Imagínate cambiando el aceite de tu coche, y su correspondiente filtro, en 90 segundos. Sin foso, sin instrumental específico, sin mancharte las manos, sin derramar una sola gota y garantizando que el aceite residual llega íntegramente a una planta de procesamiento de residuos. ¿Qué demonios ha hecho Castrol para conseguirlo? Ahora imagina que esta tecnología pueda aplicarse en coches de muy diversa índole, de manera que esos 90 segundos sean los mismos que necesites para el cambio de aceite en un utilitario de 6.000€, o en un superdeportivo de 800 CV, 2.5 millones de euros y solo para circuito, el Aston Martin Vulcan. ¿Brujería?
Castrol ha creado un sistema compacto que integra el depósito para el aceite que lubrica el motor de nuestro coche y los filtros, de manera que la sustitución del aceite, y su filtro, no requiera más tiempo que el que necesitaremos para extraer el sistema completo – el sistema Nexcel de Castrol – y colocar otro en su lugar.
El ejemplo del Aston Martin Vulcan no es casual, puesto que será el primer vehículo que utilice esta tecnología que Castrol pretende ir incorporando a nuevos modelos más adelante. ¿Acaso existe una base más espectacular que esta, con el historial de costosos y complicados mantenimientos que exige un superdeportivo, para convencernos de que cambiar el aceite de nuestro coche en 90 segundos es posible?
Si la tecnología es funcional en un Aston Martin Vulcan, significa que potencialmente podría ser funcional en cualquier turismo de calle. Según Castrol ha demostrado funcionar a la perfección en situaciones muy complicadas, incluso cuando fue sometido a frenadas de hasta 1.8 G (como detener completamente un coche que viaja a 100 km/h en 1.6 segundos) y con un flujo de aceite de 600 litros por minuto, muy superior a los requerimientos del motor de cualquier turismo.
Pero empezamos a pensar en problemas. Si quieres cambiar el aceite de tu SEAT Ibiza TDI, basta con acudir a cualquier taller, incluso al taller de un centro comercial, para que en unos minutos completes el mantenimiento periódico de tu coche. Esta tecnología exige que el taller cuente con el repuesto, el sistema Nexcel, lo que implica que para ser práctico en turismos convencionales ha de estar presente en un volumen muy amplio de vehículos. No solo eso, las características de los filtros y el aceite empleados por cada motor no son las mismas.
También hay que considerar los costes. Imaginamos que esta tecnología funcionaría mediante un sistema de intercambio, similar a los cascos retornables de cervezas y refrescos, o las bombonas de butano. El cliente deja su Nexcel en el taller, y Castrol se encarga de reciclar el aceite, sustituir el filtro, y dejar el aparato como nuevo para el próximo cliente. Evidentemente, el coste de un cambio de aceite se disparará necesariamente y siempre seremos dependientes de los lubricantes de Castrol.
También hay que tener en cuenta que el coche en cuestión ha de ser diseñado para que el sistema de Castrol se adapte a su motor, tenga un hueco específico en el que alojarse, etcétera, etcétera. En las fotografías que nos proporciona Castrol, no solo se ve el sistema Nexcel instalado en un Aston Martin Vulcan, sino también en un Ford con motor Ecoboost.
Todo esto hace que, en definitiva, sea una dependencia muy alta para un producto de volumen, más allá de lo interesante que pueda resultar su utilización en deportivos de bajo volumen como el Vulcan. Aún así, no deja de ser una tecnología interesante, ¿no crees?
Fuente: Castrol
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