El Toyota Yaris se ha actualizado, con un nuevo rostro, un oportuno lavado de cara que pretenden mantener en la lucha del segmento B a uno de los benjamines de la gama Toyota. El Toyota Yaris es además el segundo modelo más vendido en España tras el Auris. Por eso nos hemos querido poner a los mandos de este coche, y no con un motor cualquiera. Hemos probado el nuevo Toyota Yaris hybrid 2015, que en tanto híbrido, creemos que es la versión que realmente marca la diferencia con respecto a la mayoría de las propuestas de su competencia. Nuestro objetivo también ha sido el de analizar cómo ha cambiado y comprobar si de verdad sigue siendo el rey de la ciudad, ese coche comedido, confortable y ahorrador que conocimos por primera vez en 2012.
¿Qué hay de nuevo, Yaris? La llegada del Yaris hybrid, en 2012, no solo consiguió mi interés por el hecho de dotar de una mecánica híbrida a un segmento B, sino también por haberse ganado una estética más atractiva que con el resto de mecánicas. En esta actualización, el Yaris hybrid goza de un diseño mucho más cercano al del resto de la gama Yaris, que en toda su extensión ha acogido ese característico frontal con forma de equis y unas barras cromadas que delimitan la parrilla y se prolongan hasta los faros, también de nuevo diseño.
Aún así, el Toyota Yaris hybrid sigue conservando algún que otro detalle de distinción, como el tono azulado del emblema de Toyota, la denominación hybrid en las aletas delanteras y pequeños detalles estéticos que ahora casi pasan desapercibidos.
Al observar su zaga también podrás comprobar que el Toyota Yaris ha adquirido un nuevo diseño de pilotos traseros, basados en LED, o una nueva integración del difusor trasero y el espacio reservado para la placa de matrícula.
Pero vayamos al quid de la cuestión. El Toyota Yaris está disponible con dos motores de gasolina, de 70 y 100 CV; un motor diésel, de 90 CV; y un motor híbrido, el Yaris hybrid. Según Toyota, se espera que en España uno de cada tres clientes escoja un hybrid. Y a priori me parece que es una expectativa lógica. El Toyota Yaris tiene sus pros y sus contras, probablemente en la mayoría de los aspectos no sea, ni mucho menos, el mejor de su categoría. Pero si hay algo que de verdad lo convierte en una opción recomendable, e interesante, es la presencia de esta mecánica híbrida.
Si un Toyota Yaris con acabado básico, City, arranca en 10.240€ con motor de gasolina y 70 CV, el hybrid City hace lo propio en 14.190€. Para hacer que sea aún más competitivo, Toyota ha extendido la gama hybrid para que goce de las tres líneas de equipamiento presentes en el resto de la gama Yaris, es decir, habrá un hybrid City, hybrid Active y hybrid Advance. Como ya te habrás imaginado, el de nuestra prueba es un Advance, el más equipado de toda la gama, más extras.
¿Por qué el Toyota Yaris hybrid es el rey de la ciudad?
Más allá de sus cotas, perfectas para un coche que se las dará de urbano y a su vez es suficientemente espacioso para cuatro pasajeros, aunque pueda alojar legalmente hasta cinco, y goce de un maletero aceptable. La verdadera clave del Toyota Yaris Hybrid la tenemos en el conjunto mecánico, compuesto por un motor térmico de gasolina (de ciclo Atkinson) de cuatro cilindros, un motor eléctrico y una transmisión «automática» de engranajes planetarios, que en la práctica ofrece las mismas sensaciones que un variador continuo, con un total de 100 CV de potencia.
La clave la tenemos, por lo tanto, en una combinación mecánica con la que es relativamente sencillo obtener consumos en torno a los 4 litros/100 kilómetros en ciudad y que en carretera, a velocidades legales y siendo cuidadosos con el acelerador, puede rondar los 4.5 litros/100 kilómetros, y no superar los 5 litros/100 kilómetros. Son consumos muy bajos, incluso mejores que los de muchos diésel, gracias sobre todo al aprovechamiento de la energía que consigue recargando y descargando su batería de Ni-Mh.
