Jueves, Madrid se levanta gris, nublado. Hace unos días Cafe Racer Dreams abría un nuevo showroom en la capital y claro, un servidor tenía una cita obligada con su gente para conocer estas nuevas instalaciones, para conocer este acogedor sitio a medio camino entre tienda, taller y capilla para los amantes de esta nueva ola de cafe racers. Cámara en mano es la hora de abrir las puertas de este showroom y descubrir que se cuece en el nuevo fortín que ha montado Cafe Racer Dreams .
La puerta del nuevo showroom me espera entreabierta. Estoy en pleno barrio de Tetúan y ya desde la entrada, debidamente decorada, se deja entrever un chasis y una moto medio «embalada». Pery, Pedro García, fundador de Cafe Racer Dreams, me recibe junto a Efra, el encargado de dar forma en el taller a cada proyecto. En unos minutos van a salir a preparar una sesión de fotos de una de las motos, una BMW que posa en primera línea de este nuevo showroom.
El proyecto de Cafe Racer Dreams lleva en activo desde 2010 por lo que han vivido de lleno el nacimiento y el auge de un movimiento que ahora cuenta con un buen número de publicaciones especializadas, preparadores, marcas de ropa y accesorios… y en el que incluso se han involucrado las propias firmas de motos, como Yamaha o BMW.
Dentro de esta corriente de preparación de motos, de personalización, Cafe Racer Dreams, CRD, goza de un buen estatus a nivel internacional, son de los preparadores más destacados dentro de nuestras fronteras y cuentan con el beneplácito habitual de las principales publicaciones del movimiento, como Pipeburn o BikeExif.
De aquellos rockers de los años 50 a un cliente que busca un producto individual, cuidado, artesanal y coquetear con la estética rebelde y la parafernalia inconformista de los «ton up boys». La búsqueda de lo «auténtico» en forma de moto.
Pero volvamos al showroom…
Este espacio nace por un lado como lugar de trabajo, como bien atestigua al fondo, separado por unos cristales, el taller o la oficina situada sobre este, en un segundo piso bien aprovechado; pero también como tienda, de ropa, de accesorios y como espacio en el que mostrar algunos de los trabajos de la marca. Además ya ha habido algún cliente afortunado al que le han entregado una de sus creaciones en este nuevo showroom.
Las paredes están flanqueadas por un par de BMWs, sobre la mesa hay una moto más, al fondo una Yamaha SR 250… Cámara en mano escudriño los stands en los que se agolpan marcas como Barbour, la propia colección de ropa de Cafe Racer Dreams o prendas de la madrileña Edmmond.
Además no faltan tampoco accesorios para las motos, manillares, puños, luces, colectores, escapes, neumáticos…
Pery arranca la BMW R100 RS, el bicilíndrico inunda el local con un genial sonido, nos despedimos, se va a la sesión de fotos, poco minutos después lo atestigua una foto en Instagram, plataforma donde son bastante activos.
Mi vista prosigue con un paso obligado por el taller. Allí permanece desnuda una deportiva sobre la que están trabajando. Rompe bastante los esquemas clásicos habituales con los que trabajan en CRD, los primeros rasgos que se atisban se sienten bastante futuristas.
Justo a este nuevo proyecto hay otra montura más, también prácticamente desnuda y más allá, en una de las paredes, una mesa de dibujo sobre la que cuelgan un montón de bocetos.
Una foto más, una última instantánea desde la parte superior, desde un altillo donde abunda la madera y donde nos encontramos una serie de escritorios, de mesas de trabajo. Los elogios al showroom son obligados.
Bajo las escaleras. Un vistazo más a una de las BMW que allí aguardan. Sencilla y clásica, dos características totalmente presentes en la mayoría de las preparaciones de CRD, cuidadas al detalle y simplemente espectaculares. Es la hora de decir adiós a Efra, que trabaja en el taller, “un placer, os ha quedado genial” me despido.
Sí, Madrid tiene un nuevo lugar de culto a las cafe racers, un nuevo sitio en el que tener acceso a toda esa cultura que envuelve a este movimiento.