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¿Qué fue de los fantásticos faros escamoteables de los 80 y 90?

¿Cuando fue la última vez que vísteis un coche con faros escamoteables? Recuerdo que de pequeño – finales de los 80 y principios de los 90 – estaba obsesionado con estos faros. Me parecía arte de magia que del capó de un coche salieran aquellas luces tan pintonas. Un vecino tenía un Ford Probe y siempre nos daba las luces, dejando embobados a los niños del vecindario. Y hoy en día, ni un sólo coche lleva faros escamoteables de serie. ¿Qué pasó con aquellos fantásticos faros, iconos de los años 80 y 90?

 

¿Cuál es el origen de los faros escamoteables?

La idea tras los faros escamoteables no es la practicidad, aunque algunos podrían argumentar que sus cristales están protegidos cuando no están encendidos – contra lo que nada se puede discutir. Pero realmente todo son inconvenientes: llevan motores eléctricos para ser desplegados, con el consiguiente perjuicio en peso y fiabilidad, y son tan aerodinámicos como un ladrillo. ¿Pero sabéis qué? No importa, porque son una de las soluciones estéticas más interesantes y bonitas en ser empleadas en la historia de la automoción.

El primer coche de producción en llevar faros escamoteables fue el Cord 812 del año 1937.

Fue un Cord 812 del año 1937 el primer coche en equipar faros escamoteables. Eran primitivos: tenían que accionarse manualmente con una palanca desde el interior del coche. Sin embargo, permitían que el precioso frontal del Cord quedase libre de protuberancias. El concept car Buick Y-Job del año 1938 estrenaba ya faros escamoteables accionados por dos pequeños motores eléctricos. Dicha solución ha sido la que se ha empleado hasta hace una década, momento en el que misteriosamente – o no – desaparecieron.

Durante los años 50 y 60, los faros escamoteables fueron una excelente solución para los diseñadores. El hecho de poder ocultar las luces les permitía jugar con el diseño de una forma antes desconocida. Muchos jugaron a crear calandras cerradas en las que los faros eran completamente invisibles: es el caso de los Dodge Charger de finales de los años 60 o algunos Lincoln Continental de los años 70. Pero la verdadera explosión en su popularidad fueron los años 80 y 90 del pasado siglo. ¿Qué ocurrió?

Pensad en cualquier coche deportivo de los 80 y 90 sin faros escamoteables. Es casi inconcebible.

Lo que ocurrió es que Estados Unidos dictaminó unas normativas en las que se elevaba la altura mínima a la que se instalarían los faros de un coche. Esto obligó a muchos fabricantes a instalar faros escamoteables. Una solución sencilla y estilosa que no implicaba el completo rediseño del frontal del coche. Durante los 80 y 90, parecía que cualquier deportivo debía tener estos fantásticos faros. Nadie se libraba de ellos: pensad en los Mazda MX-5, Chevrolet Corvette, Volvo 480, Ferrari Testarossa, BMW Serie 8

La lista es tan larga que podríamos hacer un artículo sólo con los coches que llevaron faros escamoteables. Casi todos eran del mismo tipo – con forma de cuña, se ocultaban al completo y simplemente pivotaban – pero algunos fabricantes emplearon soluciones originales. Porsche no ocultaba los faros de su 928 con una cubierta de plástico, que de otra manera funcionaban igual que todos. El Alfa Romeo Montreal ocultaba una pequeña parte de sus faros y máquinas como el Cizeta-Moroder V16T tenían cuatro faros escamoteables.

Nunca será tan emocionante ver a un coche dar las luces como en aquél entonces.

Incluso hubo algunas motos – como algunas Suzuki Katana en los ochenta – que equiparon faros escamoteables, pero como solución puramente estética, sin seguir motivo aerodinámico o normativo alguno.

 

El talón de Aquiles: la seguridad en caso de atropello y la aerodinámica

¿Qué pasó con los faros escamoteables? Hoy en día, ni un solo coche nuevo a la venta los equipa. Pero es más, ningún coche los equipa de serie desde hace ya 11 años. La causa de su repentina desaparición fue la introducción a finales de los 90 de las primeras normativas de protección al peatón en caso de atropello. La protuberancia que estos faros forman en el frontal de cualquier coche en que se instalen choca frontalmente con las normativas de protección suscritas por la industria automovilística.

Los faros escamoteables no son ilegales, pero son simplemente nefastos en caso de atropello a un peatón.

El abandono de estos faros ha sido voluntario, ya que ningún fabricante deseaba tener un coche con una pésima valoración de protección al peatón en caso de atropello. En tiempos también obsesionados con la aerodinámica, un faro escamoteable es un corte de manga a la eficiencia. Se dice que el Ford Probe veía reducida su velocidad punta en más de 10 km/h con sus faros escamoteables desplegados. Sea como fuere, han quedado relegadas al pasado y no parece que vayan a volver pronto a los coches nuevos.

Los últimos coches de producción en masa en equipar faros escamoteables fueron los Lotus Esprit y los Chevrolet Corvette C5. Ambos terminaron su producción en 2004. Desde finales de los años 90 se produjo un abandono gradual de los faros escamoteables. El Siglo XXI terminó definitivamente con esta tecnología. De los faros ocultos al estilo del Dodge Charger no se ha vuelto a hablar desde hace décadas, pero no veo por qué no podrían volver a verse coches con faros ocultos. Aunque tuviesen que tener una tira de LED diurnos externa.

Los últimos coches de producción en masa en equipar faros escamoteables fueron los Lotus Esprit y los Chevrolet Corvette C5.

 

¿Van a volver los faros escamoteables?

Mucho me temo que la respuesta es negativa. Por varios motivos. En primer lugar, las normativas de seguridad del peatón en caso de atropello se siguen endureciendo, no ablandando. Un faro escamoteable seguro para el peatón en caso de atropello es tan difícil – lease caro – de producir como hacer una fiesta hawaiana en pleno Ártico. En segundo lugar, los faros LED y su tamaño compacto permiten muchas posibilidades de diseño, y eliminan la necesidad de recurrir a faros escamoteables para lograr aquellos frontales estilizados de antaño.

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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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