Hace ya años de este incidente. Todo ocurrió en 2009: Andy House circulaba con su Bugatti Veyron recién estrenado junto a un lago, en el sur de Texas. De repente, un pelícano volando bajo se cruzó delante del coche, asustando al conductor y haciendo que se precipitase al lago con su coche. Una historia pintoresca que ha acabado derivando en juicios que se han alargado durante casi tres años y que ha terminado con el conductor del Veyron en prisión. ¡Pobre hombre, pierde su coche y acaba en la cárcel! No tan rápido, señores.
Lo que ocurre cuando pilotas un superdeportivo de 1.001 CV con un precio de venta superior al millón de dólares es que llamas mucho la atención. En una era en la que todo el mundo lleva una cámara en su bolsillo, es complicado escapar de las miradas ajenas. Y es aún más difícil escapar del ojo que todo lo ve: Internet. Un vídeo grabado desde otro coche revela como el coche se precipita al lago, sin brusquedades ni correcciones de volante… y sin atisbo de pelícanos. Las sospechas comenzaron en ese momento.
Al parecer, Andy House había comprado el Veyron por un importe de en torno a un millón de dólares, un precio muy bueno, coincidiendo con uno de los puntos álgidos de la crisis económica en EE.UU. Aseguró el coche por un valor de 2,2 millones de dólares con Philadelphia Insurance. Tras la zambullida en el lago, dejó el motor encendido, que terminó por quedar inutilizado al entrar agua en la admisión. ¿Por qué no apagó el motor en cuanto el coche se zambulló en el agua? Más preguntas, y cada vez más sospechas.
Cuando su compañía aseguradora vio el vídeo, sus dudas sobre House sólo crecieron. El conductor del Veyron reconoció entonces que estaba buscando su teléfono en el coche, se despistó y terminó con el coche metido en el lago. Con una credibilidad debilitada, Philadelphia Insurance le denunció por intento de estafa al seguro. House pretendía que la aseguradora declarase el coche siniestro total para cobrar la jugosa indemnización y de paso, ganar más de un millón de dólares. Malditos móviles con cámara, ¿verdad?
El año pasado, Andy House reconoció en un juicio su culpabilidad en el «accidente», admitiendo que su intención era defraudar a su compañía aseguradora. La acusación pedía 20 años en una prisión federal. ¿20 años? Se descubrió que Andy incluso había tratado de convencer a un conocido para que «robase» el coche y le prendiese fuego. Su conocido fue inteligente y no aceptó. La pena final ha sido conmutada a «sólo» un año en una prisión federal, por haberse declarado culpable del fraude.
Tendrá que devolver los 600.000 dólares que la aseguradora le había inicialmente adelantado y cuando salga de prisión estará tres años bajo vigilancia. El año pasado, según Jalopnik informaba, trataba de vender un Ford GT accidentado con documentación sospechosa y una pintura poco creíble.
Fuente: Jalopnik
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