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60 años del Silver Cloud, el Rolls-Royce "pret - a - porter"

El 19 de abril de 1956, nada más terminar la ceremonia de su boda, Grace Kelly y Rainiero de Mónaco salieron de la catedral de San Nicolás para celebrar la unión recorriendo las calles de Montecarlo. El coche, un regalo de los habitantes del principado, era un Rolls – Royce Silver Cloud descapotable bicolor. Ante los 3000 habitantes de la ciudad y los 30 millones de espectadores por televisión el coche del cuento de hadas se convirtió para toda una generación en la imagen por excelencia de lo que debía ser “Un Rolls”. En 2015 se han cumplido 60 años del lanzamiento del Silver Cloud, un modelo de aspecto antiguo pero con el que la tradición de la marca comenzó a reinventarse. Y el último de los coches de serie de la “doble R” en montar el famoso radiador con proporciones verticales.

El último radiador vertical

Al igual que sucedía en el resto de marcas europeas, al inicio de la década de 1950 los modelos de la gama de Rolls – Royce estaban basados en los vehículos de preguerra, así que los Silver Wraith y Silver Dawn no eran otra cosa que actualizaciónes del Wraith de 1938.

Sin embargo pasados unos años las reglas comenzaron a cambiar en el diseño de las grandes berlinas con coches como el nuevo Mercedes 300 “Adenauer” y el Jaguar Mark VII de 1951 que se

«El radiador del Rolls – Royce oculta una admirable obra detrás de un templo frontal palladiano» (Erwin Panofsky, Los antecedentes ideológicos del radiador del Rolls – Royce, 1962)

presentaban como un conjunto integrado dejando atrás la clásica estructura de chasis y carrocería separados. Sus proporciones eran distintas, con el morro más bajo y un habitáculo más ancho, aunque en el exterior aún guardaban recuerdo con los coches de preguerra en forma de prominentes aletas curvadas y amplias parrillas del radiador.

En 1955 John Polwhele Blatchley, un dibujante que llevaba desde 1940 en la empresa, fue nombrado diseñador jefe de Rolls – Royce. Su primer gran proyecto sería el sustituto del Silver Wraith, el primer modelo nuevo de la marca en casi dos décadas, y debía cumplir la difícil tarea de recordar a los grandes iconos de la marca pero sin dejar de lado la innovación técnica de la que, desde el Silver Ghost, hacía gala la firma de Crewe.

Diseño de la nube

En 1955 al Porsche 911 le faltaban aún 8 años para ver la luz, el Land Rover llevaba sólo 7 años en el mercado y el VW Beetle se producía desde hacía sólo 9.

A pesar de que hoy nos parezca un coche con formas antiguas, el Silver Cloud fue diseñado a la moda de su tiempo

Para ese año posiblemente no había un rasgo distintivo de un coche más reconocible en el mundo que el radiador de un Rolls – Royce. Ese mismo radiador al que en 1962 Erwin Panofsky dedicó un erudito divertimento en torno a la Historia del Arte para terminar proclamando que ójala el radiador del Rolls no cambiase nunca de forma. En el frontal del Silver Cloud de 1955, esa gran fachada vertical cromada seguía presidiendo como lo había hecho en todos los Rolls desde 1906.

Pero a pesar de que hoy nos parezca un coche con formas antiguas, en realidad el Silver Cloud fue diseñado a la moda de su tiempo, marcada por coches como el Mercedes Adenauer o el BMW 501.

Partía de un chasis competamente nuevo y un diseño de la carrocería que abandonaba la clásica forma “de barco” de los modelos de preguerra (estrecho en el morro y la trasera y ancho en el centro). El diseño del morro integraba el tren delantero con sus aletas y los grupos ópticos, y el habitáculo del coche ofrecía una silueta más estilizada que en los Silver Wraith.

El Silver Cloud fue además el Rolls que pasó de la “Alta Costura” al “Pret-a-porter”, al ser el primero en ofrecer una carrocería estandar de serie, en lugar de venderse como un “chasis rodante” que los clientes carrozaban a la carta con empresas especialistas. Sin embargo a pesar de una estructura nueva, el “aire de familia” con los monumentales Rolls de preguerra todavía se manifestaba en unas aletas marcadas por unas ondulantes curvas que recorrían el lateral del coche como un rasgo de recuerdo a las carrocerías del periodo “Art Deco”.

