Rolls-Royce acaba de presentar el nuevo Dawn, un segundo descapotable de superlujo, tras el Phantom Drophead Convertible. No obstante, han concebido al Rolls-Royce Dawn como un coche más enfocado al disfrute, a la compañía. Desde el primer momento, Rolls-Royce insiste en que el Dawn es un auténtico cuatro plazas, no un 2+2 como es su primo el Phantom. Un enfoque más moderno y dinámico para el lujo de siempre. Un verdadero mellizo para el fantástico Wraith. La dirección de la nueva Rolls-Royce nos gusta, y mucho.
El Rolls-Royce más seductor jamás creado
No son mis palabras, son las de Rolls-Royce en su nota de prensa. Con el Dawn se han alejado de las formas cuadriculadas de los Phantom y se han inspirado en los Wraith y Ghost para diseñar uno de los cabrio más bonitos que hemos visto en mucho tiempo. Fijaos en su frontal, con una calandra cromada flanqueada por dos ópticas con una característica forma LED. Un perfil lateral muy elegante se desenvuelve tras el frontal, terminando en una zaga de formas orgánicas. El Rolls-Royce Dawn tiene nada menos que 5,28 metros de longitud.
Pero si no somos tan rápidos podremos apreciar la madera natural tras los asientos traseros, rematada de forma soberbia. O el marco cromado que rodea al habitáculo. En la zaga, dos pilotos 100% LED advierten a los demás conductores que se están aproximando a un coche poco convencional. Y como no podía ser de otra manera, es un cabrio con techo de lona, que puede descubrirse en silencio en sólo 22 segundos. Los techos duros retráctiles no son la máxima expresión del lujo, y Rolls-Royce lo sabe muy bien.
Pasamos a estar de un completo aislamiento a estar integrados en el bullicio de las calles, o disfrutando de la brisa de la Costa Azul. El precioso habitáculo queda entonces al descubierto. Un habitáculo muy parecido al de los Ghost o Wraith, al que se accede mediante unas pesadas puertas de apertura suicida, rasgo inequívoco de la marca. Allá donde miremos sólo hay madera, metal y cuero. Cuatro plazas de gran tamaño se extienden ante nosotros, en un mar de opulencia y calidad, se mire donde se mire.
La tecnología del Rolls-Royce Dawn es discreta, no interfiere en la conducción, pero mejora la experiencia al volante. Estrena una pantalla de 10,5 pulgadas para el sistema de infoentretenimiento, así como un selector táctil sobre el que mediante gestos podemos escribir, para por ejemplo fijar nuestro destino. Asistentes de luces largas o un control de crucero adaptativo se integran en una experiencia de conducción que busca el disfrute y el dinamismo. Lo cual no es equivalente a deportividad en el sentido tradicional de la palabra.
Disfrutando de 563 CV a cielo abierto
El Rolls-Royce Dawn es uno de los descapotables de lujo más potentes del momento, con permiso de los Bentley Continental GT Convertible y los Mercedes Clase S Cabrio. No obstante, no es un coche para ponerse hacer carreras o surcar la Autobahn a 250 km/h. Es un coche cuya potencia debe ser suficiente para llevarnos a donde sea, sin drama pero sin descanso. Su motor es un 6.6 V12 con doble turboalimentación, desarrollando 563 CV de potencia y un tremendo par motor de 780 Nm a 1.500 rpm. Hay camiones con menos par motor.
Acelera hasta los 100 km/h en 4,9 segundos y tiene una punta de 250 km/h. Esto se debe en gran parte a que su peso en vacío es de 2.560 kilos. Es un peso pesado, emite 330 g/km de dióxido de carbono y tiene un consumo medio homologado de 14,2 l/100 km. Pero si te puedes permitir un Dawn es lo último que te preocupa, francamente. Porque estarás surcando las carreteras que llevan a Mónaco o St. Tropez, con millones descansando en tu cuenta suiza. Que pena que el resto de mortales no nos podamos permitir un Dawn.
Porque es un coche maravilloso.
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