En muchos coches 100.000 km en el odómetro no son una cifra preocupante. Pero os conmino a hacer una búsqueda por Internet y buscar un superdeportivo del calibre del Bugatti Veyron con un kilometraje similar. Un mantenimiento prohibitivo y un desgaste acelerado suelen ser razones por las que muy pocos supercoches tienen «kilometradas». Un concesionario especializado en superdeportivos pone a la venta un Koenigsegg One:1 con más de 100.000 km, por un precio realmente astronómico. Pero lo cierto es que este One:1 esconde muchos secretos.
Este coche ha sido la unidad de preproducción que Koenigsegg ha usado para llevar a cabo el desarrollo de todos los sistemas y capacidades de su programa One:1. El superdeportivo más radical de la marca sueca fue el primero en estrenar una enorme cantidad de tecnologías avanzadas, así como el primero en estrenar su motor, capaz de desarrollar la friolera de 1.361 CV, un MW. Sin hibridación ni moderneces: un V8 de 5,0 litros con dos gigantescos turbocompresores, para mover un peso de 1.360 kg. 1 CV/kg – One:1.
El propio Christian von Koenigsegg ha supervisado personalmente este proyecto y ha sido responsable de parte de los 100.000 km que el coche ha sufrido en todo tipo de entornos, para asegurar una fiabilidad en un uso diario. Con número de chasis P7106, este coche de desarrollo fue el encargado de batir el récord mundial de 0-300-0, en unos mareantes 17,95 segundos. Ningún otro superdeportivo en existencia se acerca a dicha cifra, aún más meritoria si tenemos en cuenta que el One:1 no tiene siquiera tracción integral.
También fue la unidad que batió el récord de vuelta para vehículos de producción en Suzuka y en Spa. En este último circuito, el coche no pudo exprimir su potencia al máximo por las estrictas normas de contaminación acústica. Otras de las innovaciones introducidas por Koenigsegg en el One:1 fueron turbocompresores de geometría variable, tanto aerodinámica como suspensiones activas, partes de titanio creadas con una impresora 3D o llantas construidas íntegramente en fibra de carbono.
Un sistema de suspensión llamado Triplex – en homenaje al bestial White Triplex de finales de los años 20 – fue otra innovación clave para mantener a raya la potencia del coche. La estructura de fibra de carbono del coche también fue desarrollada ad hoc, especialmente para el One:1, notablemente más potente que la de otros Koenigsegg. Su precio de 5,5 millones de euros es excesivo, pero está justificado en el bagaje histórico y sentimental de esta unidad. O podrías comprarte dos Bugatti Veyron.
Fuente: Jalopnik
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