Te voy a contar un secreto. Jamás vamos a ver una homologación de consumos lo suficientemente realista como para satisfacer a todas las partes implicadas, ni tan siquiera al lado a priori más interesado, que a su vez requiere más protección, el de los consumidores. Y eso es así por una sencilla razón: no se puede implementar una metodología de homologación que encaje con los hábitos y el modo de conducir de todos los conductores. En lo que sí estaremos de acuerdo, sin ninguna duda, es en el hecho de que el ciclo de homologación europeo (NEDC) requiere una profunda revisión, la entrada de un nuevo ciclo Real Driving Emissions (RDE) que intente replicar de manera fiel los consumos y las emisiones que genera un coche en la vida real. Y estamos de enhorabuena. Parece que la Unión Europea está a punto de establecer una hoja de ruta al respecto.
Quienes no lo ven tan claro son los fabricantes. Cualquier cambio al respecto exigirá las adaptaciones técnicas pertinentes, pero sobre todo definir un marco concreto de actuaciones, una hoja de ruta aceptable para sus intereses comerciales – que es razonable se tengan en cuenta – y una metodología muy bien definida. La European Automobile Manufacturers Association (ACEA) abogaba estos días por definir cuanto antes los requisitos de los ciclos Real Driving Emissions para poder llevar a cabo todos aquellos cambios que sean necesarios, cambios que también afectarán de alguna manera a la tecnología de nuestros coches.
De otra forma, ACEA no cree que este nuevo Real Driving Emissions pudiera entrar en vigor en los plazos que propone la Unión Europea y los comités que se están encargando de llevarlo a cabo. Pensemos que se está proponiendo su entrada en vigor en septiembre de 2017.
Recientemente asistíamos a otro gran paso adelante de la Unión Europea para agilizar estos trámites, y lo que es más importante, hacer que la legislación europea sea mucho más efectiva e inteligente a la hora de cumplir con las verdaderas necesidades de los ciudadanos. Un paso adelante que no solo afectará a los proyectos relacionados con la industria del automóvil, como los que están llevando a cabo los grupos CARS21 y CARS 2020, sino a otras iniciativas que se están legislando en el Parlamento Europeo. ACEA valoraba positivamente esta decisión, que entre otras cosas abogará por involucrar aún más a los fabricantes, cuyos intereses están en juego en estos momentos.
En las próximas semanas y meses seguiremos conociendo más detalles acerca de este nuevo protocolo Real Driving Emissions que debería acabar con el New European Driving Cycle, obsoleto con el progreso tecnológico de la industria (especialmente en lo que concierne a vehículos como los híbridos enchufables), y cada vez menos útil por las soluciones que los fabricantes han ido encontrando para conseguir unos resultados muy favorables para sus intereses. Soluciones que de una forma u otra siempre van a ayudar a mejorar los consumos reales, pero que ante todo pueden contribuir a que ese margen entre consumo real y consumo homologado se ensanche en vez de estrecharse.
Pero la duda mayor, con diferencia, será ver cómo pretende la Unión Europea implantar un protocolo de pruebas y certificaciones de homologación que deba practicarse en un entorno real y no en un laboratorio.
En Diariomotor: Desmitificando el ciclo de homologación europeo (NEDC)