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Alfa Romeo 16C Bimotore: el primer Ferrari de la historia tenía dos motores y fue un fracaso

El primer Ferrari de la historia – fabricado íntegramente por Ferrari – fue producido a finales de los años 40 del pasado siglo. Sin embargo, Enzo Ferrari ya tenía experiencia en construir coches muy rápidos, y algunos consideran al Alfa Romeo 16C Bimotore del año 1935 como el primer Ferrari de la historia. Y siento meteros ya un spoiler tan pronto, pero fue un fracaso sonado en la época. No obstante, era una máquina que dejaba boquiabiertos a propios y extraños, con una historia que merece la pena ser contada, sin duda.

Érase una vez un Alfa Romeo a dos motores pegado

Alemania arrasaba en los Grandes Premios de los años 30 desde el año 1934.

Enzo Ferrari no era ningún «pipiolo». Il Commendatore era durante los años 30 del pasado siglo el director del brazo de competición de Alfa Romeo, que fue bautizada como Scuderia Ferrari por el apellido de Enzo. Corría el año 1934, y la maquinaria alemana comenzaba a dominar los grandes premios europeos, gracias a los fondos suministrados por Hitler para el desarrollo técnico de Alemania. Lo que antes era de Italia, ahora era de Alemania. Alfa Romeo quiso recuperar su gloria, y emprendió el proyecto «16C» de la mano de Enzo Ferrari.

Enzo Ferrari y su ingeniero jefe – el gran Luigi Bazzi – emprendieron un proyecto sin igual junto a 30 de los mejores ingenieros de Italia. Partiendo de la base de un Alfa Romeo 8C Tipo P3, crearon una bestia movida por dos motores de ocho cilindros en línea, sobrealimentados. La idea era crear una bestia de 16 cilindros capaz de competir con lo mejor de Alemania, las rapidísimas flechas de plata de Auto Union y Mercedes. Se comenzó por alargar la batalla del 8C hasta los 2.800 mm, para una longitud total de 4,20 metros.

El problema del Bimotore era un apetito excesivo por neumáticos y combustible.

En su parte frontal se mantuvo el motor sobrealimentado de ocho cilindros en línea y 2,9 litros. Tras el piloto, se instaló otro motor gemelo. Se dice que el coste de desarrollar un V16 era demasiado alto y no habría dado tiempo a tener el coche listo para la temporada de 1935. El motor situado en la parte trasera del coche transmitía su potencia a la misma caja de cambios manual de 3 relaciones que el motor delantero mediante un segundo eje de transmisión, eliminando la necesidad de controles dobles o sistemas de tracción integral.

La primera versión del Alfa Romeo 16C Bimotore desarrollaba 510 CV de potencia combinada, pero pronto Ferrari optó por aumentar la cilindrada de cada uno de los motores hasta los 3,1 litros. Cada propulsor sobrealimentado desarrollaba 270 CV a 5.400 rpm, ofreciendo una potencia total de 540 CV. Con más de 1.200 Nm de par motor combinado y 6,3 litros de potencia total, esta bestia tenía un problema de adicción a la bebida. Dos enormes tanques de al menos 100 litros fueron instalados, uno a cada lado del coche.

En Avus, el Bimotore tuvo que entrar a boxes tras sólo dos vueltas a repostar.

El peso era un problema. Pesaba 1.030 kg, por lo que no cumplía la regla que entonces exigía que los coches pesaran como máximo 750 kilos para poder competir en todos los GP del campeonato europeo. Pero a Alfa Romeo no le importaba, ya que el coche había sido diseñado para vencer a los alemanes en los eventos llamados «Formula Libre». Tres grandes premios, en Trípoli, Túnez y el peculiar circuito Avus, en Alemania. Los Mercedes W25 y Auto Union Type A eran coches menos potentes, pero a cambio mucho más ligeros.

El Bimotore consumía neumáticos y combustible con un apetito voraz, y las constantes paradas en boxes necesarias consiguieron que en ningún Gran Premio superase la cuarta posición, ante el dominio constante de los alemanes. Al ver que no podrían competir, la Scuderia Ferrari decidió usar el coche para batir récords de velocidad. Con ligeras modificaciones aerodinámicas, logró con Tazio Nuvolari al volante alcanzar nada menos que 364 km/h en la Autostrada de Florencia. Un récord que apenas duró un año.

A pesar de haber sido un fracaso relativo, fue el primer coche en llevar el conocido logotipo de la Scuderia Ferrari y sirvió a Enzo Ferrari para aprender numerosas lecciones en ingeniería y competición. Sólo una de las dos unidades construidas sobrevive hoy.

Fuente: AtlasF1
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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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