Son días intensos, de preocupación en el Grupo Volkswagen, y de muchas novedades en lo concerniente al caso de los motores TDI edulcorados para obtener ventaja en las pruebas de homologación de Estados Unidos. Tanto es así que la preocupación se ha trasladado a los trabajadores de la planta de SEAT en Martorell. No era para menos. Las cuantiosas sanciones que podría acarrear este escándalo, el coste de compensaciones y revisiones, y el daño a la imagen de las marcas del grupo, preocupa a los trabajadores que en estos días además conocieron la «noticia» que involucraba a SEAT en el escándalo. ¿Afectará a las inversiones programadas por la marca en España? ¿Afectará a la producción de la planta de Martorell?
Nótese el entrecomillado sobre la palabra noticia, puesto que ya sabíamos que SEAT había utilizado una parte de los 11 millones de motores EA189 que Volkswagen ha comercializado estos años. Y eso no quiere decir que estos motores representen ningún peligro o problema para sus propietarios. Pero tras convertir un hecho ya conocido en noticia, hubo quien se puso en duda el mantenimiento de las inversiones que se habían programado para los próximos años. Hace apenas unos días conocíamos que SEAT lanzaría cuatro nuevos modelos hasta 2019 y se invertirían 3.300 millones a equipos, instalaciones y proyectos de I+D en España.
Jürgen Stackmann, presidente de SEAT, tuvo que responder a los rumores asegurando que las inversiones siguen adelante y que la planificación anterior al escándalo sigue prevaleciendo (Europa Press).
Hasta nueva noticia, la actividad en Martorell sigue el curso establecido en los últimos meses. El problema quizás llegue cuando comiencen a hacerse públicas las consecuencias del escándalo de los TDI.
Sinceramente, cuesta creer que el Grupo Volkswagen vaya a sufrir un descalabro comercial, salvo en Estados Unidos, donde el peso de este escándalo sobre la opinión pública, y la retirada temporal del mercado de los TDI, pueden ser más que suficientes para que las ventas se desplomen dramáticamente. Pero como ya os venimos advirtiendo, y publicaba ayer mismo mi compañero David Clavero, en su artículo sobre los 8 escenarios fatales que provocará el «TDI-Gate» de Volkswagen, es lógico comenzar a pensar en las consecuencias a largo plazo de este caso, que podría suponer un coste directo para el grupo Volkswagen muy superior al resultado antes de impuestos que figura en su cuenta de beneficios del año pasado.
El hecho, es que en Martorell las inversiones no se han detenido. La hipótesis, que muchos compartimos, es que esta crisis afectará a la planificación del grupo al completo para los próximos años, y especialmente a SEAT. Por la industria de nuestro país, y el futuro de los trabajadores de Martorell, ojalá las consecuencias para SEAT sean mínimas, y los problemas no se traduzcan en la retirada de inversiones o descartar los productos que ya estaban planificados.
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