Hoy he estado en la presentación en Santiago de Compostela del programa Ford Adapta. Como usuario de silla de ruedas y apasionado de los coches tenía mucha curiosidad por ver esas adaptaciones de las que había oído hablar sobre los modelos de la marca. Las adaptaciones que trajeron de muestra iban desde una rampa adaptada en la parte trasera de una furgoneta, el típico eurotaxi adaptado, hasta un gadgetobrazo que se lleva tu silla desde al lado de tu puerta hasta el maletero del coche. Todo un alarde de ingeniería que resulta tan asombroso como los despliegues de los techos de los primeros coupé-cabrio cuando salieron, hace ya alrededor de una década.
Yo llevo relativamente poco tiempo como usuario de silla de ruedas, pero como me gustan tanto los coches ya he estado probando como meterme, y meter mi silla en distintos modelos, al final es una cuestión de maña… y con estas adaptaciones la cosa no es diferente. Sigo necesitando la maña y lo único que consigo ahorrar es algo de esfuerzo, pero tampoco mucho, de modo que, a pesar de las buenas intenciones que hay tras el programa, tiene más inconvenientes que ventajas.
Estos sistemas resultan en general bastante lentos para un uso diario y habitual del coche, lo que les hace perder buena parte de su practicidad, si yo necesito subir al coche e irme porque tengo prisa y al sistema le lleva casi dos minutos meter la silla en el coche, más el tiempo que me lleva a mi plegarla y colocarla… resulta un tanto desesperante y ya no digamos si estás bajo la lluvia y ves como tu silla y todo ese sistema se empapan y encharcan el interior de tu coche.
El sistema se hace “a medida” para tu silla, de modo que si eventualmente estás usando otra silla diferente porque la tuya está en reparación, renuevas el modelo de silla – o simplemente tienes varias sillas – tendrás que readaptar el sistema. Bien con una serie de piezas intercambiables para cada silla, o reprogramando el sistema para que entre más o menos y el maletero o las puertas puedan seguir cerrando correctamente.
Otro inconveniente es el espacio: al ser fijos, dentro del vehículo ocupan un espacio en el maletero en unos casos, en los asientos de atrás en otros, que no es recuperable, lo que resta mucha practicidad al coche. Por ejemplo, el enorme maletero del Ford Mondeo familiar sólo sirve para llevar una silla de ruedas y un gadgetobrazo… ¿dónde meto mis maletas, las sillas de los niños y demás equipaje?
Pero eso no es todo, el espacio que ocupa el despliegue alrededor del coche tampoco es desdeñable. Si tienes la suerte de encontrar una plaza adaptada libre, debes asegurarte de que el espacio alrededor no va a ser ocupado por nadie más, o te puedes encontrar con la desagradable sorpresa de que no puedes utilizar tu maravilloso (y caro) sistema para meter la silla en el coche, y tendrás que recuperar tus mañas para meterte con tu silla en el coche.
En el Ford B-MAX, un coche que destaca por su versatilidad, se pierden dos de las tres plazas traseras… ¡para meter una silla que cabe entre los respaldos de los asientos delanteros y los asientos traseros!, o en el maletero compartiendo espacio con la compra o lo que decida llevar. Es lo que mi profesor de matemáticas solía definir con la expresión “matar moscas a cañonazos”.
En este modelo me llamó la atención que incorporaba un sistema que hacía pivotar los asientos hacia fuera para hacer más cómoda la transferencia de la silla al asiento, algo que resulta bastante práctico, y además estaba resuelto de una manera bastante sencilla, pero el asiento no era el que el coche traía de serie colocado sobre un soporte pivotante, era diferente. Quiero creer que lo han hecho así por ser un coche de prueba que va a usar todo el mundo. Si elijo un acabado interior no me gustaría encontrarme con un asiento tan ochentero, en el que además desaparecen los reglajes en altura.
Por último, otro inconveniente bastante importante es el precio de estas adaptaciones. En la presentación mencionaron la mítica frase de Henry Ford, que pagaba sueldos a sus empleados que les permitían ser clientes de los productos que fabricaban. Según declaraban los responsables de Ford, en la fabricación de estos vehículos hay implicadas muchas personas con discapacidad, lo que es ciertamente motivo de orgullo, pero ¿se podrán pagar esos empleados el sobrecoste de esas adaptaciones?
Estaban en la presentación representantes de las distintas administraciones públicas, que se deshacían en alabanzas al carácter social del programa o las campañas de financiación de la marca… pero sin hablar de ningún tipo de ayudas para la incorporación de estas adaptaciones. El plan Ford Adapta ayuda con 500 euros, a las personas con discapacidad que opten por uno de sus modelos. Teniendo en cuenta que como mínimo van a necesitar – si van a conducir – que el cambio sea automático, la ayuda ya no parece tanta: sigues teniendo que pagar el sobreprecio de una caja automática. Una opción no de comodidad, sino una necesidad.
Si necesitas adaptaciones adicionales, la ayuda asciende a 1.000 euros. Efectivamente, menos es nada, pero sinceramente – al menos en mi caso particular – un sistema que me haga perder practicidad en el coche y lo único que me aporta es no tener que meter la silla dentro (el resto de maniobras no me las ahorro) no me compensa.
Algo que sí me pareció interesante es que existe una adaptación denominada bucle magnético. Esta opción permite a las personas que utilizan audífonos o implantes cocleares escuchar nítidamente los sonidos que salen de los altavoces – música, llamadas telefónicas – sin dejar por ello de oír el resto de sonidos ambientales o las voces de los acompañantes.
En resumen – y respondiendo de forma general a la pregunta del principio de si se adaptan a lo que necesito – la respuesta es un contundente no, si no tienes discapacidad auditiva. Como dije antes, es matar moscas a cañonazos, demasiado despliegue para subir una silla a un coche, incluso las adaptaciones aparentemente más sencillas, como los asientos pivotantes, no acaban de ser del todo útiles, teniendo en cuenta además el sobreprecio que suponen.
Muchos de estos gadgets, sobre todo los más complejos, parecen diseñados por alguien con muy buena intención pero con una visión externa de los problemas reales. Para el diseño de este tipo de cosas se deberían tener más presentes las opiniones y necesidades de los posibles usuarios, no pensando por ellos, sino consultándoles realmente.
Por Fran Carreira.