Hoy en día seguimos escuchando a gente que no duda en afirmar que el último iPhone es demasiado caro o que la relojería de calidad no está al alcance de las posibilidades económicas de cualquiera. Pero en el mundo del lujo, donde el dinero se mueve con entusiasmo e importa más la exclusividad y la imagen del producto que el precio que haya que pagar por él, la situación es bien diferente.
Hablo de relojes de pulsera tan valiosos como muchos deportivos. Hablo de teléfonos móviles que pueden equiparar su precio al de un automóvil nuevo y muy bien equipado. La relación entre coches de alta gama, deportivos y productos de lujo y tecnología es cada vez más estrecha. Los fabricantes de joyería y relojería son cada vez más conscientes del potencial que ofrece ver su imagen reflejada en marcas como Ferrari, Lamborghini, Rolls-Royce o Bentley.
En los últimos años asistimos a la llegada de algunos de los deportivos más impresionantes y exclusivos que se hayan fabricado en mucho tiempo. Ferrari nos sorprendió con su nuevo deportivo, LaFerrari, y no solo por su nombre, sino por el hecho de que solo vayan a fabricarse 499 unidades y todas ellas fueran adjudicadas en unos días. Sus propietarios no fueron los que tomaron la primera decisión de adquirirlo, fue Ferrari quien les ofreció la oportunidad de acceder a este coche. Para que Ferrari tomara en consideración la posibilidad de hacernos con este deportivo deberíamos haber acreditado nuestra condición de cliente VIP, y esa condición exigía haber adquirido varios deportivos de la casa de Maranello en los últimos años, incluida alguna edición especial.
Aún así, los propietarios de LaFerrari han tenido que invertir más de un millón de euros, y de dólares, en su máquina. Entendiendo los precios en los que se mueven estos productos no es de extrañar que Hublot y Ferrari desarrollasen conjuntamente un reloj tan impresionante como para costar más de 300.000 dólares (más de 250.000 euros). Se trataba de una edición limitada a 50 unidades, de un producto tan exclusivo y especial que probablemente llegará a revalorizarse con el paso del tiempo. Y no nos extraña, por lo tanto, que Hublot adjudicase todas ellas. Si un cliente está dispuesto a pagar más de un millón de euros en un deportivo, ¿por qué no iba a estarlo en desembolsar tal cantidad por un reloj que solo podrán lucir en su muñeca otras 49 personas en todo el mundo?
El Hublot MP05 “LaFerrari” está construído en zafiro y titanio y cuenta con un total de 637 componentes móviles para marcar con exquisita precisión la hora. Este reloj goza de una reserva energética de 50 días, todo un récord para un reloj de tipo Tourbillon. En cualquier caso, a la mayoría de los mortales nos sorprenderá saber que existe un público dispuesto a pagar el precio que muchos invertimos en una casa, o incluso más, en un reloj de pulsera.
Más allá del lujo y la exquisitez de la joyería fina, en el ámbito tecnológico, compañías como Vertu han sabido aliarse con los fabricantes de automóviles de lujo para ofrecer un valor añadido a sus productos. Un teléfono móvil Vertu es tan caro como un utilitario cualquiera. Su tecnología es avanzada, pero no por ello superior a la de un buen smartphone de nueva generación. Y aún así existe una clientela fiel que se rinde ante la exclusividad y el gusto por el detalle de sus productos.
La línea Vertu for Bentley ofrece el complemento ideal para aquellos que presuman de aparcar el último modelo de Bentley en su garaje. Hablamos de teléfonos móviles disponibles desde 13.500€ o 16.000 dólares, ensamblados en titanio y con revestimientos de piel. También de productos muy limitados, a un máximo de 2.000 unidades.
En ocasiones también existe una relación aún más estrecha entre el fabricante de lujo, tecnología y complementos y el constructor de deportivos. Ese es el caso de Lamborghini y las líneas de productos de Tonino Lamborghini. En los años ochenta, Tonino, primogénito de Ferruccio, el fundador de Lamborghini, decidió lanzar su propia marca de moda y complementos y de amortizar el orgullo de la familia, su apellido, y el escudo del toro bravo que a lo largo de la historia han lucido decenas de miles de deportivos por la afición de su padre a la tauromaquia.
Tonino Lamborghini es una marca que no solo cuenta con licencia para comercializar productos con el nombre y el emblema de Lamborghini, sino que también crea productos que intentan aumentar el espectro de compradores más allá del tipo de cliente que en su garaje acumula una colección de deportivos por valor de cientos de miles de euros, o dólares.
Hoy en día puedes adquirir un teléfono Lamborghini por apenas unos miles de euros, por un precio bastante asequible si lo comparamos con los productos de Vertu o Hublot. Tonino Lamborghini no solo produce tecnología, sino también relojería, gafas de sol, corbatas, guantes, joyas, bicicletas, e incluso sofás. ¿A quién no le gustaría tener un sofá Lamborghini en el salón de casa?
Pero definitivamente, si algo ha quedado claro en este artículo, es que existe todo un mundo de lujo y ostentación que encaja perfectamente con el espíritu de un constructor de automóviles de lujo o deportivos. Un mundo en el que el precio del producto no es tan importante como la exclusividad de disponer de él. Un mundo que, por suerte o por desgracia, no está reservado para nosotros, pobres mortales.
Este artículo ha aparecido originalmente en la revista Curved, número 3. Curved está disponible en el Quiosco de iTunes o en el Play Store de Android, junto a otras doce revistas creadas por Mediazines.