La siniestralidad de las furgonetas ha aumentado considerablemente en 2014. Entre enero y septiembre de 2014, 75 personas perdieron la vida en accidente de tráfico a bordo de furgonetas, frente a las 43 personas del periodo anterior. El repunte de la actividad económica, una flota de vehículos comerciales cuya edad media es de 12 años y unas carreteras deterioradas son partícipes de una estadística nada halagüeña. La DGT ya vigila el estado de los vehículos comerciales con estaciones móviles de ITV.
Fue una de las medidas adoptadas a finales del año pasado con el objetivo de reducir la siniestralidad de los vehículos comerciales. La DGT admite que las furgonetas son tras las motos el grupo de vehículos más absentistas en lo que a revisiones respecta. El deterioro mecánico de estos vehículos, junto a los excesos de carga y velocidad son un cóctel muy peligroso que ha terminado en multitud de accidentes. En su papel gubernamental, la DGT también achaca su peligrosidad a la economía sumergida, hecho realmente innegable.
Varias medidas se han puesto en funcionamiento desde entonces, como una intensa campaña de pesaje de vehículos de las que muchos transportistas son ya conscientes, empleando básculas tanto fijas como móviles. Los excesos de peso en vehículos de transporte acarrean multas muy severas para transportista y empresa. El control de peso o de documentación no es ninguna novedad, pero sí lo es en 2015 el uso de estaciones móviles de ITV para revisar el buen estado mecánico de los componentes de un vehículo comercial.
Hablamos especialmente de frenos, suspensiones y neumáticos, además de las luces. Estos controles son articulados por la Guardia Civil de Tráfico. Sobra decir que un vehículo comercial con los neumáticos excesivamente gastados o los frenos quemados es un peligro para todos. Por desgracia, la crisis y la falta de liquidez hace que en ocasiones primen otros gastos sobre la seguridad de los vehículos de transporte. Jaime Moreno – subdirector general de la División de Movilidad de la DGT – hizo especial hincapié en esta medida extraordinaria.
Otra problemática que en su momento expresaba la DGT es la de los permisos. La picaresca y la búsqueda del ahorro lleva a algunos propietarios a registrar las furgonetas como vehículo privado complementario, y después son destinadas al servicio público. Este problema afecta a las furgonetas de entre dos y 3,5 toneladas, que son las que necesitan autorización para el transporte público. Este control afecta al empresario, y no al conductor, a no ser que el conductor sea un autónomo, en cuyo caso hablaríamos de la misma persona.
Fuente: DGT
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