Te has decidido. Ya sabes qué coche quieres, quizás ayudado por nuestra herramienta ¿Qué coche me compro?. Y llegados a ese punto es probable que estés pensando en qué color quieres llevártelo. En Europa tenemos la suerte de contar con una oferta de colores muy nutrida. De hecho, cada vez es más habitual encontrarnos con modelos que abogan por una paleta de colores inmensa, y en ocasiones incluso combinaciones en dos tonos, acabados mate, adhesivos, y un sinfín de opciones que en definitiva buscan la mayor personalización del producto.
Ahora bien, ¿qué problema puede suponer escoger determinado color? ¿Me costará más caro el seguro si me lo compro rojo? Hablemos de 5 mitos (y realidades) acerca del color de tu coche.
1. El blanco, solo para los taxis (mito)
En Madrid y otras ciudades en las que los taxis se presentan en este color, el blanco siempre ha tenido esa fama de ser un color aburrido, típico de un taxi. He de reconocer que lo desconozco, pero quizás en Barcelona se tenga una impresión parecida con el negro. Pero lo cierto es que el gris y el blanco son los colores preferidos de los españoles (y los europeos).
Un 25% de los españoles escoge su automóvil en blanco y el blanco y el gris suman la mitad de los automóviles que se compran en España. Nos gustan los colores claros.
2. El negro y los tonos oscuros son peores en climas cálidos y en verano (realidad)
Estoy seguro de que, en el momento en que adquieres un coche, lo último en lo que estarás pensando es en que el color que cojas sea más o menos propenso a atraer los rayos del sol. Pero es cierto que las diferencias entre un coche claro, por ejemplo blanco, y oscuro, por ejemplo negro, son realmente importantes. Es un concepto físico básico, los cuerpos oscuros, y especialmente negros, absorben la luz y la energía de los rayos del sol (ver Wikipedia).
Si sumamos ese efecto con la naturaleza de un coche, un recinto cerrado y acristalado, los coches oscuros en un día soleado de verano pueden alcanzar en su interior temperaturas varios grados superiores a las alcanzadas por los coches más claros. Además del problema de iniciar un viaje con un coche a más de 50ºC, nos encontraremos con que el sistema de aire acondicionado tendrá que realizar un esfuerzo extra para climatizar el habitáculo, con el consecuente consumo de energía.
3. Los coches claros son más seguros que los oscuros (realidad y mito)
Existen diferentes estudios, a favor y en contra (NCBI, AAA Foundation), que han intentado encontrar – a veces con éxito – una relación entre el color del coche y la probabilidad de sufrir un accidente. El argumento esgrimido habitualmente está en la mayor seguridad de los coches con tonos claros y vivos por ser visibles en condiciones complicadas, como la oscuridad de un túnel, una callejuela, o los grandes contrastes que se producen en las zonas arboladas. Ese argumento tiene sentido. Ya os decimos que existen evidencias estadísticas a favor y en contra de esta afirmación y encontrar una justificación es realmente difícil. En cualquier caso, la industria ya ha encontrado una solución para resolver el problema de la baja visibilidad de un coche en esas condiciones, las luces encendidas durante 24 horas y la iluminación diurna. Definitivamente no es un tema del que te debas preocupar.
4. Coste de compra y reparación (realidad)
Basta con que te dirijas a un concesionario, o entres en el configurador de una marca, para comprobar como existen determinados tonos que siguen suponiendo un extra, generalmente de unos cientos de euros, respecto a los colores más básicos. Los metalizados y perlados, generalmente, siguen costando algo más. Y ni que decir tiene que los tonos especiales, los que a veces se utilizan como imagen de un nuevo modelo, en sus campañas publicitarias, etcétera, también suelen costar unos cientos de euros. En cuanto a reparaciones, nuestra mayor preocupación ha de estar en el caso de que escojamos un vehículo con un tono muy específico y acabados muy raros, por ejemplo tonos mate. Es importante que nos informemos antes de adquirir un coche con un tono tan especial como un acabado mate, en tanto su mantenimiento puede requerir de cuidados especiales, o restricciones, como la de no utilizar túneles de lavado con rodillos. También es muy importante que nos informemos acerca de su reparación. Ya os decimos que son casos muy concretos.
5. ¿Me costará más caro mi seguro por comprar un coche rojo? (mito)
Por mucho que se repita no va a ser verdad. El mito de que los coches rojos han de asumir pólizas de seguro más caras es solo eso, un mito. Esa misma leyenda urbana dice que se debe a que los coches rojos también tienen cierta predisposición a sufrir más accidentes. En realidad las aseguradoras no tienen en consideración que nuestro coche sea rojo, blanco, azul, o amarillo.
Tu póliza de seguro se basará sobre todo en otros aspectos personales, como tu historial de accidentes, tu franja de edad, etcétera. Pero el hecho de asegurar un coche rojo no supondrá que en consecuencia seas un conductor más peligroso, y tu aseguradora no te cobrará más por ello.