ARCA Space Corporation es una empresa aeroespacial de origen rumano, colaboradora de la ESA (European Space Agency) y productora de incluso algunos componentes para la ISS. Es una empresa que de la noche a la mañana ha anunciado la producción de un hoverboard, un monopatín flotante como el de «Regreso al Futuro». Un terrorífico y gigantesco monopatín de 272 CV de potencia llamado Arcaboard que pretenden vender por la friolera de 20.000 dólares. Aunque demuestran cómo funciona, algo huele a chamusquina en el nuevo Arcaboard.
¿Cómo funciona el Arcaboard?
La construcción del Arcaboard es muy sencilla. Se trata de un monopatín flotante cuya estructura es una tabla hueca. Una tabla en la que se han montado 36 ventiladores de alta potencia, cuyo empuje vertical total es de 195 kilos, y su potencia combinada de unos terroríficos 272 CV. Un rack de 72 baterías de litio – situadas en el compartimento central de la tabla – aportan energía a los ventiladores. El invento puede flotar a unos centímetros del suelo durante 6 minutos, después debe cargarse durante 6 horas con un enchufe convencional.
Primer fallo importante. Aunque si estás dispuesto a pagar 4.500 dólares más puedes adquirir el Arcadock, una batería portátil que recarga tu tabla sin cables en apenas 35 minutos. El fabricante dice en su web – plagada de palabrería arrogante, comparando su invento en términos de innovación a la bicicleta o al avión – que un módulo electrónico de estabilización mantiene el invento a raya en todo momento. Desde nuestro smartphone podríamos incluso pilotar el Arcaboard, cómodamente y supuestamente sin riesgos.
Espero que tenga un sensor que detecta cuando la persona se baja del monopatín, por eso de que no salga volando hasta la estratosfera. Este módulo de estabilización se puede desactivar, y podemos pilotar el invento inclinando nuestro cuerpo, sobre superficies tanto sólidas como líquidas. El Arcaboard estaría construido en torno a un esqueleto de polímeros ligeros, cubierto de un material plástico para proteger su integridad y darle un acabado personalizado. Las sospechas empiezan cuando vemos los vídeos que han publicado al respecto.
El fundador de la empresa lo pilota, con una cara de espanto acusada, y con una sensación de estabilidad nula. ¿Por qué en ningún momento se muestra su funcionamiento estabilizado? Tampoco en ningún momento se mueve a más velocidad que unos pocos kilómetros por hora, tan lento que una persona lo superaría andando a paso normal. Su punta es de 20 km/h, teóricamente. El acabado parece de lo más simple, y parece una construcción artesanal mal rematada en los planos más cercanos. Casi incluso nos hace dudar de su avanzada construcción de materiales compuestos.
Arca Space Corporation pide la friolera de 20.000 dólares – perdón, 19.990 dólares – por este invento, hasta donde se puede ver, una tabla rellena de ventiladores de funcionamiento como poco inestable. Admiten reservas y su compra a través de internet, sin demostrar adecuadamente su manejo y con un márketing muy dudoso. Quizá esperan captar la atención de algún rico al que no le importe gastar su dinero en una invención artesanal precaria. Prefiero el hoverboard de Lexus, ya me apañaré para construir una pista magnética.
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