El polémico caso del defeat device de los motores TDI de Volkswagen apenas acaba de empezar. Son todavía muchos los puntos que quedan por aclarar, y todavía más las cifras económicas y de afectados que quedan por ser oficialmente confirmadas. Por ello, y echando la mirada hacia un futuro poco alentador para el Grupo Volkswagen, hemos analizado en 8 puntos los escenarios a los que se enfrenta el grupo automovilístico alemán en la que ya se considera la mayor crisis sufrida por un fabricante en la historia del automóvil.
1º. El impacto económico sobre el Grupo VAG
El descubrimiento del defeat device por parte de la agencia medioambiental estadounidense (EPA), ha llevado a la industria alemana a una situación bursátil tan complicada, que el mismo gobierno alemán ha decidido tomar cartas en el asunto para frenar la sangría. El Grupo Volkswagen ha perdido en dos sesiones más de 25.000 millones de euros en bolsa, arrastrando a los números rojos a otras firmas como Porsche (mayor accionista del Volkswagen AG) y al índice alemán DAX. Un tejido empresarial del tamaño de Volkswagen AG cuenta con muchos lazos, vínculos que en estos momentos están arrastrando a todo una industria bajo un supuesto caso de manipulación de homologación de emisiones. Volkswagen AG ha confirmado la reserva de un primer paquete de 6.500 Millones de euros para reparar este asunto que podría afectar a un total de 11 Millones de coches, pero el coste real podría verse multiplicado por 4 o 5 veces una vez comiencen a llegar las multas y sentencias en favor de los clientes.
2º. Imagen de marca: el valor de la confianza y la sombra de la estafa
La cara de Martin Winterkorn, actual CEO de Volkswagen, admitiendo el uso del defeat device en sus mecánicas 2.0 TDI (código EA 189) es el mejor resumen de una pillada de proporciones bíblicas. Volkswagen no ha se ha molestado en dudar sobre las declaraciones de la EPA, y de hecho se ha apresurado en admitir el problema y en confirmar la apertura de una investigación por parte de entidades externas. A todo esto habrá que sumar el efecto contagio, pues ya se habla de una revisión de todas las mecánicas TDI que fabrica Volkswagen (desde 1.4 a 4,2 litros) y la implicación de gobiernos y organismos para analizar al detalle cada componente que sale por el escape de un vehículo diésel con motor Volkswagen.
Todo este proceso se traduce en un tedioso y complicado proceso que sumirá a Volkswagen en la peor crisis de su historia. La repercusión del anuncio de la EPA es muy alta, y la imagen del Grupo Volkswagen está ahora en entredicho después de haber gozado de una imagen de marca líder en cuanto a mecánicas movidas por gasóleo. Por decirlo de algún modo, el humo de los TDI es ahora más negro que nunca, por mucho que hagan uso de la denominación Clean Diesel. Muy posiblemente este caso se una a otras grandes crisis de la historia del automóvil como el Pedalgate de Toyota o el de los bombines defectuosos de General Motors.
3º. Alcance real del uso del defeat device por Volkswagen
He aquí la gran problemática a la que se enfrenta Volkswagen. El alcance real del defeat device no sólo atañe a los 482.000 coches vendidos en EE.UU., sino que afecta a 11 millones de vehículos a nivel mundial por el momento. El siguiente paso es analizar el resto de mecánicas diesel del grupo, algo en lo que ya están trabajando dado el descubrimiento realizado por la EPA. Sólo con la confirmación de las 11 millones de unidades afectadas, el cálculo del coste económico asusta, pues Volkswagen tendría que asumir multas, indemnizaciones y posibles reparaciones/sustituciones en decenas de mercados. ¿Habrá luz al final del túnel?
4º. ¿Una llamada a revisión soluciona el problema?
No. El problema de los motores «trucados» de Volkswagen parte de un diseño de la mecánica que por sí solo no ha podido cumplir las normativas anticontaminación. Por este motivo, Volkswagen introdujo un algoritmo capaz de alterar el rendimiento del motor para así reducir sus emisiones reales. El concepto del defeat device parte de una modificación sobre el mapa de trabajo del motor, por lo que la posible solución que aporte Volkswagen a sus clientes, no será otra que la actualización de las unidades de control de los vehículos afectados para integrar un mapa motor que sí cumpla con las normativas anticontaminación. Pero que nadie se equivoque, ese nuevo mapa motor afectará notablemente al rendimiento de la mecánica.
