D-Zug es un taller de Porsche situado en Estados Unidos que trata de seguir los pasos de Singer Vehicle Design. En el sentido de que llevan a cabo preparaciones de altos vuelos sobre clásicos Porsche, con el objetivo de llevar su dinámica y refinamiento a otro nivel. Quizá en el caso de D-Zug no hablamos de refinamiento, pero os puedo asegurar que el Projekt Mjølner no es una preparación de bajo nivel. Es un Frankenstein en el que se mezclan los mejores Porsche de competición con la inigualable base que es un Porsche 930 Turbo.
¿Mejorando la pureza clásica?
El Projekt Mjølner comenzó sus días como un Porsche 930 Turbo. Lo primero que hicieron en este taller fue montarle el frontal de un Porsche 911 2.1 RSR de competición, extremadamente bajo y ancho. De un Porsche 3.0 RSR es del que ha heredado sus pasos de rueda delanteros y traseros, y del fantástico Porsche 935/76 ha heredado el gigantesco spoiler trasero, así como el paragolpes. Un exterior directamente derivado de lo mejor de la historia en competición de Porsche, engalanado con una pintura negra brillante.
El nombre Projekt Mjølner hace referencia a Mjölnir, el martillo de Thor según la mitología nórdica. Y está claro que es un coche capaz de dejarnos sentados de un martillazo: fijaos en sus llantas Forgline. Las delanteras son de 18 pulgadas, envueltas en neumáticos de 265 mm de sección. Pero el tren trasero nos asombra con neumáticos de medidas casi irreales: 355 mm de sección, montados sobre llantas de 19 pulgadas. Mecánica y dinámicamente, es un coche muy alejado del Porsche 930 Turbo de 300 CV del año 1986 en el que se basa.
Su suspensión está formada por coilovers Bilstein, pero sus brazos de suspensión y barras estabilizadoras proceden del cubo de piezas tanto del Porsche 2.1 RSR como del 935. Los chicos de D-Zug podrían haber recurrido a una solución 100% artesanal, pero prefirieron que todo quedase en casa, equipando piezas Porsche. Con respecto al motor, lo único que se conserva del propulsor original refrigerado por aire podríamos decir que es el bloque. Para empezar, su cilindrada ha sido aumentada hasta los 3,5 litros.
Sus pistones Mahle son forjados, y ahora emplea un par de turbocompresores Garrett GT-30 montados en serie. Sus culatas proceden de un Porsche 935 de competición, su ciguüeñal ha sido extraido de un Porsche 993 Turbo. Aunque sigue refrigerado por aire su inyección es electrónica – cortesía de MSI – y tiene un par de válvulas de descarga de 50 mm. El resultado es una potencia máxima de nada menos que 607 CV. 607 CV que pasan sin filtros ni ayuda electrónica al eje trasero, mediante una caja de cambios manual.
El interior del Projekt Mjølner no es menos impresionante. La instrumentación se ha modificado con relojes de competición y se han instalado bacquéts de fibra de carbono.
Fuente: Carscoops
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