Walter de Silva decía que cuantas más limitaciones encuentra un diseñador, más creatividad necesita. Y que, como en una opera, o en una sinfonía, por personal que sea la interpretación de los músicos y la coordinación del director, la obra ha de ser reconocible. Se me ocurren pocos ejemplos mejores que este para definir el trabajo de un diseñador en un fabricante alemán, siempre en consonancia con esa obsesión por el perfeccionismo – que ni mucho menos es un cliché – de la ingeniería alemana. Walter era, sin lugar a dudas, el alma italiana detrás de Volkswagen. Y no lo será nunca más. Se jubila dejando un legado que muchos quisieran para sí.
Se dice rápido. 17 años han pasado desde que Walter María de Silva aterrizó en Volkswagen. Natural de Lombardía, no es de extrañar que su carrera profesional estuviera ligada a Fiat, la marca turinesa afincada a apenas un paseo en coche de la localidad que le vio nacer. Con 21 años ya trabajaba en el Centro Stile de Fiat, para pasar un lustro más tarde al estudio I.D.E.A. Institute, del que regresaría de nuevo al Grupo Fiat convirtiéndose a mediados de los ochenta en el responsable de diseño de Alfa Romeo. Un fichaje que ni mucho menos era baladí. Pensemos que en más de una década en la marca del biscione tendría que afrontar grandes retos, como la particular revolución estética vivida por Alfa Romeo en los años noventa.
Entre las obras dirigidas por Walter (puesto que no olvidemos que el trabajo de diseño no depende tan solo de una persona, sino de un equipo), siempre se recordarán los Alfa Romeo 156, 166 y 147.
Fue precisamente en 1998 cuando Ferdinand Piëch tuvo una brillante idea, la de insuflar deportividad y emoción a SEAT convirtiendo a Walter de Silva en su particular revulsivo. En aquellos años llegarían diseños para todos los gustos. Prototipos espectaculares, como los Salsa y Tango, best-sellers como Ibiza 3 y León 2, y quizás una infausta obsesión por el concepto monovolumen que se escenificaría en Altea y la criticada tercera generación del SEAT Toledo (en 2006 una entrevista sacaría de Walter la frase «hicimos lo que pudimos«). Lo que nos lleva a recordar, una vez más, lo ya mencionado en el primer párrafo.
Y entonces llegó su primera gran promoción, la responsabilidad de liderar el devenir del antiguo Grupo Audi, de SEAT, Lamborghini y, faltaría más, Audi. Un buen momento para recordar el Audi A6 de 2004 y otras obras en las que se pudo sentir más liberado para dirigir el diseño de creaciones que partieran de cero, piensa en el primer Audi Q7, en el Audi A5 y, otro del que jamás podemos olvidarnos, el Audi R8. En aquellos años, incluso, llegaría a embarcarse en un proyecto que podía ser grandioso, o una herejía desproporcionada, la reinterpretación del Miura con un prototipo – el Lamborghini Miura Concept – que a muchos hoy en día sigue dejándonos boquiabiertos.
En 2007, con el nombramiento de Martin Winterkorn como CEO del Grupo Volkswagen, Walter asumiría la responsabilidad de dirigir el devenir estético de todo el grupo. Palabras mayores. Y hoy, en noviembre de 2015, y apenas unas semanas después de que Winterkorn abandonase su cargo por la crisis del fraude de los TDI, Walter también se marcha con él. Evidentemente por unas circunstancias bien diferentes.
Walter María de Silva también firmó otros modelos de Volkswagen. El segundo remake del Beetle, el Polo de 2009, los Volkswagen Golf VI y VII, el Passat CC, el nuevo Scirocco y el up!, también se crearon bajo su dirección. Pero sobre todo, y ante todo, Walter también tendría la responsabilidad de insuflar personalidad a cada marca, algo que no era nada sencillo cuando tienes ante ti el reto de marcar distancias entre tal variedad de emblemas, y productos, a menudo con intereses francamente solapados.
De Silva daría continuidad a una tradición, la de la «italianità» de los alemanes – así lo denomina Volkswagen – de la que en su día hizo gala Giorgetto Giugiaro. Walter seguirá unido al Grupo Volkswagen, como consejero. ¿Qué será lo próximo? No lo sabemos. El Grupo Volkswagen afronta una nueva etapa de cambios realmente importantes, que se sucederán independientemente de las consecuencias que tenga el caso de los TDI en el gigante alemán. A día de hoy se plantea, incluso, que la posición de dirección de diseño de todo el grupo desaparezca, a tenor de la relativa independencia – y a menudo sinergia – que ya han alcanzado los departamentos de diseño de cada una de las marcas con el trabajo de Walter desde 2007.
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