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1.400 caballos de locura mexicana: el Bugatti Veyron "made in México" se llama Inferno

Desde México nos llega un nuevo y salvaje deportivo de radical estampa y exagerados credenciales. Cuenta con 1.400 caballos y su porte no podría ser más demencial. Incluso su nombre, Inferno, nos embulle en una atmósfera más propia de una creación de ciencia ficción que de un deportivo apto para la calle.

¿Llegará a buen puerto este proyecto? Por ahora se señala ya al próximo año para su debut como coche de producción.

Bajo sus exagerados nervios, tras esas pronunciadas aristas, sus curvas casi extraterrestres y detalles poco o nada discretos, como sus retrovisores o esa combinación cromática más bien digna de un comic, se esconde Antonio Ferrarioli, quien ha trabajado para firmas como Lamborghini acuñando deportivos conceptuales.

Además su arquitectura estaría desarrollada en un peculiar material que, bajo la denominación de “espuma de metal”, acuñaría una aleación de zinc, aluminio y plata, resistente y con una baja densidad, contando además con una gran elasticidad que lo ayudaría frente a impactos. La empresa tras este proyecto contaría con la patente de esta metálica solución.

De desarrollo mexicano y factura italiana, este Inferno estaría aparentemente animado por 1.400 caballos extraídos de un bloque V8 de origen y configuración no detallada. Su 0 a 100 km/h estaría por debajo de los 3 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 395 km/h.

Según nos cuentan desde GT Spirit su producción estaría programada para 2016. Aún faltarían por resolver grandes dudas como su precio o si su producción estará limitada a algún número determinado de unidades, pero desde luego seguro que se convierte en objeto de deseo de unos cuantos acaudalados aficionados al motor que buscan algo aún menos discreto que alternativas como el Hennessey Venom GT.



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Mario Herraiz

Apasionado del motor, llevo sobre ruedas desde que a los 14 años me monté encima de una moto. Después llegaron los coches, la afición por la fotografía y más tarde el periodismo y con ello la posibilidad de convertir mi pasión en trabajo. Seguir leyendo...

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