No vivimos en el mundo ideado George Orwell en «1984», pero a veces se parece un poco. Refresco rápido de memoria: hace unos meses la Oficina del Copyright de los Estados Unidos fue presionada por General Motors y John Deere – entre otros – para prohibir las modificaciones de las centralitas electrónicas de los coches por terceros. Bajo el amparo de una ley que equipara a un coche con una película de Hollywood, habríamos dejado de ser propietarios de parte de nuestros coches, convirtiéndose su modificación en ilegal de cara a la ley.
GM y John Deere se amparaban en el hecho de que «trastear» en la electrónica del coche puede alterar los parámetros de seguridad y eficiencia del coche, escudándose en la protección al público. Una reprogramación electrónica para ganar potencia sería ilegal, al igual que el control parcial del coche a distancia, como unos hackers demostraron con un Jeep Cherokee hace unos meses. Sea como fuere, los que más perderían serían los usuarios de a pie, que perderían las posibilidades de diagnóstico de su coche.
¿Sabéis a donde tendríamos que acudir, verdad? Sólo un taller autorizado podría acceder a las centralitas y ejecutar el diagnóstico de lo que ocurre a nuestro coche, hoy en día un ordenador con ruedas. Habría que pasar por caja para algo tan sencillo como un diagnóstico por conexión de un ordenador a un puerto OBD. Las buenas noticias son que la Oficina del Copyright de los Estados Unidos ha declarado que seguirá siendo legal la modificación y acceso a la electrónica de nuestros coches.
Un revés para General Motors y John Deere, al menos en el caso de la primera, con un amplio historial de llamadas a revisión y defectos de seguridad. En casa del herrero, cuchillo de palo, como se suele decir. La Oficina del Copyright de los Estados Unidos ha permitido estas modificaciones en base a que «el propietario de una copia de programa informático puede realizar copias y adaptaciones para su uso propio«. Es una excepción del Digital Millennium Copyright Act, que entrará en vigor en un año.
Tras su entrada en vigor, se podrá revisar dentro de tres años. Teóricamente – y aunque esto sólo afecte a Estados Unidos – seguirá siendo legal modificar las ECU de los coches hasta bien entrado 2019, como poco. Aunque esta decisión haya sido tomada sólo en el marco jurídico estadounidense, una decisión contraria habría implicado un claro caso de «cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar». Por lo que todo el mundo puede respirar tranquilo al menos durante unos años.
Fuente: Jalopnik
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