Vaya por delante que no somos defensores de los cambios de variador continuo, y similares. Por ello tampoco lo vamos a ser del cambio de este Toyota Yaris hybrid. Pero sí somos conscientes de lo bien que casa esa transmisión con una mecánica híbrida, y de que probablemente sea la opción con más pros que contras a la hora de buscar un turismo pequeño, económico y confortable. En esta categoría lo más común es encontrarnos con transmisiones automáticas un tanto pobres, como los cambios pilotados. Y en los pocos modelos que ofrecen otra alternativa, como un doble embrague, el precio se encarece bastante. Piensa que un Volkswagen Polo 1.2 TSI de 90 CV con cambio DSG arranca (con línea Advance) en 17.750€ y que es unos 1.500€ más caro que el correspondiente con cambio manual.
En los precios en los que se mueven habitualmente muchos utilitarios con cambio automático, el Toyota Yaris hybrid ya puede competir. De manera que basta con que estemos buscando un utilitario automático – que ya sabemos que no es la opción con más adeptos en España – para que compense la elección de un Yaris hybrid. Y eso sin tener en cuenta que nos estaríamos llevando mucho más, por la tecnología híbrida que esconde bajo el capó.
Para más inri, el Toyota Yaris Hybrid es solo unos 1.540 – 1840€ más caro que un diésel de 90 CV. De manera que si lo que buscas es un utilitario eminentemente para la urbe, la decisión debería ser sumamente clara, decantarte por un híbrido.
Aún con todo, y como ya os decíamos al principio, el Toyota Yaris deja bastante que desear en algunos aspectos. Como turismo urbano, para circular despacio, cómodos y tranquilos, cumple. En cualquier caso da la sensación de que Toyota ha abogado por un tarado de chasis demasiado blando, empezando por la dirección y continuando por sus amortiguadores, con demasiado recorrido. De manera que afrontar giros en distancias cortas ligeramente rápido, como cruzar una esquina, o entrar en una rotonda un poquito forzados, supone tener que estar preparados para un importante balanceo. La sensación que tuvimos en frenadas intensas, por ejemplo cuando nos sorprende tras un cambio de rasante en una autopista un atasco importante, fue la de tener que soportar un intenso cabeceo que en ocasiones me llegó incluso a preocupar. Un cabeceo y un balanceo que en ciertas situaciones compromete, y mucho, la estabilidad del coche.
Toyota se ha jugado todo a una única carta, la del utilitario competitivo en la urbe y apto para el que busque un turismo pequeño y cómodo para una conducción tranquila, sin más pretensiones. Y es fuera de la ciudad cuando salen a relucir la mayoría de sus defectos, especialmente con un motor cuyos 100 CV hemos de entender en clave híbrida – no se corresponden, ni mucho menos, con las prestaciones que esperaríamos de 100 CV en un diésel o un gasolina turbo, por ejemplo – y por la sonoridad del motor cuando aceleramos con insistencia. Si buscas un coche de dimensiones contenidas (que aún así es más grande que este Yaris) y que cumpla en carretera, te recomendamos que mires al nuevo Auris (ver prueba del Toyota Auris 2015), o que directamente pienses en un segmento B de la competencia.
Sus prestaciones cabe destacar que son modestas. Un Yaris diésel de 90 CV acelera de 0 a 100 km/h en 10.8 segundos, mientras que un Yaris hybrid de 100 CV lo hace en 11.8 segundos.
No te vayas muy lejos, porque en los próximos días os seguiremos hablando de este modelo. Os contaremos cómo ha mejorado a nivel de equipamiento, calidad apreciada, etcétera, y cómo se distribuye la gama Yaris 2015.
En Diariomotor: Toyota Auris 2015, a prueba: foto a foto, así ha evolucionado el compacto de Toyota