¿Qué demonios es el engendro que aparece en vuestra pantalla? Se trata del Citroën DS PLR Michelin Mille Pattes. Un nombre muy largo, en el que las siglas PLR significan Poids Lourd Rapide, camión trailer rápido en francés. La historia comienza en 1972. Michelin era propietaria de Citroën, y necesitaba un vehículo en el que probar con seguridad la durabilidad y resistencia de sus neumáticos para camiones pesados, en los que era líder mundial desde la Segunda Guerra Mundial. A grandes males, grandes remedios.
Las pruebas implicaban circular a alta velocidad con dichos neumáticos, y los ingenieros temían perder el control del vehículo ante un pinchazo o un reventón a alta velocidad. Michelin decidió construir un vehículo ad hoc para probar sus neumáticos con seguridad, y su idea se materializó en un Citroën DS de lo más especial que fue apodado como Mille Pattes, ciempiés en francés. Realmente, sólo comparte algunos paneles de carrocería y del habitáculo con el Citroën DS, así que su nombre era realmente puro márketing.
Este Frankenstein con sabor a ratatouille comenzó su existencia con varios ingenieros de Michelin rebuscando en las estanterías de piezas de Citroën. Tomaron varios paneles de carrocería de un Citroën DS Safari, además de parte de su habitáculo. Pero ignoraron la estantería de motores, y pronto os explicaremos por qué. El resto del cuerpo de este gigantesco vehículo fue construido ad hoc o con piezas de vehículos comerciales como la furgoneta Citroën H, de la que sí tomaron prestadas nada menos que diez ruedas.
En su sección trasera – soportada por seis ruedas y tres ejes sacados de un Peugeot 504 – se montaba una rueda de camión, sobre un soporte construido a medida. Mediante unos actuadores hidráulicos, la rueda de camión se podía levantar o apoyar sobre suelo, además de ejercer una presión variable sobre el mismo. Para mover semejante mole habrían hecho falta unos cuantos motores de DS, entonces lo más potente en Citroën. Michelin optó por la solución fácil y adquirió dos motores 5.7 small-block V8 procedentes de un Corvette.
Los dos motores yankees desarrollaban unos 350 CV cada uno. Uno de ellos pasaba la potencia al suelo mediante los tres ejes traseros del Mille Pates – con la ayuda de una caja de cambios automática también de origen General Motors – mientras que el otro V8 se encargaba de mover la rueda de camión. Como podéis esperar, no era un coche sencillo o fácil de conducir. Y era rápido: con 700 CV de potencia y tracción 11×7 – siete ruedas motrices de un total de once ruedas – era capaz de alcanzar los 180 km/h. Glups.
Dos depósitos de gasolina de 90 litros duraban apenas unas horas de pruebas, y eran necesarios para saciar la sed de sus dos motores V8 americanos. Desconocemos el tiempo que se usó este peculiar vehículo, pero imagino que la crisis del petróleo impulsó a Michelin a buscar estaciones de prueba estáticas, como las empleadas hoy en día. Por fortuna, parece que este vehículo aún es conservado por Michelin y hace alguna aparición pública de cuando en cuando. Una historia que no queremos que se pierda en el olvido.
Fuente: CitroënDS | Ran When Parked
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