La solución más adecuada sería la introducción de un sistema SCR de reducción catalítica con aditivo AdBlue, la fórmula que emplea el grueso de fabricantes para aprobar la normativa Euro 6. Pero de nuevo nos topamos con la complejidad y altísimos costes de implantar en taller sistemas anticontaminación.
5º. La industria automovilística en el punto de mira
Vokswagen ha sido la primera. Quédate con este enunciado porque muy seguramente Volkswagen AG podría convertirse en la primera de una larga lista de firmas automovilísticas que hayan empleado ciertas «ayudas» para cumplir con la normas anticontaminación. La falta de pronunciación por parte de ACEA preocupa en el sector, ya que de su comunicado – en defensa o en ataque – de Volkswagen, extraeremos la estrategia de la industria del automóvil europea para aguantar el temporal que se les viene encima.
De lo que no cabe la menor duda, es de que el caso de Volkswagen se ha convertido en la excusa perfecta para que la Comisión Europea aplaque al lobby automovilístico en su lucha por imponer un ciclo de homologación de consumos más justo y un mayor endurecimiento de las leyes anticontaminación que rigen el sector. Resulto difícil pensar que un grupo automovilístico de la magnitud de Volkswagen AG esté sólo en todo este asunto.
6º. El sombrío futuro del Grupo Volkswagen en I+D
Al final todo este asunto se resumirá con una cifra de bastantes dígitos, y así será como se recuerde este peliagudo asunto. Dicho esto, y ante unas perspectivas que hablan de hasta 15.000 millones de euros en multas sólo para EE.UU., el futuro del Grupo Volkswagen está en un complicado momento si nos centramos en que su beneficio para el año 2014 fue de 14.800 millones de euros. Las cuentas no cuadran y el Grupo Volkswagen podría enfrentarse a pérdidas récord.
Aunque todo este asunto podría dilatarse por un periodo de años, los costes de este proceso parece que arrastrarán a Volkswagen hacia una política de austeridad sin contemplaciones. Los últimos resultados de Volkswagen como fabricante ya provocaron una seria reestructuración interna que frenó el desarrollo de diferentes modelos, pero este nuevo caso podría poner en peligro el futuro del grupo obligando a tener que tomar decisiones muy duras en busca de liquidez y recorte de gastos.
Desde el grupo se ha hecho una llamada a la tranquilidad en toda su estructura, desde concesionarios a plantas de producción, pero la realidad es que el entramado empresarial de Volkswagen está soportado por miles de trabajadores que podrían ser finalmente los que más sufrirían las consecuencias finales de este presunto fraude.
7º. Soy uno de los 11 millones de clientes afectados ¿Qué hacer?
El papel de cliente del Grupo Volkswagen en estos momentos es complejo. En Europa, mientras no se de a conocer un protocolo de actuación por parte del grupo, una llamada a revisión por ejemplo, tan solo se puede recurrir a la paciencia y al contacto con el concesionario para intentar recopilar información de primera mano. Como hemos comentado en el párrafo anterior, la solución dista mucho de ser sencilla, ya que requiere de un importante esfuerzo por parte de todos los fabricantes afectados para determinar un protocolo de actuación que solucione el problema, que lo haga a cero coste para el cliente y que contente a las autoridades.
Desde EE.UU. podremos seguir los movimientos de este caso para obtener referencias. A aquel lado del Atlántico por seguro veremos demandas multimillonarias y graves acusaciones que lleven a Volkswagen y Audi a una situación comprometida. Sin embargo, ese proceder no se trasladará directamente a Europa dada la importancia de Volkswagen AG en nuestro mercado y la legislación que aquí tenemos.
8º. La oportunidad disfrazada
Como en todo gran problema, la idea de la oportunidad bien aprovechada está presente. Reforzar la imagen de marca a partir de un problema que parezca sumirte en el abismo es la mejor estrategia que puede seguir Volkswagen en estos momentos. Casos recientes, aunque muy diferentes, como el de los motores defectuosos del Porsche 911 GT3, demuestran que todo contratiempo puede servir para reforzar imagen y vínculos con los clientes.
Volkswagen tiene un grave problema que resolver, aún así todavía cuenta con la capacidad para reparar el daño y demostrar que una equivocación puede conducir también a un final mejor. Garantías ampliadas, adaptación a Euro 6, motores completamente nuevos… existe un amplio abanico de posibilidades para salir airoso de todo este asunto, pero seamos realistas, el alcance del problema es tan elevado que es difícil pensar en una solución que no hable de miles de millones de euros.
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