositivo y con paneles solares para reducir el consumo de energía proveniente de combustibles fósiles. Un consumo de energía mundial que cifran en una ingente cantidad de kWh, concretamente en un 20 seguido de doce ceros.
Lo que propone Elon Musk y Tesla Energy es increíble. Elon Musk confía en que el modelo energético mundial puede cambiar por completo y en el hecho de que el estado de la tecnología, de baterías como las que suministrarán a partir de este verano, permitiría abogar por ese cambio. Pero la realidad es bien diferente. Sus Gigafactory aún están en construcción y ya hemos visto como la hoja de ruta de Tesla Motors tenía que modificarse sobre la marcha por los problemas que han ido surgiendo en los últimos años, produciéndose retrasos importantes, por ejemplo en la expansión de sus electrolineras y en el lanzamiento de nuevos productos.
Además de su Powerwall, Tesla Energy también nos presentó su Powerpack, unas baterías de mayor tamaño que en un formato de tipo bloque ofrecerían 100 kWh. El sistema Powerpack está enfocado para su utilización en negocios y fábricas y es escalable, de manera que negocios de muy diversa índole – como la cadena de centros comerciales Wallmart que ya ha comenzado a utilizarlo – puedan gozar del suministro energético «inteligente» que ofrecen estas baterías.
Con 160 millones de Powerpacks se podrían cubrir las necesidades energéticas de los Estados Unidos. Con 2.000 millones, iluminarían todo el planeta.
Pero la realidad es que Tesla Energy aún tiene mucho que demostrar. Para que se produzca ese cambio, esa sociedad utópica en la que el mundo genere la energía que necesita mediante paneles solares, se requeriría de una producción a una escala muy superior a la que plantean las Gigafactory. Y para ello también sería necesario aumentar exponencialmente el consumo de litio que utilizan sus baterías, un metal que, por otra parte, no es infinito – aunque sí muy abundante – y caro. Por no hablar de los inconvenientes que podrían encontrar en muchos países, como España, y su política servilista para con los proveedores energéticos.
¿Conseguirá Elon Musk revolucionar de verdad el panorama energético mundial? ¿Lograremos prescindir de los combustibles fósiles para iluminar nuestro futuro? Lo único que tenemos muy claro es que tardaremos mucho tiempo en dar respuesta a estos interrogantes.
En Diariomotor: Algo más que coches: el plan de Tesla Motors para revolucionar el sector energético