El final de la era de las catedrales rodantes

El Silver Cloud se hizo inmensamente popular gracias a la boda de Grace Kelly y Rainiero justo al año siguiente de su lanzamiento. Al estar envuelto en una moderna versión de un cuento de hadas narrado por Hollywood, el coche quedó señalado como un icono moderno de un coche de aire antiguo, y su aparición en series como “Los vengadores” (1961 – 1969) facilitó esa fama.

El Silver Cloud fue además el Rolls que pasó de la “Alta Costura” al “Pret-a-porter”, al ser el primero en ofrecer una carrocería estandar de serie, en lugar de venderse como un “chasis rodante”

Pero hubo otro factor propio de la industria del automóvil lo que hizo al Silver Cloud parecer antiguo mucho más rápidamente: la aparición de una nueva generación de grandes berlinas con formas mucho más fluídas, ligeras y modernas inspiradas en los grandes coches estadounidenses de la época. Los Mercedes W111 y 112 de 1959 y sobre todo el Jaguar Mark X de 1960 introdujeron un nuevo cambio en las proporciones que los hacía aún más bajos y anchos mejorando su aerodinámica y su comportamiento en carretera a costa de sacrificar espacio interior yapariencia externa. Eran los años de la era espacial y los coches se volvían más afilados, para mostrar en su forma las aspiraciones de velocidad y tecnología de la sociedad de su tiempo.

El Silver Cloud permaneció en producción hasta 1966, con muy buenas cifras de ventas para los estándares de la marca. La popularidad alcanzada gracias a la “boda del siglo” acompañó al coche en sus 11 años de vida comercial, pero en su última etapa su aspecto cada vez parecía más desactualizado y acrecentaba una imagen equivocada de Rolls – Royce como marca anclada en el pasado.

En 1965 Blatchley afrontó otra vez la creación de un modelo nuevo con un diseño que, una vez más, respondía a los estándares de la moda de la época. Siguiendo unas líneas cuadradas y básicas en la línea, por ejemplo, del moderno Mercedes W108 de 1965, Rolls – Royce lanzó el Silver Shadow, un fuerte punto de inflexión en la historia de la marca. No sólo por la suspensión neumática trasera heredada del Citroën DS, o por su silueta baja y alargada: en el Silver Shadow desaparecía para siempre el radiador con proporciones verticales que desde 1906 había adornado el frontal de los coches de la marca.

El año pasado en el Salón de París Marc Mielau, Gerente de Márketing de Rolls – Royce y diseñador de formación, me decía “Los diseños de Rolls – Royce nunca han sido retro”.

El aspecto del radiador seguía recordando sus orígenes, pero era mucho más bajo y sus proporciones casi cuadradas, apenas destacando del largo y ancho morro del Shadow. Mientras que en el “two door saloon” una sutil línea ondulada recordaba en el lateral las aletas de los coches de preguerra, en el cuatro puertas el perfil plano y sin volumen servía como presentación de una marca moderna que abandonaba el recuerdo a las formas del pasado.

El año pasado en el Salón de París Marc Mielau, Gerente de Márketing de Rolls – Royce y diseñador de formación, me decía “Los diseños de Rolls – Royce nunca han sido retro”. El Silver Cloud, a pesar de su imagen en la cultura popular, fue un coche diseñado a la moda, el primero en abandonar la tradición de “carrocerías a la carta” de la marca de Crewe y, a pesar de los deseos de Panofsky, el último Rolls en montar su radiador con proporciones verticales. En 2015 se han cumplido 60 años de este coche en el que pivotan la historia antigua y moderna de una marca icónica como Rolls – Royce.

Fotos: Diariomotor – Colección Miguel de la Vía / Torre Loizaga | Daimler Press | Rolls – Royce Media
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Luis Ortego

Historiador del arte y aficionado a los coches a partes iguales. Desde 2005 trabaja en la investigación de las relaciones entre el automóvil y la cultura, abarcando arte, literatura, cine, diseño, publicidad o arquitectura. El urbanismo y la movilidad urbana son otro de sus intereses principales. Revisar, actualizar, desentrañar y si hace falta reescribir la historia del automóvil es otro. Seguir leyendo...

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