A los españoles nos gusta la idea de callejear en un coche eléctrico. Nos gusta, al menos en términos teóricos. Un estudio realizado en ciudades españolas más importantes – sobre un muestreo de 1.622 personas entre 18 y 75 años – revela que un 76% de los entrevistados creen en el coche eléctrico como la solución ideal para la movilidad urbana. La compañía que ha realizado el estudio, Alphabet, también nos desvela que solo el 5% de los encuestados a tenido ocasión de conducir un coche eléctrico, el 71% no lo ha utilizado, pero le gustaría, y un 24% ni lo ha conducido, ni lo quiere conducir. Mientras tanto, en España solo un 1,7% del total de las matriculaciones se corresponden con vehículos con alguna suerte de mecánica eléctrica, la mayoría híbridos. ¿A qué se debe esta disparidad de cifras?
Para hallar una explicación a la problemática del coche eléctrico hemos de centrarnos precisamente en ese 24% que afirma que ni ha conducido un eléctrico, ni lo quiere conducir. La razón que esgrimen es principalmente su escasa autonomía y su precio, motivado por el coste de las baterías.
De manera que de poco sirve que el coche eléctrico genere tanto interés y entusiasmo, si en el momento crítico, el de proceder a su compra, su autonomía no cumple con las necesidades del cliente y su precio está muy alejado de otras alternativas con motor térmico.
El problema del coche eléctrico, por lo tanto, es la existencia de alternativas que a nivel práctico resultan más adecuadas para las necesidades de los conductores. Alternativas con motor térmico, ya sean por su precio, o por el mero hecho de que requieran más autonomía que la que a día de hoy puede ofrecer un eléctrico generalista, de Tesla – de momento – nos olvidamos.
Habrá que esperar por lo tanto a la nueva generación de coches eléctricos que llegará en los próximos años. A esos eléctricos que prometen situarse en un mínimo de 400 kilómetros de autonomía, una distancia que permitiría que el coche eléctrico gozase de una autonomía más próxima a la de cualquier turismo de motor térmico. Autonomía, que junto con puntos de recarga rápida en ruta, véase la red Supercharger de Tesla (que compartirán con otros fabricantes) permitiría a sus propietarios hacer un uso similar al que practican en sus diésel y gasolina. Recordemos que, más allá de los eléctricos anti-Tesla anunciados por marcas como Audi y Mercedes-Benz, hay fabricantes, como General Motors, que ya están desarrollando eléctricos más económicos con autonomía en torno a los 320 kilómetros. Véase el caso del Chevrolet Bolt, que no llegará a Europa, pero quizás si proporcionará la tecnología que veremos en el nuevo coche eléctrico de Opel, que llegará a los concesionarios antes de 2020.
Como curiosidad, entre los encuestados el coche eléctrico generó más interés especialmente en los más jóvenes. Un resultado lógico y esperado. El porcentaje de entrevistados dispuestos a conducir un eléctrico nos encontramos con un 88% entre 18 y 30 años, con un 80% entre 31 y 45 años, con un 69% entre 46 y 60 años y con un 68% en mayores de 60 años.
Fuente: Alphabet
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