¿Crees que el Porsche 918 Spyder es el Porsche más rápido jamás fabricado? Te equivocas. La corona del Porsche más radical, rápido y tóxico se la lleva de calle el Porsche 909 Bergspyder. Fue un coche construido a finales de los años 60 con el único propósito de participar en competiciones de ascenso. Un coche de todo punto experimental, construido usando la menor cantidad posible de metal en pos de la ligereza extrema. ¿Cómo sino iba a lograr un Porsche de 1968 acelerar de 0 a 100 km/h en 2,4 segundos?
Las competiciones de ascenso causaban furor a finales de los 60. Un interés suscitado por la participación en las mismas de pilotos de Fórmula 1 y la competencia entre marcas como Ferrari, Porsche o Abarth en la disciplina. Hasta 1967, se limitaban a dar un apoyo oficial a pilotos independientes, pero cuando Ferrari anunció el desarrollo de una máquina dedicada exclusivamente a los ascensos, en Porsche se pusieron tensos. Un tal Ferdinand Piech – ¿os suena su nombre? – decidió plantar cara a Ferrari como mejor sabía.
Porsche ya tenía coches de competición específicos para los ascensos – los 910/8 – pero decidió optar por la optimización de la relación peso-potencia mediante la reducción del peso, lanzando una nueva máquina ultraligera. Así nacía el proyecto 909, que en 1968 se materializó en el Bergspyder. En resumidas cuentas, quisieron hacer el coche más ligero y rápido del momento. El coste no era un problema, Piech quería demostrar su valía en Porsche y personalmente supervisó cada paso de su desarrollo.
Todo arrancó con un chasis tipo spaceframe de aluminio. Todos sus componentes mecánicos entraban en su batalla, una solución entonces novedosa. El motor empleado por el 909 Bergspyder era un motor de Fórmula 1, un bóxer de ocho cilindros refrigerado por aire. Con sólo 1.981 cc era capaz de desarrollar 275 CV a 9.200 rpm, gracias al uso de inyección mecánica de combustible. Una caja de cambios manual de cinco relaciones pasaba la potencia a unos slicks montados sobre llantas de sólo 13 pulgadas.
Su motor era quizá la parte más convencional. De ahí en adelante, Piech se volvió loco. Para empezar, adoptó una carrocería abierta de fibra de vidrio. Un salpicadero era una comodidad, y el coche debía ser tan pequeño, que los pies del piloto estaban colgando por delante del eje delantero. El cableado que el coche necesitaba era mínimo – no tenía luces – pero se usó plata en lugar del cobre. Sus muelles eran de titanio en lugar de acero, y además, no tenía una bomba de combustible, para ahorrar 1,7 kilos. ¿Cómo?
El tanque de combustible – en sí construido de goma y titanio – sólo tenía capacidad para 16 litros de combustible, suficiente para un ascenso. Estaba presurizado, mediante una carga de nitrógeno que se le inyectaba antes de competir. Esta carga de nitrógeno empujaba el combustible, de igual manera que una bomba de combustible lo haría. Empleaba madera de balsa para algunas de sus resistancias y el ventilador que forzaba la refrigeración del motor estaba hecho de plástico en su práctica totalidad.
Sus discos de freno estaban construidos en berilio. Un carísimo metal, nunca antes usado en la industria del automóvil. Al menos no para construir discos de freno. Al ser un material tan cancerígeno, sólo cinco discos de freno se pudieron construir y se iban montando en el coche más rápido. Porque Porsche sólo construyó dos 909 Bergspyder, que disfrutaron de un éxito importante, pero no estelar. Los pilotos seguían prefiriendo el 910/8, coche ganador al que estaban acostumbrados, notablemente menos radical.
El Porsche 909 Bergspyder era extremadamente rápido. Era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,4 segundos. Más rápido que un Bugatti Veyron Super Sport, por ejemplo. Se desconoce su velocidad punta, pero se sabe que su peso en vacío era de sólo 375 kilos. Hay motos más pesadas que este Porsche 909 Bergspyder. Un Ariel Atom es 125 kg más pesado. Un peso pluma que disfrutó de apenas media temporada de competición. En 1969, tras haber ganado todos los campeonatos habidos y por haber, Porsche se retiró de los ascensos.
El competidor de Ferrari no llegaría hasta el año siguiente. Porsche ya estaba entonces enfocándose a competiciones de resistencia, y el 909 Bergspyder sería una excelente base de partida para los Porsche 908/3 de resistencia, máquinas victoriosas que hasta principios de los 80 competían en eventos de todo tipo.
Fuente: Petrolicious | UltimateCarPage
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