Bienvenidos a la nueva era en que el smartphone, la economía colaborativa y la búsqueda de un modelo de negocio más accesible, e inteligente, de las compañías que fletan aviones para realizar vuelos privados, acerca cada vez más estos servicios a un público que hasta ahora podía no plantearse esta opción. Reservar un jet privado es tan sencillo como hacer unos clics desde tu aplicación en el móvil y, por supuesto, tener dinero para pagarlo. Hablamos de una solución cómoda para aquellos que ya utilizaban estos servicios, pero también una opción que merece la pena valorar en el caso de muchos usuarios que hasta ahora no se hubieran planteado otra opción más allá de los vuelos regulares. ¿Te imaginas compartir un jet al más puro estilo BlaBlaCar? ¿Reservar un helicóptero al más puro estilo Uber? Ya está sucediendo.
Mashable recapitulaba este fin de semana comparando los servicios de las compañías que ya disponen de aplicación para reservar vuelos privados. Esta opción, obviamente, sigue estando fuera del alcance de la mayoría de los mortales. Hablamos de servicios que a menudo, aunque no siempre, requiere inscripciones costosas, de manera que prácticamente exigen que habitualmente utilicemos esta reserva de aviones privados. Por otro lado, en los mejores casos nos encontramos con viajes desde unos miles de euros por hora de vuelo, pero también tarifas planas. Cantidades que están bastante alejadas de los precios en vuelos regulares, incluso en Business y First Class.
Y cantidades que aún así pueden encajar en el presupuesto de muchos clientes que vean en estas aplicaciones su lanzadera hacia un nuevo mundo de exclusividad. Porque estaréis conmigo en que viajar en un avión privado es, como mínimo, una opción que muy pocos pueden permitirse.
Resulta interesante que, más allá de la reserva de vuelos que nos lleven de X a Y en el momento exacto en que así lo deseemos, existan otro tipo de alternativas que aboguen por un aprovechamiento inteligente de los recursos, y por la economía colaborativa. Este tipo de aplicaciones facilitan, por ejemplo, que las compañías ofrezcan ofertas a sus clientes de manera inteligente. Ofertas para vuelos a priori vacíos, que tienen que regresar a otra ciudad para realizar un nuevo servicio y que por lo tanto pueden amortizar ese viaje, como mínimo las tasas y el coste del combustible, ofreciendo un precio mucho más económico a clientes que puedan estar interesados en ese viaje. Incluso ofertas para mover aviones que han pasado demasiado tiempo esperando, y pagando tasas en ocasiones bastante altas, en un aeropuerto.
Pero lo más interesante, a mi juicio, está en la economía colaborativa. Algunas empresas ya están trabajando en la forma de que sus clientes, que a menudo viajarán solos, o sin ocupar todas las plazas del avión, puedan ofrecer asientos a otros clientes a los que les pueda encajar realizar un vuelo en las mismas fechas. De manera que el ahorro en muchos casos puede ser realmente importante, con tarifas que incluso se podrían estar no tan alejadas de un vuelo en primera clase. Compañías como BlackJet anuncian que compartir asientos en sus vuelos privados puede suponer un ahorro en torno al 80%.
Compañías como Beacon también trabajan en un modelo híbrido, entre el vuelo regular y el chárter. ¿Y cómo es eso? Beacon ofrece una tarifa plana muy asequible, de 2.000 dólares al mes, para vuelos en jet entre Nueva York y Boston. El único truco, es que el cliente tendrá que adaptarse a los horarios de la compañía, que realiza 18 vuelos diarios entre estas dos ciudades. Aún así, las ventajas de volar en un jet, la rapidez de embarque, la libertad para cancelar sin penalizaciones hasta 20 minutos antes de salir el avión, el ahorro de tiempo (tarda la mitad que los trenes que unen Nueva York y Boston), la ausencia de límites en el número de vuelos, y un precio nada descabellado, pueden hacer de este servicio la solución ideal para muchos clientes que vivan entre Nueva York y Boston.
El Uber de los helicópteros
Para terminar, el servicio de empresas como Blade, que no solo aboga por la opción de compartir asientos libres en vuelos privados, sino también la de reservar en cualquier momento un helicóptero, al más puro estilo Uber. Esa es precisamente la razón por la cual desde el primer momento en que presentaron sus servicios, en el área de Nueva York, rápidamente les definieron como el Uber de los helicópteros. Blade dispone de vuelos en Eurocopter desde 395 dólares, y paquetes de diez, veinte y treinta vuelos, que hacen que el coste de desplazarse en helicóptero sea menor del que a priori hubieras imaginado.
¿Democratizarán el uso de vuelos privados estas aplicaciones? Evidentemente no. Aunque muchos ya estén utilizando frases de ese tipo para anunciar sus servicios, estas aplicaciones no van a hacer que cualquier hijo de vecino pueda reservar un avión privado para irse de vacaciones. Lo que sí es cierto es que estas compañías están apostando por un sistema mucho más económico que disponer de tu propio avión, para empezar. Y también de un modelo en el que un sistema más inteligente de reservas en vuelos privados, y la economía colaborativa, pueden captar a una nueva clientela acomodada, y ejecutiva, que de el salto del First Class al chárter, sin que eso suponga un problema financiero, e incluso de manera justificada – hablando del cliente ejecutivo.
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